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Tras la llegada al poder de Miguel Díaz-Canel:

La sucesión de los Castro, bajo la mirada de Max Marambio

domingo, 22 de abril de 2018

Matías Bakit R.
Reportajes
El Mercurio

Quien fuera considerado el chileno más cercano a Fidel Castro analiza el discurso y la personalidad del nuevo líder de la isla, a quien conoció en los 80. Piensa que Miguel Díaz-Canel tendrá pocos espacios con Raúl Castro controlando el PC. "Hará lo que pueda sin pasarse de la raya".



"Es un tipo curioso. Yo lo conocí cuando él era secretario del partido, en Santa Clara. Era un tipo de pelo hasta los hombros, y ya era raro ver a alguien, a cualquiera, con el pelo así. Ni siquiera un artista andaba con el pelo largo, ni menos el secretario de un partido de una provincia importante".

El relato de Max Marambio, uno de los chilenos más cercanos a Fidel Castro, tiene relación con Miguel Díaz-Canel, el ingeniero que esta semana fue nominado como Presidente de Cuba -era el único candidato- por la Asamblea Nacional.

Corrían los 80 y el empresario chileno vivía en la isla. "Díaz-Canel, un hombre muy cercano a la gente. Fue uno de los primeros dirigentes cubanos que andaban en bicicleta y se movía así. Es un tipo que vivía de manera discreta y modesta, y muy dialogante con las personas. Muy escuchador, muy conectado con la gente".

Marambio recuerda otros aspectos distintivos de él, como su apertura hacia el movimiento homosexual de la isla.

"Hizo cosas absolutamente revolucionarias en la lógica de Cuba. En Santa Clara creó un espacio en una casona, para la comunidad gay y trans. Donde curiosamente se hicieron las primeras exhibiciones artísticas del movimiento drag queen . Luego, esto llegó a La Habana, donde había un jurado nacional de altísimo nivel. Funcionarios de cultura y artistas. Era un espectáculo conmovedor. Me tocó verlo y tenía una sensación de sentir de que Cuba iba para algún lado en el sentido positivo de la palabra. En esto, él fue pionero".

Es parte del sello del sucesor de Fidel y Raúl Castro, quien, a diferencia de ellos, no participó en la revolución de 1959. "Fue ungido más por Raúl que por Fidel", dice Marambio, antes de analizar el proceso en Cuba.

"Díaz-Canel llega a esto siendo un hombre que ha hecho muy buena letra. Ha hecho lo que tuvo que hacer, pues en Cuba el que se mueve no sale en la foto. Y él no se movió. Hizo lo que le dijeron que hiciera. Sabe que Raúl es el que dispone", dice.

Existe, eso sí, un punto crucial para él, que genera una diferencia: "Ya no es un Castro el que quedará en la presidencia. Eso es irreversible". "No creo que Díaz-Canel vaya a hacer un cataclismo ni mucho menos. Sabe que estando Raúl ahí, y todos los antiguos, no podrá. Ojo que Raúl seguirá siendo el más alto jefe militar. Nunca hay que dejarlo afuera. Él se va al partido, que por la Constitución, es un organismo fundamental. Y en el partido, lo más importante es el primer secretario. Y para allá va Raúl".

"Raúl Castro le va a permitir más de lo que se permitió a sí mismo"

El jueves, Marambio siguió con atención el primer discurso de Díaz-Canel.

Ex militante del MIR y del Grupo de Amigos Personales (GAP) del Presidente en la Unidad Popular, Marambio vivió por décadas en la isla. Se recibió de cientista político en la Universidad de La Habana y formó parte de las tropas especiales de ese país. Hoy mira desde lejos el proceso. En 2010, bajo la administración de Raúl Castro, las autoridades de la isla iniciaron una investigación por corrupción contra él, de la que fue declarado inocente en 2012 por la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional en París.

"El discurso de Díaz-Canel prueba que, como han dicho todos los análisis, Raúl seguirá ahí, presente. Aunque los analistas le tienen muy poca fe, yo no soy de esa idea. Yo apuesto a que hará lo que pueda sin pasarse de la raya. Con mucho cuidado, pues no habrá muchos espacios".

De su discurso, en que reivindicó con fuerza a los Castro y dio muestras de continuismo, Marambio recoge una frase. "Dijo una cosa interesante, cuando menciona que su proceso estará 'marcado por todo lo que debemos avanzar en la actualización del modelo económico'. La actualización del modelo económico es el eufemismo que ellos usan cuando quieren comenzar a cambiar los mecanismos, a construir mecanismos para lograr una vitalidad inexistente".

-¿Qué margen de acción tendrá el próximo Presidente?

-El espacio que Raúl permita. Y creo que Raúl le va a permitir más de lo que se permitió a sí mismo.

A la larga, Marambio cree que "en una década, 10 o 15 años, si de alguna manera Donald Trump se va y llega otro Presidente, Cuba será el dragón del caribe".

"Para que esto vaya en adelante en serio van a tener que desaparecer los padres fundadores. Acá hay una tutela jodida donde hay un montón de fidelidades. Por eso hablo de una década o un poco más. Pero de repente se abrirá un cauce". Mientras, explica, "no van a soltar la mano. Por ejemplo, se ve que los viejos generales quedaron todos de segundos secretarios", agrega.

La primera transición

-¿Por qué se va Raúl Castro?

-El calendario juega un papel fundamental. Al calendario ellos le llaman el almanaque. Y el almanaque nos pasa la cuenta a todos, porque nos vamos haciendo viejos, porque los dirigentes cubanos todos tienen más de 80 y algunos 90. Esa realidad inexorable les ha obligado a dejar el poder.

"Curiosamente, para administrar la situación desde el punto de vista del orden, Raúl podría haberlo hecho mejor que Fidel. No tiene ningún carisma, nunca lo tuvo, pero es un tipo muy ordenado, y tiene en su cabeza la formación de la URSS. Él admiraba mucho la forma y costumbre de los rusos, que tenían una posición dura, pero donde el país funcionaba con cierta normalidad. En que la gente trabajaba con cierta normalidad y recibía un salario. Nunca fue partidario de la heroicidad laboral", sostiene.

Fidel Castro, dice, "se quedaba dos noches sin dormir y estaba día y noche pensando en la revolución de Cuba y del mundo".

De ahí, continúa Marambio, que el menor de los Castro "entrara en un tiempo histórico que le fue suave, porque la gente estaba cansada".

"Raúl representó para esa gente una esperanza, porque en eso es más pragmático. Al principio lo era menos porque estaba vivo Fidel. Ya cuando Fidel muere, él tiene un lado abierto, pero por otro lado se le muere un eslabón fundamental del cual él podría tirar para mantener la legitimidad. De todas formas, él empieza a buscar una institucionalización distinta para poder transferirle, de a poco, la responsabilidad a otros, y no a los padres de la revolución".

La idea, dice, "era que el país funcionara más como los otros países. Más ordenado. Él tenía una idea y había hecho muchos experimentos con las fuerzas armadas".

Este proceso, para Marambio, se entrampó con la llegada de Trump a la Casa Blanca.

"Los viejos generales quedaron de segundos secretarios"

-¿Qué es el apellido Castro para los cubanos?

-El apellido Castro para los cubanos es todo. Es, por un lado, sombra tutelar, y, por otro lado, la sombra que coarta el desarrollo y la libertad de las personas. Entendida la libertad no como una cosa vaga, sino como la posibilidad de ganar dinero, emprender, tener un poco de capacidad de participación en las decisiones del país. Eso es lo que los jóvenes quieren.

"Para que esto vaya para adelante en serio van a tener que desaparecer los padres fundadores. Acá hay una tutela jodida donde hay un montón de fidelidad. Por eso hablo de una década o más. Pero de repente se abrirá un cauce", opina.

Prosigue: "Por lo pronto, no van a soltar la mano. Por ejemplo, se ve que los viejos generales quedaron todos de segundos secretarios".

El "guatón", como le decían en La Habana, piensa que los próximos líderes cubanos no formarán parte de la actual disidencia. "Probablemente, la gente que va a dirigir los destinos de Cuba no ha salido en la foto. No son gente que se conozca hoy".

"Los que se hacen oír hoy -continúa-, los disidentes como Yoani Sánchez, no saldrán en la foto. Ya no salieron porque tuvieron que transar. La omnipotencia del sistema es tal que ninguna persona puede sobrevivir si no participa en el sistema. Ella tuvo que transar cuando salió en una gira, por primera vez en el país. Yo sé cómo funcionan las cosas, y le dieron permiso para salir, pero cuidándose de lo que iba a decir".

Marambio destaca que "los cubanos tienen un gran orgullo de lo que han logrado", al referirse a beneficios en salud, educación y vivienda. Sin embargo, agrega que, a medida que fueron pasando las generaciones, los habitantes de la isla pidieron otras cosas.

"La gente empezó a querer que el correlato de su esfuerzo tuviera también una pequeña retribución económica. Los jóvenes se empezaron a decepcionar y a mirar si van a llegar a un punto en que puedan comer tranquilos al otro día".

Para él, parte del problema de Cuba, y algo que con el tiempo espera que cambie, es que "la omnipotencia del sistema es tal que ninguna persona puede sobrevivir si no participa en el sistema. Al que le va un poco bien, se acabó. 'Esto es nuestro', te dicen. Es una historia cíclica".

"Ganó el mercado"

Según lo que ha podido recabar de sus contactos con amigos en la isla, en Cuba no hay miedo ni incertidumbre por el cambio que se está llevando a cabo. "Todo lo contrario, hay una cauta esperanza de que las cosas mejoren. Pero al mismo tiempo tienen un escepticismo educado tras muchos años de frustración".

Marambio cree que al final "ganó el mercado". "Siempre volvemos al mercado. Son las cochinas lucas. Cuba se sostuvo durante muchos años con un patronazgo. Fue la URSS la que la mantuvo. Y la caída, no esperada por nadie, se produjo y tomó a Cuba totalmente de sorpresa. Y pasaron de 100 a 0 en días y se quedaron sin nada".

De esa época recuerda "en un día dramático: quedaban 400 toneladas de combustibles en las centrales de Cuba, para poder sostener la luz. Y tuvieron que salir a correr, a pedirle a su último amigo que los ayudara. Yasser Arafat fue el último que envió un par de barcos".

"La gente pasó hambre, enfermó, pasaron las cosas más tremendas y hubo un período especial intenso, duro. Se fue la URSS y Cuba tenía hipotecado su destino. Al punto que Fidel, que no era un pusilánime, dijo que 'ahora tenemos que ver si podemos salvar los muebles'. Para mí eso fue un shock . Nunca se me ocurrió que podría decir eso".

Cuba finalmente sobrevivió, dice, gracias a Venezuela, "que tomó el papel de la URSS, pero que ya no puede mantener la ayuda".

"No creo que Díaz-Canel vaya a hacer un cataclismo ni mucho menos. Sabe que estando Raúl ahí, y todos los antiguos, no podrá".

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