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En la Biblioteca Nacional, al cumplirse 80 años de la promoción literaria:

Muestra de Generación del 38 recuerda a algunos de sus miembros

jueves, 21 de junio de 2018

Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio

Una original exposición aborda la producción editorial de esa época, con foco en Nicomedes Guzmán, Pepita Turina, Armando Méndez Carrasco y Héctor Barreto.



"Una gran cantidad de escritores chilenos traspasa a la Generación del 38, calculamos que hasta cien autores están vinculados con ella, porque en ese momento están justo terminando las generaciones de las vanguardias y del criollismo, y están comenzando las generaciones del realismo social", comenta Luciano Leal, director de la Fundación Nicomedes Guzmán.

Tesista del Magister en Literatura Latinoamericana y Chilena de la Universidad de Santiago, Leal lidera el equipo curatorial que, en conjunto con el Departamento de Extensión de la Biblioteca Nacional, ha organizado la exposición "Pupila, sensibilidad y repunte social. A 80 años de la Generación literaria del 38". La muestra se inaugura a las 19:00 horas de hoy y estará abierta hasta el 20 de septiembre en el Salón Bicentenario.

Pedro Pablo Zegers, director de la Biblioteca Nacional, cuenta que "hemos trabajado en conjunto con la Fundación Nicomedes Guzmán, que es el epónimo de esta gran generación, para mostrar un punto de vista nuevo sobre este grupo de escritores y trabajadores del mundo editorial que de alguna manera aportan a la toma de conciencia de una sociedad, en una época de cambios profundos, cuando se estaba dando inicio a la Guerra Civil española y a la 2 {+a} Guerra Mundial".

"Es una forma de homenaje a autores de muy distintas y variadas corrientes vanguardistas, pero que por sobre todo apuntan al tema social. En la Generación del 38 hay talentosas plumas, como Óscar Castro, Carlos Droguett, Marta Brunet y Miguel Serrano. Son personajes que tuvieron una personal visión del mundo respecto de la sociedad que les toca vivir", agrega.

La curatoría se centra en cuatro autores, en las cuatro esquinas del Salón Bicentenario, y entre ellos despliega un guion que da cuenta de la producción editorial y de los ilustradores y grabadores de la época, sus revistas e idearios políticos.

Se exhiben primeras ediciones, reproducciones gráficas, fotografías y piezas audiovisuales.

"Lo más característico de esta generación es su sentido colaborativo de trabajo, que es algo propio de esos años. El historiador Luis Vitale, por ejemplo, dice que el período más revolucionario de la historia de Chile es entre 1932 y 1938 por el nivel colaborativo de las relaciones humanas, sociales, políticas y laborales, y eso también se dio en la producción editorial. Se generó una atmósfera de trabajo editorial que permitió también una gran envergadura generacional, no es algo que solo tenga que ver con el talento de los escritores", dice Leal.

Cuatro pilares

Los cuatro autores-pilares son Nicomedes Guzmán, Pepita Turina, Héctor Barreto y Armando Méndez Carrasco.

El primero, aclara Leal, "fue quien trajo a la literatura los problemas proletarios y visibilizó a un sector de la sociedad que no estaba muy presente en las letras chilenas. Pero además tiene otra faceta relevante: se dedicó a promover a otros escritores, como director editorial".

Y mientras Pepita Turina fue elegida para reflexionar en torno a la invisibilización femenina en la Generación del 38, año en que ella fue la primera mujer en ser aceptada en la Sociedad de Escritores de Chile, Héctor Barreto representa un emblema simbólico del grupo de escritores que Miguel Serrano incluyó en su "Antología del Verdadero Cuento en Chile", que publicó en 1938, a pesar de que Barreto murió asesinado dos años antes. "Fue muy reconocido por Jacobo Danke y por Miguel Serrano", apunta Leal.

El cuarto pilar es Armando Méndez Carrasco. "Su literatura se posiciona en el sector más marginal de la sociedad. Mientras Nicomedes Guzmán, en su libro 'Una moneda al río y otros cuentos', describe a un hombre que lanza monedas al río de modo de ayudar a los que viven bajo el puente, Armando Méndez Carrasco habla de los personajes que reciben esa moneda", dice Leal.

Además, destaca que "los ilustradores y grabadores chilenos habían desarrollado en las revistas literarias una madurez y un estilo que quedaron plasmados en los libros de la Generación del 38. Su aporte fue fundamental, al igual que el trabajo editorial de linotipistas, tipógrafos y prensistas".

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