L a historia parte a fines de la década del 80. En medio del conflicto de los Balcanes, que marcó la desintegración de Yugoslavia, dos familias de origen kosovo-albanés, Shaqiri y Xhaka, emigran a Suiza, para huir de la guerra. Ragip Xhaka, el jefe de familia, pasó tres años en la cárcel por protestar contra el régimen serbio; mientras que los Shaqiri huyeron luego que se quemara la casa de un tío en suelo kosovar. Casi tres décadas más tarde, sus herederos, Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, le dieron el triunfo a Suiza (2-1) sobre Serbia, resultado que deja a la selección helvética muy cerca de clasificar a octavos de final, pues solo les basta un empate con Costa Rica en la fecha final. Ambos goleadores festejaron haciendo un gesto que simulaba una doble águila con sus manos, una clara referencia a la bandera albanesa, etnia mayoritaria en Kosovo, país que lleva décadas de conflicto con Serbia, que no reconoce la independencia que declararon los kosovares en 2008. "Estoy feliz por haber marcado el gol, vieron cómo lo celebré, pero no quiero hablar de eso", comentó Shaqiri. "Fue una victoria para mi familia, Suiza, Albania y Kosovo. El gesto fue para la gente que me apoyó, no estaba dirigida contra el oponente", aseguró, en tanto, Xhaka. "No se trata de política, sino que de fútbol. Lo que hice es pura emoción, no es algo de lo que quiera hablar".
XHERDAN SHAQIRI