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El subtipo mixto de esta enfermedad y su abordaje no están incluidos en la Guía GES:

Hasta 30% de pacientes con depresión mayor podrían estar mal medicados

lunes, 16 de julio de 2018

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Una variante poco conocida de la depresión y que tiene el mayor riesgo de suicidio en trastornos de salud mental, puede exacerbarse si se trata con antidepresivos, como suele ocurrir en Chile.



Aunque suene paradójico, un antidepresivo no siempre es recomendable para tratar una depresión.

Ese es el caso de la depresión mixta, un subtipo que, pese a afectar a entre 15 y 30% de los pacientes con depresión mayor, pocas veces es detectado por los psiquiatras y menos aún por médicos de atención primaria.

Como comparte síntomas con otros tipos de depresión (ver recuadro), quienes la presentan reciben el mismo tratamiento. "El problema es que en la depresión mixta -que es el cuadro que presenta la más alta suicidalidad en salud mental- los antidepresivos empeoran sus manifestaciones clínicas y es posible que incluso gatillen el acto suicida", advierte el doctor Paul Vöhringer, profesor asociado de Psiquiatría de la U. de Chile e investigador adjunto del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad.

El también profesor de la U. de Tufts (EE.UU.) integra un consorcio internacional de investigadores, junto con los cuales es coautor de un estudio recientemente publicado en el Journal of Affective Disorders, que validó con 350 pacientes en Italia, Estados Unidos y Chile, una escala para evaluar los síntomas de depresión mixta (ver recuadro).

Difícil detección

Aunque se describió en 1906, este subtipo de depresión solo se incorporó en 2013 al manual de trastornos mentales DSM-5, lo que explicaría lo poco difundido que está entre el cuerpo médico.

"Incluso entre los psiquiatras es un cuadro poco conocido, lo que aumenta el riesgo de no reconocerla y tratarla en forma inadecuada", corrobora el doctor Pablo Salinas Torres, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Universidad de Chile.

Para Vöhringer, el gran problema es que la mayoría de los pacientes con depresión son diagnosticados y tratados en la atención primaria por médicos no especialistas. "Eso hace casi imposible que se detecte una depresión mixta, cuyo diagnóstico requiere más especialización y pericia clínica", señala.

De hecho, Salinas indica que muchos de estos pacientes llegan derivados a un especialista por "depresión resistente a tratamiento, porque la norma ministerial dice que con dos intentos de antidepresivo sin respuesta, hay que derivar a atención terciaria".

Por lo tanto, pueden pasar meses antes de que una persona con depresión mixta reciba el tratamiento adecuado. Y es posible que incluso el cuadro inicial haya empeorado", advierte Salinas.

Pero la detección no es el único desafío en este cuadro. El tratamiento que ha mostrado la mayor efectividad para sacar al paciente de la fase aguda se basa en antipsicóticos atípicos, fármacos cuya sola mención despierta rechazo entre muchos pacientes, que los asocian a patologías psiquiátricas severas.

"Dado el estigma que tiene el término 'antipsicótico', yo prefiero hablar de bloqueadores dopaminérgicos, que además en depresión mixta se usan en dosis más bajas que en otros trastornos psiquiátricos", dice Vöhringer.

Como una forma de mejorar la detección y tratamiento de estos pacientes, el doctor Salinas opina que la depresión mixta debería incorporarse en la Guía Clínica de Depresión en el GES, "porque en esta se basa la atención primaria para seguir un esquema de manejo".

Además, subraya la importancia de la educación médica continua para que los especialistas incorporen o actualicen conocimientos como este.

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