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Mayor riesgo de accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca:

Más de cinco cervezas o vasos de vino a la semana acortan la vida

martes, 17 de abril de 2018

C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Investigadores ingleses estiman que las actuales pautas de consumo de alcohol a nivel mundial están por sobre lo recomendable para prevenir enfermedades cardiovasculares.



Para mantener la salud del corazón bajo control y para no perder años de vida, un nuevo estudio que analiza la evidencia disponible sobre el consumo de alcohol sugiere que este no debería superar los 100 gr semanales. Es decir, no más de cinco copas de 175 ml -o una botella-, cinco cervezas o no más de dos copas de whisky o destilado a la semana, por ejemplo.

Beber por encima de ese límite se asocia con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, aneurisma e insuficiencia cardíaca. Además, supone una menor esperanza de vida: ingerir 10 o más tragos por semana reduce la expectativa en uno a dos años, mientras que tomar 18 bebidas o más por semana, implica cuatro a cinco años menos de vida.

Moderación es la clave, según los autores de la investigación publicada en la revista The Lancet y en la que se analizaron los historiales médicos, hábitos de salud y consumo de alcohol de casi 600 mil personas de 19 países europeos, además de EE.UU. y Canadá.

Para la doctora Angela Wood, epidemióloga de la Universidad de Cambridge y autora principal del trabajo, el mensaje es claro: "Si ya bebe alcohol, consumir menos puede ayudarle a vivir más tiempo y a reducir el riesgo de varias enfermedades cardiovasculares", precisa a "El Mercurio".

Para su colega Jeremy Pearson, director médico asociado de la Fundación Británica del Corazón -que financió parte del estudio-, "esta es una llamada de atención seria para muchos países", considerando que las recomendaciones de consumo de alcohol varían según la región. Por lo que los autores llaman a reevaluar estas pautas.

"Debemos recordar que las pautas sobre el alcohol deben actuar como un límite, no como un objetivo, y tratar de beber bien por debajo de ese umbral", precisan.

Un llamado que toca de cerca al país, ya que según datos del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), los chilenos casi triplican el nivel de consumo de alcohol considerado peligroso por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En promedio, una persona en Chile bebe 55 gramos de alcohol por día de consumo.

Además, "por la influencia indígena, tenemos una menor tolerancia al alcohol, por lo que el impacto del consumo puede ser mayor", afirma el doctor Mauricio Fernández, cardiólogo de la Clínica Alemana.

A juicio del especialista, este estudio hace un análisis más exhaustivo del tema y fija como límite de consumo los 100 gr de alcohol por semana. "Esto se puede establecer a partir del grado alcohólico de la bebida y la cantidad de líquido; el vino, por ejemplo, tiene 12 a 13 gr de alcohol por cada 100 cc. Es decir, una botella tiene 100 gr de alcohol. Consumir más de esa cantidad a la semana pasa a ser perjudicial".

Eso considerando población sana. En cambio, en quienes ya presentan otras condiciones de riesgo, como obesidad, tabaquismo o hipertensión, los efectos negativos se potencian, advierte el doctor Juan Carlos Prieto, cardiólogo y académico del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la U. de Chile. "Esto refrenda la idea de que la medicina es personalizada: el efecto será en función de la situación médica de base y del estilo de vida, de cómo me alimento, qué actividad física realizo y cómo combino ese alcohol con todo lo demás".

Los expertos señalan que los vínculos del consumo de alcohol y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, aneurisma e insuficiencia cardíaca, pueden estar relacionados con el efecto del alcohol sobre la presión arterial, así como con factores relacionados con un aumento del colesterol HDL (colesterol bueno).

Eso sí, el estudio de Cambridge descubrió que ingerir alcohol en forma moderada supone un riesgo "ligeramente menor" de ataques cardíacos no fatales. "Pero esto debe equilibrarse con el mayor riesgo asociado con otras enfermedades cardiovasculares graves y potencialmente fatales", puntualiza la doctora Wood.

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