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Ayer, en Nueva York, a los 88 años:

Muere Tom Wolfe, el dandy que supo retratar a la sociedad neoyorquina con agudeza e ironía

miércoles, 16 de mayo de 2018

Vanessa Leal Soto
Cultura
El Mercurio

El fundador del Nuevo Periodismo , que revolucionó la escritura periodística, también fue un notable novelista, donde destacó con la exitosa "La hoguera de las vanidades", adaptada al cine en 1990.



Primero fue Truman Capote. Luego, Hunter S. Thompson y Norman Mailer. Y ayer fue Tom Wolfe: a los 88 años murió por una infección en un hospital de Nueva York quien introdujo el Nuevo Periodismo como género en su libro homónimo de 1973, cambiando para siempre la escritura periodística.

"Honestamente, no creo que el periodismo muera. A menos que por morir queramos decir que desaparezca la hoja impresa, lo cual podría ser", dijo a "El Mercurio" en 2008.

Nacido en Richmond, Virginia, en 1930, Wolfe vivía en Nueva York desde que en 1962 comenzara a trabajar en The New York Herald Tribune como reportero en la sección de ciudad. Fue allí donde encontró su voz como cronista de la sociedad neoyorquina y dio sus primeros pasos en el periodismo literario, escribiendo con una particularísima prosa que emulaba el discurso oral, se apropiaba del lenguaje popular y explotaba la puntuación.

Pero Wolfe no estaba solo. Pertenecía a una camada de escritores -entre ellos, Capote, Thompson, Mailer y Joan Didion- que defendían que la buena escritura no solo era compatible con la rigurosidad periodística, sino además imprescindible. Que recursos literarios tales como la construcción escena a escena de los hechos eran claves dentro de una crónica.

"Wolfe es fundamental para los que hacemos y leemos periodismo. Por un lado, por su obra periodística, y por otro, por su trabajo como analista, defensor y divulgador del nuevo periodismo", dice Roberto Herrscher, director del diplomado de narrativa de no ficción de la Universidad Alberto Hurtado. "Como creador, su principal impronta tiene que ver con algo que hasta entonces solo hacía conscientemente la literatura de ficción, que son los juegos con el lenguaje".

En 1970, Wolfe publicó un título cuya recepción no estuvo exenta de polémica. Se trata de "La izquierda exquisita & mau-mauando al parachoques", un texto en el que relata con ironía la fiesta que Leonard Bernstein ofreció, junto a su esposa, la actriz chilena Felicia Cohn Montealegre, a las Panteras Negras para apoyar su causa. Una en la que, por cierto, los garzones eran personas de color.

"Wolfe tenía una capacidad extraordinaria para detectar las contradicciones entre vida e ideología en la sociedad estadounidense", dice al respecto el escritor Carlos Franz.

Cuando se atrevió a escribir literatura, su éxito fue rotundo. En 1987 publicó "La hoguera de las vanidades", una novela satírica que originalmente se publicó por partes en la revista Rolling Stone, y en la que retrató brillantemente a la sociedad neoyorquina de los años 80, con todos sus vicios. Algo se vio opacado el libro cuando en 1990 Brian de Palma estrenó una adaptación al cine, que fue mal recibida tanto por la crítica como por la taquilla.

"Fue un libro esencial, que tuvo influencia incluso en Chile. No soy el primero en decir que es el caso de la novela de Arturo Fontaine, 'Oír su voz'. Es un gran cuadro social en donde se entrecruzan muchas fuerzas en tensión y en donde las clases van subiendo y bajando", agrega Franz.

Figura y genio

Wolfe estudió en una escuela privada en Richmond y en 1951 salió de la Universidad de Washington and Lee con un título en Inglés. En 1957 obtuvo su doctorado en Estudios americanos en la Universidad de Yale. Fue este el que, eventualmente, le permitió observar con agudeza la actualidad.

Caracterizado como un dandy , siempre iba de punta en blanco con un uniforme que iba más o menos así: chaqueta de seda, chaleco blanco cruzado, camisa, corbata, pantalones plisados, calcetines rojos y blancos, y zapatos blancos.

Quien solía escribir a máquina al menos diez páginas con triple espaciado al día también tuvo una pequeña carrera como ilustrador en la revista Harper's.

Y no se salvó de ser duramente criticado por autores como Norman Mailer, John Updike y John Irving. "Él vive en el reino de King Kong de los mega-best sellers", escribió Mailer en The New York Review Of Books. Wolfe le contestó en un ensayo, diciéndole: "Debe mortificarles un poco que todos, incluso yo, están hablando de mí, y nadie está hablando de ellos".

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