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La escuadra dirigida por Ítalo Raggio disputó siete partidos, con un balance de cinco victorias y dos derrotas:

El Colegio Alemán se despidió con cuatro triunfos memorables

miércoles, 13 de junio de 2018

Juan Pablo Pérez G. Enviado especial a Brno
Deportes
El Mercurio

Aunque no lograron repetir el decimotercer puesto de Belgrado 2016, las germanas ganaron todos sus partidos de la ronda de consuelo y remataron en el 17º lugar del XXV Mundial Escolar de Vóleibol ISF.



"Aprendimos mucho de las derrotas con Grecia e Italia en la etapa de grupos. Mejoramos el tema de la agresividad, de luchar aunque fuéramos diez puntos abajo. Eso nos hizo ganar los partidos... nunca dejar de pelear".

La segunda fase del XXV Mundial Escolar ISF de Vóleibol, que finalizó el sábado en Brno, sacó a relucir la mejor cara del equipo femenino del Colegio Alemán de Santiago. En la ronda de consuelo -que definía entre el 17º y el 28º lugar del torneo-, las germanas ganaron sus cuatro partidos, alcanzando la máxima plaza a la que podían aspirar luego de quedar fuera de los octavos de final.

Antonia Dubost (17 años, 3º medio) ahondó en su análisis. "Este mundial lo aprovechamos un montón, lo disfrutamos mucho. Todas dimos lo mejor y creo que ninguna se arrepiente de algo. Dimos el cien por ciento siempre", dijo la central, quien ya había competido en Belgrado 2016.

En el arranque de la segunda fase, el Colegio Alemán derrotó con facilidad a Georgia (25-9 y 25-10) para continuar con un durísimo 2-1 a Dinamarca. En ese juego quedó reflejado el temple de las germanas. Luego de perder la primera manga por 25-16, las dirigidas por Ítalo Raggio remontaron en el segundo capítulo (Maike Bertens se matriculó con once saques consecutivos) para imponerse por 25-19. Y en el desempate, tuvieron sangre fría para vencer en un electrizante 26-24.

Frente a Eslovenia jugaron casi a la perfección (25-7 y 25-16), para cerrar el Mundial con otra victoria notable: 25-17 y 25-14 a Austria. En el balance, el Alemán disputó siete partidos, triunfando en cinco.

En la parte final del campeonato no solo destacaron las jugadoras más experimentadas como María de los Ángeles Quintana, Dubost, Maike Bertens y la líbero Andrea Redel, sino que también mostraron sus armas aquellas llamadas a continuar el legado: Antonia Espinoza, Elisa Sandrock y Trinidad Badilla, entre otras.

"Siento que mis compañeras son muy buenas y para mí es un honor compartir con ellas en la cancha. Con el solo hecho de estar jugando a su lado ya me sentía feliz, me sentía bacán", comentó Antonia Espinoza (15 años, 1º medio), quien quedó sorprendida en su primera experiencia internacional. "Antes de cada partido analizábamos al rival, conocíamos a todas las jugadoras y sabíamos lo que teníamos que hacer. Nunca había vivido algo así".

Elisa Sandrock (16 años, 2º medio) también valoró el camino en tierras checas, especialmente luego de un difícil 2017. "Fue una experiencia única para mí. Estuve parada mucho rato por una lesión, por una fractura en la espalda por estrés. Volví a entrenar bien recién en marzo, no pensé que iba a poder jugar así, dar tanto de mí. Me voy demasiado contenta", sentenció la central.

"A veces no jugábamos tan buen vóleibol, pero estábamos siempre peleando y sacando el partido adelante. Nunca nos bajoneamos y eso fue lo que más nos ayudó".

"A pesar del resultado, estoy muy orgullosa del vóleibol que mostramos. Tuvimos la mala suerte de que justo los partidos de la fase de grupos no nos salieron, pero después ganamos todos los demás. No me quedo con el puesto, sino con lo que entregamos".

"Me siento muy feliz, muy honrada de haber podido jugar dos mundiales. Este me causa más emoción porque es mi último año en el colegio. Obviamente, lo atesoro demasiado".
MARÍA DE LOS ÁNGELES QUINTANA,
armadora y capitana del Colegio Alemán.

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