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Las claves tácticas que inclinaron la final para el elenco galo

lunes, 16 de julio de 2018


Deportes
El Mercurio




Las pelotas detenidas fueron un gran aliado de Francia durante el desarrollo de la Copa del Mundo, y ayer en Moscú no fue diferente: abrió la cuenta a través de un tiro libre de Antoine Griezmann (falta de Brozovic sobre el propio zurdo del Atlético), que Mario Mandzukic, brincando ante el acecho de Raphael Varane y Paul Pogba, envió contra su propio arco. Después, el penal que cometió Iván Perisic, también se generó en un lanzamiento de esquina de Griezmann, que buscó en el primer poste la arremetida de Blaise Matuidi.

A Didier Deschamps le convenía un trámite con su escuadra replegada, con Croacia bien adelantada y mucho terreno por delante para que corriera Kylian Mbappé. La pelota fue en su mayoría para el rival (61% de posesión y 456 pases buenos, contra un 39% de los galos y apenas 198 combinaciones). La estadística del monarca es decidora en relación con su juego directo: el pase más repetido fue del meta Hugo Lloris al ariete Olivier Giroud (10 envíos). A partir de su ventaja en el marcador, el escenario fue el ideal, sobre todo en el complemento, donde el extremo del PSG se llevó por lo menos tres veces al fondo balcánico en velocidad. Además, la lucidez de Griezmann para apurar o frenar los avances, según lo pedía cada jugada, fue vital. En definitiva, los momentos del partido potenciaron siempre la estrategia de los "Bleus".

Cortar el circuito de Modric y Rakitic en el medio rozaba lo imposible. Francia no lo hizo, pero sí les restó incidencia a los cerebros croatas, con un retroceso masivo, encimando a los posibles receptores y también con pequeñas faltas (Modric sufrió tres infracciones y dos Rakitic). El ingreso fresco de Steven Nzonzi, por el amonestado Kanté, sirvió mucho para reforzar el muro galo. Deschamps quiso alejar cualquier susto y los otros dos cambios (Tolisso en la izquierda y Fekir en la derecha) sirvieron para bloquear la subida de los laterales croatas.

Con Francia 3-1 arriba, Croacia se enfocó en reforzar su volumen ofensivo, quemando todas sus naves y desprotegiéndose atrás. Zlakto Dalic terminó con dos centroatacantes (Mandzukic y Andrej Kramaric), Perisic como extremo izquierdo y Marko Pjaca en la banda derecha. No hubo caso, porque el campeón ya tenía la cortina abajo.

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