La misión GRACE-FO de la NASA despegó ayer desde California con el objetivo de trazar las líneas maestras de una administración óptima de los recursos hídricos de la Tierra. Dos satélites idénticos, que orbitarán la Tierra a unos 220 kilómetros de distancia, medirán durante al menos cinco años los cambios mensuales de la masa acuática de los océanos y las capas de hielo para determinar de qué manera está afectando el cambio climático a la Tierra.