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¿Dónde están los proyectos para impulsar el crecimiento?

martes, 14 de agosto de 2018

Jorge Marshall Economista y Ph. D. Harvard
El_Mercurio


Se ha instalado en el país un debate sobre las proyecciones futuras que tiene el reciente repunte en la actividad. Esto, porque aumenta la percepción de que el dinamismo de la economía es menor al cálculo realizado por el Gobierno y, por lo tanto, que la recuperación sería un episodio transitorio.

En este cuadro, el equipo económico está atrapado en una visión que funcionó en los 90 y en el superciclo del cobre, cuando los proyectos brotaban espontáneamente en mercados desbordados por el estímulo externo. Pero en las actuales condiciones este enfoque está profundamente equivocado y necesita ser sustituido antes de que sea demasiado tarde.

Cuando el ambiente se caracterizaba por el entusiasmo, las empresas y las personas encontraban por sí mismas las oportunidades de inversión. No obstante, tal dinamismo se detuvo a mediados de 2013. En vez de buscar las explicaciones en las tendencias más estructurales de la economía, las actuales autoridades optaron por atribuir ese hecho al deterioro de las expectativas empresariales y a las trabas burocráticas. Cautivos de este punto de vista, ahora esperan que la recuperación del crecimiento ocurra en forma automática, por las mejores expectativas que generó la nueva administración y por su resuelta disposición a "destrabar" las inversiones.

Es claro que la recuperación del crecimiento requiere de proyectos concretos de inversión, de diversificación productiva y de formación de nuevas habilidades en la fuerza de trabajo. Sin ellos es muy poco probable que cambie el actual crecimiento tendencial (inercial) en torno a un 3%. El problema es que estos proyectos no están aflorando con el ritmo esperado. La pregunta que cabe entonces es de dónde van a salir los proyectos que le den un nuevo impulso al crecimiento.

Por cierto que la solución no está en el Estado, que adolece de los conocimientos necesarios para indicar el camino que deben seguir las actividades productivas o identificar los proyectos que necesita el crecimiento. Hay abundante evidencia de que los enfoques que operan "desde arriba" tienen escasa efectividad.

El único camino disponible para reactivar un crecimiento sostenido en las actuales condiciones, que al mismo tiempo sea socialmente inclusivo y respetuoso del medio ambiente, es transformar la forma en que pensamos el crecimiento mismo.

Un germen de este nuevo modelo está en los encuentros "3xi" que Alfredo Moreno ha estado promoviendo, primero desde la CPC y ahora desde el Ministerio de Desarrollo Social. La idea central que motiva a los participantes en este tipo de eventos es que el futuro se asocia más con un proyecto colectivo que con el resultado espontáneo de proyectos individuales. Esta idea que el Gobierno está aplicando de manera focalizada en el ámbito social, también rige para el desarrollo en su conjunto.

Para que estos encuentros tengan impacto en el crecimiento, deben pasar de ser espacios de conversación y de compromisos personales -como en la actualidad-, a organizar institucionalmente a sus participantes y luego coordinar acciones público-privadas destinadas a generar nuevas actividades de desarrollo productivo. También deben replicarse en todos los territorios en que sea posible, más que reservarse a una o dos regiones que tienen mayor prioridad política.

En un escenario en que las políticas aplicadas "desde arriba" han fracasado, lo que corresponde es que el Estado trabaje codo a codo con los actores de la comunidad en el descubrimiento de las soluciones.

Eso es lo que deben aportar los encuentros "3xi" que estén enfocados en el crecimiento. Esto significa que las políticas públicas operan en una alianza público-privada que tiene la capacidad de cocrear los proyectos productivos del futuro.

La coordinación efectiva entre el sector público y el privado permite que el impacto de cada iniciativa se beneficie de la retroalimentación de múltiples proyectos desarrollados por el gobierno, las empresas y las universidades. Al mismo tiempo, estos procesos permiten el aprendizaje y la adaptación a las nuevas tendencias, lo que es fundamental para un crecimiento sostenido.

Estamos aún distantes de contar con las capacidades para convertir los encuentros "3xi" en espacios en que se forjen los nuevos proyectos que van a dinamizar el crecimiento. Sin embargo, podemos identificar las brechas que necesitamos cerrar para dar un paso que sería transcendental en el modelo de desarrollo del país.

Primero, hay que complementar la narrativa del esfuerzo individual con la del proyecto colectivo, que integra a todos sus participantes a través de un horizonte compartido. En este esfuerzo todos los actores son fundamentales, pero los diferentes niveles del gobierno, las empresas y las universidades son insustituibles. Si cualquiera de ellos esquiva el equilibrio colaborativo, se arriesgan los resultados del proceso en su conjunto.

Segundo, una fase clave del nuevo modelo es el descubrimiento colectivo de los proyectos de futuro, lo que requiere de un nuevo tipo de liderazgo, que más que indicar lo que los demás actores tienen que hacer, se disponga a descubrirlo junto con ellos. La disponibilidad de información objetiva es fundamental para la calidad de los resultados de este proceso.

Tercero, para que las acciones y los proyectos definidos tengan el impacto esperado, es necesario que los recursos de los programas públicos -como los fondos de inversión regionales, los programas que administran los ministerios sectoriales y los fondos de investigación tecnológica- se entreguen en forma condicionada a la coherencia de cada proyecto con los resultados del descubrimiento colectivo.

En síntesis, estamos a tiempo para que la actual reactivación de la actividad económica se extienda más allá del ciclo y se proyecte como un proceso sostenido. Para lograrlo, Chile debe dejar atrás tanto la ficción de que el nuevo impulso del crecimiento será espontáneo, como la ilusión de que el Estado por sí solo puede conducir este proceso.

LA RECUPERACIÓN DEL CRECIMIENTO REQUIERE DE PROYECTOS CONCRETOS DE INVERSIÓN, DE DIVERSIFICACIÓN PRODUCTIVA Y DE FORMACIÓN DE NUEVAS HABILIDADES EN LA FUERZA DE TRABAJO.

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