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Análisis se realizó en Chile, desde Putre hasta la Antártica:

La nieve en la cordillera de los Andes es tan limpia como en el Ártico canadiense

viernes, 27 de abril de 2018

AMALIA TORRES
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Cerca de Santiago, así como en sectores donde hay observatorios y minas, la nieve alcanza una de las mayores concentraciones de hollín. Pero incluso en los sectores aledaños a la capital es diez veces más limpia que en los Himalayas.



Investigadores cargando palas, espátulas y llenando bolsas con dos litros de nieve a lo largo del territorio chileno de la cordillera de los Andes se volvieron una imagen frecuente durante los últimos inviernos.

Desde 2015, las cientos de muestras de nieve obtenidas, transformadas en agua, fueron analizadas en el laboratorio de radiometría de la Universidad de Santiago.

Todo era parte del proyecto anillo "Carbono negro en la criósfera andina", financiado por Conicyt y en el que participaron seis universidades del país. El estudio fue encabezado por el doctor Raúl Cordero, académico del Departamento de Física de la Usach, quien este mes presentó los resultados en la Asamblea General de la Unión Europea de Geofísica en Viena.

Agua almacenada

Sus conclusiones fueron alentadoras. Las muestras obtenidas desde Putre hasta Campos de Hielo Sur -en Chile continental-, además de zonas en la Antártica, incluido el campamento Glaciar Unión, mostraron que pese a las sospechas de los científicos, las concentraciones de carbono negro, u hollín, eran bajas.

"Es similar a las mediciones que se han hecho en el Ártico canadiense y en Alaska. La media de las concentraciones de carbono en la cordillera de los Andes es de cerca de 10 nanogramos de carbono negro por gramo de nieve. En el Himalaya, que está entre China e India, con grandes ciudades ineficientes en el control de la contaminación, la concentración de carbono negro en la nieve es hasta 10 veces mayor que lo que tenemos en los alrededores de Santiago", dice Cordero.

A pesar de la cercanía entre las grandes industrias y la cordillera nevada en la zona central del país, hay un motivo, dice Cordero, por el que la nieve logra mantenerse a salvo de una contaminación mayor. "Las zonas nevadas están en altura y la suerte es que la nube de contaminación no es capaz de moverse lo suficientemente arriba, hasta las zonas nevadas. Esa es una excelente noticia".

"La contaminación puede acelerar el derretimiento de la nieve, y eso podría contribuir al estrés hídrico de la población, es decir, a la escasez de agua", agrega Cordero.

Esto, debido a que el hollín, al ser negro, absorbe la radiación solar, "y por lo tanto, al estar sobre la nieve, se calienta y contribuye a derretirla. Si tienes mucho carbono negro sobre la nieve, esta empieza a desaparecer".

Hasta ahora había estimaciones sobre la contaminación en la cordillera chilena, pero no mediciones concretas. "La buena noticia es que las cantidades de carbono negro no son tan altas como se sospechaba y, por lo menos en este momento, no están poniendo en peligro el recurso hídrico nieve del país".

Sus análisis demostraron que a pesar del buen nivel general, la zona con más superficie contaminada es la cercana a Santiago. "También hay puntos en el norte que tienen problemas, por ejemplo, cerca de plantas eléctricas a diésel que utilizan varios proyectos astronómicos. La nieve cerca de esos puntos está tan afectada o más que la cercana a Santiago".

Cordero se refiere en específico al cerro Toco, cerca de San Pedro de Atacama. Las minas, recuerda, también son fuentes puntuales de contaminación.

"Aunque la concentración de carbono negro puede ocasionalmente ser mayor a los 100 nanogramos de hollín por gramo de nieve en las cercanías de Santiago, aun en esta zona los valores promedio distan de aquellos medidos en los Himalayas", agrega.

La Antártica, por su parte, es la zona más limpia, con menos de un nanogramo de carbono negro por gramo de nieve.

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