Didier Deschamps sabe escribir su nombre con letras doradas. El francés -quien tiene una relación de ensueño con la Copa del Mundo- imprimió su sello en el éxito de "Le Bleus" en tierras rusas. "Deschamps priorizó el bienestar colectivo por sobre las figuras, dejando fuera a Benzema y Ribéry. Mantuvo siempre a Giroud, que no hizo goles en todo el Mundial. Eso no es común en los técnicos, por eso siento que fue muy inteligente en su manejo", valora Julio Olarticoechea, campeón del mundo en 1986 y ex compañero del francés en el Nantes. En Rusia, "Didí" se inscribió como el entrenador con más partidos dirigidos en la selección francesa (con la final llegó a 83) y registra un 69,4% de rendimiento. Pero más allá de los números, el planteamiento del ex mediocampista de la Juventus no llenó el paladar de todo el mundo futbolístico. "Francia fue un equipo pobre en la propuesta y en las intenciones... Pero con buenos jugadores. Hay una desproporción enorme entre los futbolistas y la propuesta de su entrenador. Es un equipo bastante rácano, que esperaba un contragolpe, alguna cosa de Griezmann, de Mbappé. De Giroud no, porque prácticamente no existe", dice Ángel Cappa, ex ayudante de César Luis Menotti en el Barcelona. Similar opinión tiene Claudio Borghi, campeón del mundo en México 1986. "Creo que pudo jugar mucho mejor de lo que lo hizo, pero fue eficaz y sacó provecho de buenos momentos individuales. Después, supo trabajar como equipo", puntualizó. Con shorts y traje La historia de los mundiales tendrá a Deschamps en la selecta lista de futbolistas que ganaron el torneo como jugadores y como técnicos. Hasta antes de la final de ayer, aquella élite la componían Mario "Lobo" Zagallo y Franz Beckenbauer. El brasileño fue campeón en Suecia 1958 y Chile 1962, y comandó como DT al deslumbrante Brasil en México 1970. Beckenbauer, en tanto, protagonizó el título de Alemania 1974 y estuvo al borde del campo para el tricampeonato teutón en 1990. "La verdad es que 'cartón lleno' como se dice. No le puede pedir más al fútbol", valora Olarticoechea. La siguiente misión de Deschamps será ruda: ratificar la supremacía mostrada en Rusia en la Eurocopa de 2020.