Dólar Obs: $ 981,71 | -0,07% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.072,05
IPC: 0,60%


El impacto de Iguazú

domingo, 22 de abril de 2018


Mi primer viaje
El Mercurio

Mahani Teave, pianista.



"Fuimos invitados como familia a las cataratas de Iguazú por un amigo de infancia: un caballero que conocimos en la isla (de Pascua) hace mucho tiempo, cuando yo era muy chica.


 Él nos tenía mucho cariño, entonces nos visitaba en Chile o en la isla, y nos invitó a algunos lugares que quería conocer y a los que quería que lo acompañáramos. De alguna manera, éramos como su familia. Nosotros no teníamos los recursos para andar haciendo esos tremendos viajes, así que fue una bendición.



"En Iguazú me asombró la tremenda fuerza de la naturaleza. Estar al lado de esas gigantescas cataratas te hace sentir insignificante y te llena de asombro, porque te das cuenta de las cosas hermosas e increíbles que tiene este planeta. Lugares tan bellos, de tanta intensidad natural.


"Realmente fue un sitio impactante para mí. Estas cataratas están rodeadas de selva, entonces hay mucha vegetación y animales, y hay hasta mariposas enormes que se ponían encima de ti. Estaban tan acostumbradas a la gente que iba a ese lugar -gente que llegaba para sorprenderse y no andaba dañando la naturaleza-, que ellas no tenían miedo de nada: llegaban, se posaban, uno las podía tomar, se ponían solas en tu mano. Muy lindo.


"Un par de días antes habíamos ido a Ciudad del Este y el calor que había... Nunca había estado en un lugar tan caluroso.

 Uno estaba igual de mojado antes y después de bañarse, y cuando te metías al agua no se pasaba el calor porque era un calor húmedo. Cosa seria. Después también fuimos a las misiones jesuitas, donde sentí toda la energía que había en el lugar, lo que significó históricamente para las personas, incluyendo lo bueno y lo malo, porque uno sabe que esas cosas tienen un impacto profundo en la sociedad de esos tiempos, en los pueblos originarios de ese lugar. De alguna manera, esas ruinas te transportan.

"Cuando viajamos, en ese tiempo no había tantos turistas. Fue hace casi 20 años. Yo tenía 16. Seguramente ahora debe ser muy distinto, imagino. Espero volver algún día, pero no sé si me desilusione siendo parte de una gran masa de visitantes. Cuando fui, había espacio, uno podía caminar, estar en lugares donde no había nadie. Era tan agradable.


"Con ese viaje me di cuenta de que el planeta es increíble, pero no es necesario ir a un lugar tan magnífico como ese para darse cuenta. Acá en la isla uno ve el atardecer todos los días y es tan magnífico como cualquier otro lugar increíble del mundo. Lo grandioso del planeta está en las cosas más pequeñas, en el mar, en la arena, en las piedras, en las flores, en las plantas. No necesitas ir lejos para asombrarte. Aunque sí tengo que admitir que cuando estuve allá como que la experiencia me zamarreó, porque no lo esperaba en verdad: era una cascada tras otra, tras otra, eran muchísimas. Algo así te hace sentir muy pequeña.

 Éramos unas hormiguitas en esa selva, contemplando la obra de arte de la naturaleza". Entrevista: Vanessa Gadaleta Murat.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia