viernes, 13 de abril de 2018
Economía y Negocios
Alejandra Mustakis
Presidenta de ASECH
La era digital produce un cambio drástico con respecto a la era industrial y la mejor demostración de ello es que todos los puestos de trabajo que se pueden estandarizar podrán ser suplidos más fácilmente por un computador. Por otro lado, todo lo que sea diferente, creativo y disruptivo, no. En ese sentido, la creatividad será clave en esta era.
Por lo mismo, si sabemos que la educación es el mejor legado que podemos entregar, creo conveniente hoy en día hacerse la siguiente pregunta: en esta nueva era digital ¿Desde qué parámetros o conceptos basaremos esta educación? Para mí la respuesta es que debemos repensar el modelo, desde una educación que nos enseñaba y medía para ser iguales a una que se base en la creatividad, la diferencia y en las habilidades blandas (lo que yo llamo habilidades vitales). En el mundo emprendedor sabemos la importancia de estos valores. Los emprendedores deben ser personas pro activas, perseverantes, apasionadas por lo que hacen, resilentes y porfiados. Generalmente son personas que no se adaptan a las reglas y crean las suyas propias.
La creatividad y estas habilidades blandas se entrenan y se enseñan. Todos los niños y las niñas deberían recibir conocimientos que los incentiven a ser proactivos, distintos y a seguir sus pasiones. Una educación tal que les permita desarrollar su talento, que les conduzca más allá de sus propias expectativas, y que les de las herramientas para afrontar los desafíos de la vida. Enseñar a ser distinto es la mejor forma – a su vez- de dar herramientas para emprender y crear nuevas formas de hacer las cosas en un mundo globalizado.
Se hace entonces importante descubrir nuevos contextos, explorar otros mundos, estar atentos a los cambios y dar espacios de reflexión, para que surja la creatividad. La educación y el emprendimiento son los principales motores de transformación de un país. La creatividad entonces, desde ese punto de vista, se transforma hoy en la reina.
