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Informe de comisión de más de 40 expertos mundiales:

Se necesitan cambios urgentes para frenar la epidemia de VIH en el planeta

viernes, 20 de julio de 2018

C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

A 35 años de identificar el virus causante del sida, pese a que el número de nuevos casos ha disminuido, los especialistas temen un resurgimiento del problema.



Con casi 40 millones de personas infectadas en el mundo y alrededor de dos millones de nuevos casos cada año, el VIH es la epidemia de nuestro tiempo. Un problema al que se le viene haciendo frente hace tres décadas y en el cual se han conseguido importantes avances en los últimos años: desde 2010, la cifra de nuevas infecciones cayó en 18%.

Sin embargo, este descenso no ha sido lo suficientemente rápido para conseguir los objetivos que el planeta se fijó para detener esta epidemia. Y el riesgo de caer en una "autocomplacencia peligrosa" amenaza todos los esfuerzos realizados hasta ahora, advierte una comisión de más de 40 expertos internacionales, organizada por la revista The Lancet y dirigida por la Sociedad Internacional del Sida (IAS, por su sigla en inglés).

En un informe que será presentado oficialmente en la Conferencia Internacional del Sida 2018 -que comienza el lunes en Holanda-, los autores precisan que se necesita con urgencia hacer cambios en la forma de abordar el problema.

"A pesar del notable progreso de la respuesta al VIH, la situación se ha estancado en la última década. Revitalizar este trabajo será exigente, pero la salud y el bienestar futuros de millones de personas requieren que nos enfrentemos a este desafío", dice la doctora Linda-Gail Bekker, presidenta de la IAS.

La posibilidad de lograr el objetivo 90-90-90 propuesto por Onusida para 2030 se ve remoto. Esto es, que 90% de las personas infectadas con VIH conozcan su estado, que 90% de ellas reciba tratamiento antirretroviral, y que 90% de quienes estén en tratamiento tengan niveles indetectables del virus.

"Es una meta tremendamente compleja porque requiere una gran inversión de recursos, disponibilidad de acceso a diagnóstico y tratamiento, un sistema de educación y prevención permanente que no todos los países pueden costear", dice el doctor Luis Miguel Noriega, jefe del programa de Especialización en Infectología de la Fac. de Medicina Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo.

"Cuando uno mira la distribución del problema se ve una inequidad enorme, que afecta a países de menores recursos y en donde también hay que vencer barreras culturales, estigmas y discriminación de grupos más vulnerables", agrega el doctor Carlos Pérez, infectólogo de la Facultad de Medicina UC.

A nivel global, el 44% de las nuevas infecciones por VIH ocurrieron en personas de grupos marginados (como hombres homosexuales y bisexuales, personas que se inyectan drogas, trabajadoras sexuales y personas transgénero).

Alerta en el país

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que los objetivos en la lucha contra el sida están amenazados debido al aumento del número de nuevas infecciones de VIH en 50 países del mundo, entre ellos Chile, que posee el mayor porcentaje de nuevos casos en América Latina en el último año.

"Damos la luz de alarma", dijo esta semana Michel Sidibé, director de Onusida, quien aseguró que regiones enteras experimentaron retrocesos. "Los logros alcanzados en las nuevas infecciones no son duraderos; los medios son más limitados en comparación con lo prometido por muchos políticos e importantes grupos de población fueron ignorados".

Los US$ 21.000 millones disponibles en 2017 para medidas contra el VIH/sida no serán suficientes según Sidibé, que insiste en que para lograr los objetivos de 2030 serán necesarios más recursos. Hoy solo tres de cada cinco portadores del virus tienen acceso a tratamientos antirretrovirales.

Todos estos factores hacen temer a los expertos un resurgimiento de la epidemia. "Esta pérdida de impulso se produce cuando los sistemas de salud necesitan fortalecerse para lidiar con el creciente número de 'enfermedades transmisibles'", dice Bekker, en relación a la necesidad, además, de enfocar la atención en las comorbilidades que afectan a los pacientes, aun cuando están bajo tratamiento.

"A medida que la población de personas con VIH envejece debido a la efectividad de la terapia antirretroviral, estamos frente a un grupo que tiene un mayor riesgo de otras enfermedades no transmisibles (como obesidad, hipertensión y males cardiovasculares, ya que el VIH produce un estado inflamatorio crónico) que necesitan atención".

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