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Ennio Vivaldi, tras la llegada de Marcela Cubillos al Mineduc y frente a su segundo período como rector de la U. de Chile:

"Cualquier gobierno tiene todo que ganar en una buena relación con sus universidades y nada con una confrontación"

domingo, 12 de agosto de 2018

M. Soledad Vial.
Reportajes
El Mercurio

El médico aborda los estragos y lecciones que dejó la toma que enfrentó la Facultad de Derecho. También transita por la sintonía que, dice, hubo con la administración de la ex Presidenta Bachelet, su relación con el Gobierno, las críticas de Sebastián Edwards y el caso del profesor Carmona.



"¿El sueño? De repente lo pierdo". Toda una confesión viniendo de un médico famoso por sus investigaciones en trastornos, precisamente, del sueño. "Es una responsabilidad muy grande. La Universidad de Chile es demasiado importante para el país, es parte de su esencia y de su historia", agrega el rector Ennio Vivaldi, con convicción.

Siente que a eso debe "serle fiel", porque de ahí viene "la fuerza de esta universidad. Una universidad pluralista, que tiene que recoger distintos puntos de vista, respetarlos todos, no puedo echar a nadie, porque es completamente distinto el motivo por el cual uno ingresa a esta universidad y no a una privada; es un ciudadano chileno que está haciendo uso de un derecho de estudiante o académico".

-¿Y cómo lo hace con los mil desafíos, la competencia, que hoy enfrentan las universidades?

-Esto no es como ir a la feria y elegir el tomate más bonito, el prestigio es tremendamente importante. Pertenezco a esa generación que en condiciones tremendamente adversas, recibiendo una fracción del sueldo y de las comodidades, siguió en la U. de Chile por otros motivos, por convicciones ideológicas. Razonamientos propios del mercado, como la competencia, no son válidos para las universidades; honestamente, considero que el día que la U. de Chile sienta que hay universidades rivales o competidoras, habrá perdido parte fundamental de su esencia. El mayor aporte que hace esta universidad es a la cohesión nacional.

-Pero como rector, también le importan los rankings internacionales, el puntaje de corte de los alumnos...

-Claro, eso viene de suyo, surge espontáneamente por el quehacer de los académicos que tratan de hacer el mejor paper , son muy dedicados y la universidad tiene un espíritu y una aura que lo permite.

Vivaldi nunca dudó en ir a un segundo periodo como rector. "No me importaba no ganar, pero me preocupaba mucho perder" dice en su tremenda y preciosa oficina, rodeado de retratos de sus antecesores, y a un costado, por el mismo fundador Andrés Bello pintado nada menos que por Monvoisin. "Pocos empresarios tienen una oficina tan linda", dice a la pasada por la digresión, porque el corazón de su primer mandato y el test para conseguir este segundo fue "reinstalar el ideario de universidad pública".

Y no se la tomó como campaña personal, "podría construir mi mundo desde la investigación, que me gusta mucho" explica el médico; su motor son -precisamente- sueños, convicciones que abrazó de joven y que resucitaron con el movimiento estudiantil del 2011, justo antes de llegar él a la rectoría y por feliz coincidencia, su amiga Michelle Bachelet a la Presidencia de la República. "Perder significaba que mi comunidad no respaldaba todo lo que se hizo en los cuatro años por reposicionar el ideario de universidad pública en el país. Habría sido muy duro". Ahora irá por otra "gran transformación" con proyectos que fortalecerán la presencia de la Chile.

-Se tomó su rectoría como una misión emblemática en un proyecto mayor...

-Eso es cierto, pero también comprendiendo que eso era una condición de existencia para la propia U. de Chile, no nos salvaríamos si fuéramos la única universidad pública del país, necesitamos una estructura, una articulación de las universidades estatales. Lamento algunas cosas que pudieron ser mejores, como la acreditación, pero hubo grandes logros como la ley general de educación superior y la de universidades estatales. Me habría gustado hacer mucho más, pero echamos a andar proyectos importantes para la universidad.

-Fue bien clave su amiga Michelle Bachelet y el programa con que llegó al gobierno, justo cuando usted comenzaba como rector, ¿la echa de menos?

-La universidad estatal tiene que tratar de hacer siempre lo máximo por el país, debe relacionarse con el Estado y tener una relación muy intensa y fuerte con el gobierno y el Parlamento. El programa está en gran medida inspirado en el movimiento estudiantil, en 2014 estaba en el ambiente la necesidad irrenunciable de cambiar el sistema universitario.

-¿No cree que fue muy importante para el anterior gobierno que hubiera esa sintonía, que como rector se comprometiera con la gratuidad?

-Por supuesto, pero la U. de Chile es una institución que sobrepasa con creces una relación de amistad entre dos autoridades, las grandes tareas van a estar presentes independientemente de que haya más o menos amistad. Había una amistad personal entre el rector de la U. de Chile y la Presidenta de la República, una situación bastante feliz, pero no creo que pase por ahí el rol de la U. de Chile en el país. Tenemos el mayor interés de que el Presidente Piñera, como patrono de esta universidad, presida la ceremonia de investidura para mi segundo mandato el próximo 23 de agosto. Es una de las instituciones que más contribuye a la cohesión social con sus políticas de inclusión, su pluralismo y su aporte en tantas áreas. Proyectos como Carén o el gran polo cultural que estamos levantando en Plaza Italia son un regalo caído para cualquier gobierno.

-Su antecesor, Víctor Pérez, se entendió mal con el primer gobierno de Piñera, ¿a qué relación aspira usted?

-Hasta aquí, la mía ha sido excelente con todos los ministros; con Andrés Chadwick, con Alfredo Moreno en el tema mapuche, con el ministro de Justicia en un proyecto de reforma al reglamento penitenciario que le entregamos, óptima con el ministro de Salud a quien conozco de mucho tiempo.

-¿Lo sorprendió la salida del ministro Gerardo Varela de Educación?

-Las universidades estatales tuvimos una buena relación con el ex ministro Varela y esperamos tener una buena relación con la ministra Cubillos.

-En un cargo que se ha vuelto tan complejo, ¿qué consejo le daría a la nueva ministra, Marcela Cubillos?

-Que cualquier gobierno tiene todo que ganar en una buena relación con sus universidades propias y nada con una confrontación. Puede contar con las universidades estatales para sacar adelante políticas públicas, a todos nos interesa dar un gran salto adelante en estos cuatro años.

-¿No teme perder influencia como en el gobierno anterior?

-No, sería no escuchar lo que la sociedad quiere. En un análisis factual, las universidades estatales salen súper bien paradas en porcentaje de graduación y preferencias de los estudiantes.

"Nosotros no necesitábamos las tomas para luchar por esas reivindicaciones".

-¿Con qué cosas quedó contento de su primer período y en qué cree que quedó "al debe"?

-Me propuse reinstalar el ideario de universidad pública y cohesionar más la comunidad universitaria, porque vivimos un momento de mucha agresividad, de rabia en el país. Una gran tarea, no sé si un "debe", es cómo generar nuevos canales para que la comunidad sienta que puede expresarse e incidir, sin recurrir a las tomas y paros que dañan no solo la imagen, sino el quehacer de la universidad y conspiran contra la armonía interna. Se avanzó, pero ahora es una tarea absoluta. Nosotros no necesitábamos las tomas para luchar por esas reivindicaciones, concordamos cien por ciento con el proyecto feminista.

-¿Cuánto daña el prestigio e imagen de la U. de Chile tomas de más de dos meses, como la de Derecho?

-La dañan, sin duda, pero el tema es complicado. ¿Por qué ocurren? Uno tiene que poner un poquito más de inteligencia y contextualización, no basta con decir que la universidad es desordenada, claramente es llamar la atención sobre una problemática y ahí pagamos un precio; una toma en Derecho de la U. de Chile tiene impacto nacional.

Tenemos que analizar por qué se recurre a este método, teniendo esta universidad una institucionalidad ejemplar, participación estamental.

-¿Y cómo piensa enfrentarlas en el futuro?, ¿debió intervenir personalmente, como hizo el rector de la U. Católica?

-La estrategia de quienes estaban dirigiendo esto, no era obtener concesiones o resultados de la autoridad, querían un movimiento de carácter nacional y mientras sintieran que ganaban fuerza y nuevas universidades se plegaban, ellos iban a seguir adelante. En la práctica no presentaban ningún tema sobre el cual conversar o hacer concesiones.

-¿Ve, entonces, politización?

-Más que eso, el razonamiento es: "tenemos que hacer una toma que atraiga la atención pública", un hecho político que todos los medios van a correr a cubrir. El método funciona, tenemos que encontrar mecanismos alternativos que consigan que la toma no sea un instrumento válido. Queremos discutirlo al interior de la universidad, vamos a tener un canal de televisión y con espacios para que los jóvenes se expresen, también en la revista "Palabra pública" y censar la opinión de la comunidad. Le aseguro que el 98% de los académicos está de acuerdo con el pliego feminista y el 98% en desacuerdo con las tomas.

-¿Cuándo cree que las tomas son válidas, legítimas?

-¿Cuándo es legítima? En principio nunca, si uno es una comunidad universitaria que tiene mecanismos para conversar, la toma rompe la armonía. Hay circunstancias absolutamente excepcionales, como la reforma de los 60, el caso Federici, donde la universidad se conmociona, pero lo lógico es que haya mecanismos normales para que los estudiantes se expresen sin recurrir a tomas o paros.

"En la dinámica de esta toma no veo qué podríamos haber hecho distinto

-El ex decano Davor Harasic dijo que faltó ser "más proactivos", ¿cree hoy que faltó una condena explícita?

-Esa es una opinión de él, tendrá que decir por qué. En retrospectiva, en la dinámica de esta toma no veo qué podríamos hacer hecho distinto que hubiera tenido incidencia real. Donde la rectoría sí asume su responsabilidad es en cómo generamos espacios para que los jóvenes puedan expresarse y nos alegra mucho que diputados, desde la UDI al Frente Amplio, respondieran nuestra convocatoria sobre eso. También me parece una muy buena noticia que los estudiantes tengan conciencia de enfermedad, se dan cuenta de que la FECh tiene que recuperar su prestigio e incidencia, que el movimiento estudiantil tiene que hacer una reflexión profunda. Hace poco me comunicaron que van a postergar su elección y harán un congreso.

-¿Siente que se desgastó el movimiento estudiantil?

-Más que desgaste, veo que debe haber una toma de conciencia de qué están obteniendo. Lo más importante cuando uno está a cargo de una institución, y es válido para un presidente de federación, es qué propone, de qué manera incide. No es sentirse contento porque hizo un discurso o una proclama, uno quiere cambiar la sociedad, queremos que esta sea una mucho mejor universidad, que incida en el país en cosas sustantivas y es la única forma que mido mis metas y logros. Los estudiantes fueron, sin duda, el primum movens para todo el cambio en el sistema universitario y deberían ser parte de la construcción del sistema.

-Respecto de la denuncia que motivó la toma, ¿qué opinión personal se formó usted del proceso contra el profesor Carlos Carmona y las críticas de las estudiantes?

-La ley de universidades estatales ya cambió eso. La universidad trató el caso con los mecanismos que tenía y no creo que corresponda abundar.

-¿Cree que son casos puntuales o prácticas extendidas en la U. de Chile?

-Creo que son casos tremendamente graves y ameritan una política de parte de la universidad para garantizar que las víctimas van a tener todas las oportunidades de defenderse. La U. de Chile tiene el mérito de haber enfrentado este problema, de tener institucionalidad con una dirección de género y una normativa que defiende a las víctimas.

-¿Han podido cuantificar los efectos de este paro tan largo?

-Sí, hay alumnos que se retiran a causa de los paros prolongados y tenemos una tremenda preocupación por hacer un seguimiento, tomar conciencia si es un tema vocacional o son los paros. Estamos hablando de estudiantes extraordinariamente talentosos, 46% son primera generación de su familia en la universidad.

"Las universidades estatales tuvimos una buena relación con el ex ministro Varela y esperamos tener una buena relación con la ministra Cubillos".

"¿Cuándo es legítima (una toma)? En principio, nunca. Si uno es una comunidad universitaria que tiene mecanismos para conversar, la toma rompe la armonía".

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