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Valente: "La economía está yendo bien. No vaya a ser que por hablar mal de ella nos autoinflijamos una herida"

domingo, 05 de agosto de 2018

Bárbara Vial A.
El_Mercurio

José Ramón Valente, ministro de Economía. Valente dice que esta vez el gobierno del Presidente Sebastián Piñera sí tiene un relato y que la ciudadanía espera mucho de este gobierno en materia económica. "Los resultados se van a ir dando", dice. Sobre su polémica frase de hace un par de semanas respecto a invertir en el extranjero, señala que "por supuesto que me siento responsable".

Es viernes a las 7:00 de la mañana y José Ramón Valente, 54 años, padre de seis hijos, ingeniero comercial de la Chile, MBA en Chicago, ex socio de Econsult, ex comentarista radial y columnista, hoy ministro de Economía de Sebastián Piñera, está en el Cowork de Start-up Chile, un espacio luminoso con largos mesones de trabajo, tazones blancos para café y gente joven trabajando.

Hace un par de semanas estuvo en medio de la polémica por sus dichos recomendando invertir en el extranjero, controversia potenciada por las declaraciones del ministro Gerardo Varela y su alusión al "bingo". Dicen que a Valente el Presidente Sebastián Piñera le habría dicho: "No se olvide que les está hablando a todos los chilenos". Un mensaje que repite en más de una ocasión durante esta entrevista.

Este fin de semana se ve más contento. El jueves, por unanimidad, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de pago a 30 días para las pymes, que ahora debe volver a la comisión de Economía. Valente primero había insistido en el pago a 60 días, pero después de una reunión con Piñera lo bajó. "Es tanto lo que los emprendedores y las pymes han luchado por este tema de 30 días, que finalmente con el Presidente conversamos y dijimos "arriesguemos un poco más". En favor de los emprendedores, en favor de lo que quieren", señala.

En el gobierno anterior se decía que el ministro de Hacienda de Piñera era Piñera. ¿El ministro de Economía de Piñera también es Piñera al final?

-El Presidente obviamente tiene un conocimiento por la experiencia que tiene de muchos temas. Pero no tiene tiempo para ser el ministro de Economía, Hacienda o Bienes Nacionales. Y una vez que dice "échele adelante con este tema", te da plena libertad para que ejecutes. Me ha tocado con el Presidente una muy buena relación profesional. Somos generacionalmente distintos, no somos amigos de la vida, no nos conocemos, nuestra relación es mucho más profesional que de amistad, y la verdad es que nunca hemos tenido problemas, ni cuando estábamos haciendo el programa, ni ahora como ministro.

-¿Por qué cree que ya a cinco meses de gobierno algunas encuestas muestran tendencia a la baja de las expectativas de la gente sobre la situación económica? ¿Por algunos cierres de empresas, por el aumento en 0,2 puntos porcentuales en el desempleo, el precio del cobre, las amenazas de huelga?

-La economía no es un partido que se gane en dos meses. Es un partido largo, y esta es una economía que estaba medio aletargada y hubo que irla sacando de este letargo. Y en eso nos vamos a topar con eventos buenos y malos. La verdad es que las cifras que ha mostrado la economía chilena son muy buenas, de hecho mejores de lo que hubiéramos pensado. En el programa dijimos que queríamos que la economía transite hacia crecer a un 4 por ciento al final del período de gobierno, y este año estamos creciendo probablemente en esa cifra. Esa es una sorpresa positiva. La inversión cayó durante cuatro años consecutivos y este año va a crecer cerca del 5 por ciento. Y probablemente Chile crezca más que el mundo por primera vez desde 2013. Además, el empleo también está mejorando en calidad.

-O sea, ¿la gente no tiene que perder la expectativa de que este gobierno va a mejorar la economía?

-La economía está yendo bien, y no vaya a ser que por hablar mal de ella la botemos nosotros mismos y nos autoinflijamos un herida. Lo que tenemos que hacer ahora es trabajar para mantener este ritmo, para mantenernos entrenados y llegar al potencial de esta economía.

-¿Pero cómo se explica lo que algunos analistas han bautizado como el fin de la "luna de miel" del Gobierno y la caída en algunas encuestas del Presidente?

-Porque esto es un proceso. Cuando tienes una economía que está aletargada, cuando tienes un atleta, que está medio lesionado, y que decide ponerse a entrenar de nuevo, obviamente no llega a sus metas inmediatamente. La gente espera harto de este gobierno y los resultados se van a ir dando, pero la economía chilena necesita un tiempo para ir recuperando su mejor forma. Y lo planteamos así en el programa. Era tan grande el desafío que algunos no nos creen. Moody"s no nos cree. Y a Moody"s tenemos que demostrarle que vamos a ser capaces. Y en eso estamos.

"Obviamente, me siento responsable"

-¿Cree que parte de la baja en la popularidad del Presidente Piñera se explique por frases como la suya sobre la inversión en el extranjero?

-Cuando hay tan buenas noticias que dar, como el crecimiento, la inversión extranjera y que en vez de eso uno vea que la comunicación se centra en los dichos de un ministro, eso es una mala noticia para el ministro, sin duda. Definitivamente, que haya habido dos o tres días en que se hable solamente de lo que dijo el ministro, en vez de que se hable de las cosas buenas que están pasando en la economía...

-¿Se siente responsable?

-Obviamente que me siento responsable de que eso haya ocurrido.

-Usted ha sido analista, comentarista...

-Ojalá pueda seguir siéndolo.

-Haciendo su propio análisis, ¿usted cree que puede influir en la baja popularidad de Piñera una frase como esa?

-No hay ninguna fórmula matemática que te diga que una frase de un ministro influyó en la caída. Sabemos que las dos cosas ocurrieron, y ahí sabemos que a veces la gente confunde la correlación con la causalidad. Sabemos que los dos eventos están, estuvieron las frases de los ministros y estuvo la baja de la popularidad. Que una explique la otra, ya es una cosa que vamos a tener que ver en el tiempo.

-¿Fue desafortunado o siente que se exageró mucho su comentario?

-Las dos cosas. Obviamente, que si tuviese que responder de nuevo esa pregunta, no la respondería en la forma que lo hice. Pero técnicamente la respuesta está correcta, pero desde el punto de vista de la comunicación que uno tiene que hacer al país, no es la forma correcta de responderla, porque uno desvía la atención a un tema personal cuando lo que uno tiene que tener es una comunicación al país de las cosas importantes.

-¿Le ha costado ponerse el traje de ministro?

-A cualquiera le cuesta saber que tiene la responsabilidad de hablarles a todos los chilenos y no a un grupo más reducido. A todos nos cuesta. Pero uno para hacer cosas siempre corre riesgos. De hecho, esta entrevista es un riesgo. Pero uno dice "bueno, ¿qué hago? ¿Me quedo callado, no hablo, no hago nada? Y ahí siempre me acuerdo de las parábolas de los talentos. A nadie le piden ser ministro para que tú entierres tu talento y no correr riesgos.

-¿Cuáles son las críticas que más le duelen?

-La de los pares. Aquellos que te conocen, con los cuáles has estado y se encuentran contigo en la calle y te dicen que lo que hay que hacer en este país es A, B, C, desde fuera. Y uno los mira con cara de diciendo "qué estás haciendo tú para eso". Le dices que lo hagan, te responden que no, que lo haga yo u otro. Esa es la crítica que más me duele.

-¿Tiene el cuero duro?

-He evaluado varias veces el trabajo que estoy haciendo como ministro a los 55 años y me pongo en la situación de haberlo hecho a los 45. La verdad es que pienso que valió la pena esperar.

-¿Está preparado también por si lo sacan de ministro?

-Todo el día. Cuando no tienes una ambición política, que yo no la tengo -en el sentido de tener cargos superiores-, estás preparado para aportar mientras puedas aportar y cuando ya no, obviamente uno está disponible para salir.

-¿Cuánto tiene de su patrimonio en inversiones extranjeras?

-Esa es información 100% pública, está totalmente transparente. La pueden ver todos los chilenos. No vale la pena seguir sobre ese tema, porque la información es pública. No hay nada que esconder.

Sin complejos

-¿Usted se siente todavía cercano a la UDI?

-Siempre he sido independiente. Me siento cercano a ideas y no a partidos políticos. Las ideas de las cuales me siento cercano son las de una sociedad libre, la idea de que el país es para todos y no para los privilegiados. Esa idea es la que yo siento más profunda. Yo detesto los privilegios, en el sentido de que si alguien cree que puede irle mejor que otro simplemente porque se consiguió un favor, ese es el país que no queremos. Tenemos que eliminar esos privilegios y el Ministerio de Economía tiene un rol muy importante que jugar ahí: eliminar barreras de entrada, de burocracia, regulaciones que favorezcan a un sector en particular. Cómo hacer que esta economía tenga menos privilegios para algunos y sea más abierta para todos.

-Usted fue jefe de programa de Laurence Golborne cuando fue precandidato presidencial. ¿Cómo considera lo que le sucedió después?

-Fueron unos poquitos meses. Esta fue una candidatura de unos poquitos meses. Él me pidió ayuda en lo programático, y obviamente le ayudé. La política es así. Salen candidaturas, no sé, en Estados Unidos, 10, 12 candidatos, y llegan dos al final. Creo que lo que pasó con Laurence fue un poquito así. Lo vamos a ver muchas más veces. No es distinto, a lo mejor, a lo que pasó con Andrés Velasco, lo que pasó con muchos otros. Son candidatos que tienen una potencialidad y que de repente ya no fueron.

-Pero el problema de Golborne fue el tema de los paraísos fiscales...

-Pero eso fue parte de las cosas que se les sacan a los candidatos cuando son candidatos. Yo de verdad lo veo como candidato en una precampaña, que al final no juntó suficientes apoyos para seguir adelante. Pero no lo veo dramático, yo creo que esto ocurre, y muchas veces.

-¿A usted le gusta el concepto de "derecha social"?

-Son nombres. Por supuesto que me gusta el concepto de que no se vea a la derecha como solamente de los empresarios, de la élite, de los ricos. Los fundamentos de una sociedad libre, de oportunidades, de mercados abiertos, que es lo que define a la derecha, tienen que estar en todas las capas de la sociedad, o si no estas no se mantienen. Si logramos que la gente de menor nivel social en Chile abrace estas ideas, estos conceptos que definen a la derecha, si la gente lo cree, tenemos un país con un muy buen futuro. Me parece atractiva la mezcla. No quedarnos en una derecha de élite, si a eso es lo que se refiere con derecha social, la comparto 100%.

-¿Siguen existiendo complejos en la centroderecha?

Yo no tengo ninguno. Cuando has estado detrás del mostrador, cuando eres hijo de un inmigrante; no me siento miembro de una élite privilegiada que ha heredado todas las cosas. Al revés, me siento parte de los que han sido beneficiados con la idea de un país que progresa, y que ha habido gente como yo que ha podido aprovechar esas oportunidades.

-¿La derecha le ha quitado banderas a la centroizquierda?

-De las banderas tradicionales, sí. Las banderas ochenteras o del siglo XX definitivamente. El estereotipo era que la derecha son los ricos, la izquierda son los pobres. Está el proletariado y están los empresarios. Esa bandera está totalmente destruida. Las banderas de la derecha hoy son el que las sociedades sean inclusivas y les den oportunidades a todos, y que haya mucha movilidad social. Cuando habla de un país inclusivo, está diciendo que es un país que no es para los privilegiados.

-¿Cómo es buscar acuerdos desde el Gobierno con una centroizquierda más atomizada y dividida?

-El Congreso es un terreno nuevo para mí. Pero en estos 5 meses puedo decir que ha sido muy interesante. Hay mucha más gente dispuesta a hacer cosas que están en favor de Chile que lo que uno habría pensado. Uno desde afuera ve el Congreso como hiperpartidista, hiperideológico, y obviamente hay de eso, pero también hay muchos parlamentarios muy bien intencionados.

-¿Y qué sorpresas se ha llevado?

-Es muy odioso que dé nombres. Le puedo decir que me llama la atención eso. Que hay mucha gente dispuesta a sentarse y que te diga "ya, ¿y por qué quiere hacer esto?", o "yo también quiero ayudar a las pymes". Ahí hay algo, creo que una cosa muy potente que podría surgir. Es muy de uno a uno. La gente piensa por sí misma, es capaz de tener su propio razonamiento, y en la comisión de Economía tengo al diputado (Renato) Garín del Frente Amplio, quien sabe de economía y entiende los temas. Tengo al presidente de la comisión, Alexis Sepúlveda, que es del PR, con el cual también nos podemos entender muy bien, porque tiene mucha experiencia y sintonía con los temas de inversión.

-Pero algunos de sus críticos lo califican a usted de tozudo.

-El Parlamento tiene mucha gente, y gente que también en algunos minutos habla para la galería. Entonces calificar de tozudo al ministro cuando te están filmando es, digamos, hablar para la galería. Pero en vez de quedarme con eso, yo me quedo con que ganamos 132-0. O sea, no ganamos, logramos pasar este trámite 132-0. 132 aprobaron la idea de hacer un proyecto que va en beneficio de las pymes.

"El estereotipo era que la derecha son los ricos, la izquierda son los pobres. Está el proletariado y están los empresarios. Esa bandera está totalmente destruida".

"La economía no es un partido que se gane en dos meses. Es un partido largo. Esta es una economía que estaba medio aletargada y hubo que irla sacando de este letargo. En eso nos vamos a topar con eventos buenos y malos".

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