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El Estado Digital

martes, 14 de agosto de 2018

Economía y Negocios Online


José M. Piquer Director de Tecnologías de Información y Comunicaciones Universidad de Chile

El gobierno acaba de enviar un proyecto de Ley de Transformación Digital, que busca impulsar aun más la digitalización del Estado. Es una excelente noticia que los temas digitales también existan en la agenda política, y esta es una gran iniciativa. Como siempre, eso sí, estos temas no llegan a las portadas ni a la conversación cotidiana, y es una gran lástima, por que son mucho más relevantes que los titulares usuales de la prensa.


Lo más potente de este proyecto es el definir que la versión digital es lo normal y obligatorio, y el papel debe justificarse y usarse sólo en casos de excepción. Ese cambio de enfoque ha marcado diferencias importantes en gobiernos en el mundo, promoviendo la digitalización completa de los trámites. Aunque el proyecto no habla mucho de eso, la firma electrónica masiva es lo que permite pasar a digital los originales y archivos, y nos lleva a abandonar el papel como original valioso que debemos archivar y cuidar. Ahora, cuando queremos ver un original en papel, simplemente lo imprimimos.


Lo que me faltó en este proyecto es lo que realmente llamamos Transformación Digital en la industria: es repensar los procesos y productos que entregamos, ahora que están digitalizados. A modo de ejemplo, la cédula de identidad, si la pensamos como un identificador en el mundo digital (lo que en Chile sería la Clave Única), podemos redefinir completamente su implementación. Y si la asociamos con firma electrónica, podemos firmar con nuestra identidad digital documentos que son más seguros que un documento ante notario.

Tal como se creó el puesto de un Zar en ciber-seguridad, en Chile falta un cargo de Zar de la digitalización. Un CIO de gobierno que venimos pidiendo desde el año 2000, y que nunca ha existido realmente. En las empresas y organizaciones, estamos empujando que las TI sean tema de la gerencia general, y que estén en permanente conversación con la estrategia de futuro. De la misma forma, en el gobierno se requiere de una conversación amplia de cómo el Estado se transforma con la tecnología. No es sólo digitalizar los trámites existentes. Se trata de re-pensar un Estado electrónico y su relación con los ciudadanos digitales. Las horas perdidas por los chilenos en colas infinitas para trámites inútiles son enormes. Sin considerar los malos ratos que hacemos pasar a nuestros extranjeros residentes, por servicios que no requieren para nada su presencia física.


Lo preocupante es la falta de visibilidad de estos temas. Nunca hemos tenido una marcha por la alamenda pidiendo fin a los papeles. Un Estado moderno debe ser digital. Pero la prioridad política se la llevan temas coyunturales o muy anticuados, con pancartas de los años sesenta.

Digitalizar el Estado no es sólo un tema de eficiencia. Es un tema de justicia y de igualdad de trato, así como de dejar de robarle tiempo valioso a seres humanos que no tenemos mucho tiempo en esta tierra para hacer las cosas que de verdad importan.

Ojalá que esta iniciativa de Transformación Digital sea realmente una frontera entre un antes y un después en materia de servicios digitales, y que no pierda fuerza o sentido en la discusión legistlativa. O, peor aún, caiga en el montón de papeles donde están los proyectos sin urgencia que no se han tramitado por 20 años.

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