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Carla Guelfenbein vuela hacia la literatura juvenil en nuevo libro

martes, 24 de abril de 2018

Carlos Carrasco Peguero
Cultura
El Mercurio

En "Llévame al cielo", la escritora nacional les da forma a algunas obsesiones de antaño: el cielo, los aviones, las tierras utópicas y la diversidad.



Supuestamente, Lemuria fue un continente que, según los científicos franceses que lo bautizaron en el siglo XIX, se ubicó entre África y Asia. Amelia Earhart, piloto estadounidense y primera mujer en sobrevolar el Atlántico e intentar recorrer el mundo con su avión, se perdió --poco antes de terminar su misión, en 1937-- en el mismo eje en donde se ubicaría dicha tierra.

Estas son algunas de las historias que llevaban años rondando a Guelfenbein y que finalmente cristalizó en "Llévame al cielo" ($12.000 pesos), una obra que, apenas publicada, ya está en conversaciones para convertirse en una serie de televisión.

Pese a que sus personajes son adolescentes y la narración aborde sus conflictos, la autora la ha definido como de crossover , es decir, para todo grupo etario porque "está dirigida a un público de entre 17 y 100 años. De jóvenes nos hacemos preguntas existenciales que nos acompañan durante el resto de la vida", afirma.

Emilia Agostini es la hija de un piloto nacional, de quien hereda la pasión por la aviación. Luego de una mala maniobra en una presentación de vuelo acrobático, su padre fallece y ella es internada en Las Flores, un centro de salud mental para jóvenes. Allí conoce a cuatro amigos con los que comparte inseguridades y que se ayudan mutuamente a reencontrarse a sí mismos, mientras aúnan fuerzas para descubrir la tierra perdida de Lemuria y terminar el viaje de Earhart, una promesa que "el gran Agostini" le dejó inconclusa.

Una historia que Guelfenbein comenzó a formular con la lectura de "Historias de las tierras y lugares legendarios", de Umberto Eco. "Cuando me di cuenta de la posibilidad de conexión entre Earhart y Lemuria, llamé al físico chileno Andrés Gomberoff, quien me confirmó que pueden existir tierras indetectables por ser pequeñas o tener la mayor parte de superficie dentro del océano", dice la ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2015.

-¿Cómo se relacionan estas historias con los personajes de la obra?

"Lemuria y Amelia Earhart abren la posibilidad de que estos personajes, genios matemáticos o literatos, desarrollen sus capacidades al máximo. Sus mentes no son tradicionales y eso los hace muy creativos. Allí recae la importancia de reconocer el valor de la diferencia en un país como Chile, que tiene uno de los índices más altos de enfermedades mentales en la población juvenil".

-¿Qué conflictos piensa que afectan psicológicamente a los jóvenes chilenos?

"Yo no busco hacer un retrato de la 'juventud chilena' porque es muy diversa. Sin embargo, la idea de este libro me llevó a conversar con varios chicos internados en centros mentales o que ya habían pasado por allí. Me comentaron, por ejemplo, que sus posibilidades de surgir dependían de cómo los veía el resto. La discriminación sobre lo 'normal' es un tema".

-¿Se siente identificada con los tránsitos y trastornos que viven dentro del libro?

"La adolescencia es una etapa de alta consciencia de la existencia. Hay preguntas o incertidumbres que te marcan. De hecho, yo he cambiado de rumbo varias veces en mi vida: partí como bióloga, me cambié al diseño y terminé escribiendo a tiempo completo".

-¿De dónde provienen las imágenes de collages dentro de la novela?

"Es un lenguaje con el que yo trabajé muchísimo en mi carrera como diseñadora. Esta es la primera vez que lo utilizo dentro de un libro. Tomé muchas fotos que iban a ser incluidas como archivo de Emilia Agostini, pero que finalmente terminé adaptándolas de esta forma. Fue un proceso muy natural que terminó por enriquecer la narración y que voy a repetir en mis futuras novelas".

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