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Carmen Pellicer, principal expositora del seminario de la Red de Escuelas Líderes:

"Hay tentaciones que afectan a las escuelas y la primera es el personalismo"

lunes, 18 de junio de 2018

Margherita Cordano F.
Educación
El Mercurio

Delegar todos los proyectos educativos en una sola persona es una muy mala idea, opina la presidenta de la Fundación Trilema de España. La apuesta de esta profesora es al liderazgo colaborativo y en red.



En el imaginario colectivo, la figura del líder de un colegio suele ser la de una persona que resuelve los problemas desde su oficina. Lo común es que lo haga sin consultar a nadie, valiéndose de su conocimiento y amplia experiencia; esa es la típica imagen a la que recurren las películas de Hollywood, dice la educadora española Carmen Pellicer.

Como presidenta de la Fundación Trilema -organización que ofrece cursos de liderazgo para equipos directivos-, Pellicer sabe que ese rector solitario funciona para la pantalla grande, pero insiste que está lejos de ser el modelo ideal. "Hay tentaciones que históricamente han afectado a las escuelas y la primera de ellas es el personalismo: pensar que alguien es indispensable y que los proyectos dependen de personas concretas. Visto así, cuando esa persona se va o jubila, todos los proyectos se vienen abajo", explica.

Sobre educación de calidad y el rol que juega el buen liderazgo escolar hablará Carmen Pellicer la próxima semana, en el XI Seminario de la Red de Escuelas Líderes de Educación en Pobreza. Como en años anteriores, el evento, en que Pellicer será la expositora principal, es gratuito y abierto a todo público previa inscripción (ver recuadro).

La Red de Escuelas Líderes es una iniciativa que organizan Fundación Chile, Fundación Minera Escondida, Fundación Educacional Arauco y "El Mercurio". Y este año se suma al proyecto un nuevo socio: la Fundación Educacional Oportunidad, organización dedicada a la innovación y al mejoramiento continuo en áreas poco desarrolladas de la educación.

Sistemas verticales

Pellicer sabe que aprender a trabajar de manera colaborativa no es fácil, porque en "educación muchas veces existen sistemas de autoridad que son muy verticales, donde se termina siendo muy dócil a lo que manda el administrador de turno".

De hecho -continúa- la tradición individualista no solo ocurre dentro de un colegio, sino que entre establecimientos. "En un mundo tan complejo y en constante cambio como el que vivimos, es muy difícil que una escuela aislada pueda no solo lograr la excelencia, sino mantenerla en el tiempo y alimentarla", plantea. "Eso lo dicen todos los grandes expertos en gestión de cambio, quienes invitan encarecidamente a trabajar en red".

Es importante que estas redes de colegios, cuyo objetivo debe ser compartir experiencias, incluyan colegios diversos, piensa la española.

"No creo que las redes de escuelas tengan que ser homogéneas, creo que lo que sí tienen que ser es respetuosas de su idiosincrasia, de su diferencia. Y a la vez deben tener un espíritu abierto y generoso para aprender de los otros y para ofrecer la propia experiencia", indica.

"Creo que hemos llegado a un momento diferente, uno realmente excitante en el curso de la innovación educativa. Eso tiene que ver con superar esa tendencia a competir entre nosotros en vez de colaborar".

Más que buena voluntad

Establecer estas conexiones entre colegios -lo que supone reunirse de vez en cuando de manera física, pero también generar lazos a través de plataformas virtuales, por ejemplo- también pasa por un buen liderazgo educativo, plantea Pellicer.

"Otra tentación común en educación es pensar que cualquier persona puede ser director de una escuela cuando esto no es así; hace falta una capacitación profesional, constante también. Y que sea eficaz. Eso es fundamental, porque creo que la educación se ha movido mucho por la buena voluntad, siendo que la buena voluntad hoy en día no es suficiente para gestionar un proceso de cambio en las escuelas".

Carmen Pellicer plantea que quienes tienen habilidades de comunicación o de organización tienen más facilidad para trabajar como rectores, pero ante la polémica de si el líder nace o se hace, la investigadora opta por la segunda opción.

"Al final el ingrediente clave termina siendo la pasión. Trabajar pensando en los niños, que tienen derecho a una educación que les permita elegir y configurar su proyecto de vida. Los niños no eligen su infancia, ni el lugar donde nacen, viven o las condiciones socioeconómicas en las que se desenvuelven. Un buen líder sabe que la escuela, en cambio, sí puede ayudarles a elegir un futuro. Eso es lo que debe estar siempre presente en el compromiso de los docentes y directores".

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