lunes, 23 de abril de 2018
Economía y Negocios Online
Alfredo Enrione Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad ESE Business School de la Universidad de los Andes
Es innegable que las tecnologías digitales han permitido avances asombrosos. Nos han dado acceso a millones y millones de personas, conocimientos, información, productos y servicios, en cualquier momento y desde cualquier parte del mundo. Sin embargo, estos avances también plantean nuevos riesgos.
Hace una semana compré un producto por internet. A pesar de que los fondos salieron de mi cuenta, el dinero no llegó al proveedor. Ambos alegaban de buena fe que no tenían los fondos. Sólo un día después, me fue imposible acreditar la propiedad de un inmueble usando el sistema en línea del organismo responsable. Afortunadamente, tras gestiones personales, en ambos casos se descubrió un “error de sistema” y el problema se solucionó.
Debo confesar que estos episodios me dejaron con pesadillas. Al final del día, todos mis ahorros, la propiedad de mis bienes, mi título profesional, y hasta mi propia identidad, residen en medios digitales.
¿Sabía Ud., por ejemplo, que el virus WannaCry, que en mayo del año pasado “secuestró” literalmente cientos de miles de computadores a cambio de un pago, generó casi US$400 millones para sus autores y produjo daños por más de US$4.000 a las economías de 150 países? ¿Imaginaría Ud. que una de las principales industrias de exportación de Corea del Norte es el cibercrimen?
En buena parte de los últimos foros internacionales los líderes políticos y empresariales han señalado que la ciberseguridad es un tema de máxima importancia. En Chile no se aprecia el mismo nivel de conciencia ni de compromiso. Si esto no cambia, el daño potencial podría ser de magnitudes catastróficas.
