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Se rezó por Chile, por los habitantes de la comuna y por los niños del Sename:

Las tradiciones de Lo Barnechea se enriquecen con la procesión a la Virgen del Cerro 18

domingo, 25 de marzo de 2018

Juan Antonio Muñoz H.
Nacional
El Mercurio

Ayer se efectuaron la primera procesión y la primera misa en el nuevo santuario, vividas con alegría por el cumplimiento de un sueño que se espera traiga unión y paz al vecindario, y mayor belleza al entorno.



La creación del Santuario del Cerro 18 provino de una necesidad de sus habitantes, que vieron en la llegada de la imagen de la Virgen del Carmen una forma de disipar la estigmatización de su barrio y de terminar con las pandillas y la violencia. Llevó más de cinco años lograrlo.

La historia detallará algún día el periplo que realizó esta imagen antes de ser entronizada. Un viaje que tuvo su primera parada en Quito, Ecuador, donde el escultor Antonino Jaramillo y los artesanos del taller San José crearon una figura de poco más de un metro que hoy se encuentra en la parroquia Santa Rosa. Sobre esa base se construyó la imagen real, de 14 metros de altura, confeccionada en fierro en China, desde donde navegó hasta nuestras costas.

Las palabras de Susana Rojas, presidenta de la Junta de Vecinos Cerro 18 Sector 2, en diciembre pasado, cuando la expectación por el arribo de la Virgen estaba en su cénit, dan cuenta del objetivo principal de todo esto: "La Virgen traerá dignidad a nuestra gente, y unión. Cuando alguien por ahí habla del Cerro 18, a todo el mundo se le paran los pelos, como si fuera un lugar espantoso. Y nos meten a todos en el mismo saco. Queremos que se acaben las pandillas y la violencia".

Lo cierto es que ya el entorno ha cambiado. Muy cerca de las casas de los habitantes, la enorme imagen -22 metros suman la estatua y su pedestal- gobierna un espacio ahora limpio junto a la única cancha que los niños tienen para jugar y que antes estaba prácticamente en medio de un basural. La vida diaria se hace junto a la Virgen, y ya algunos han improvisado pequeños negocios donde -al menos para un día de fiesta, como fue el de ayer- se venden imágenes religiosas y banderas de la visita papal.

Por supuesto, faltan cosas. Los vecinos aseguran que el alcalde Felipe Guevara prometió agua y paisajismo para el santuario, y también iluminación. Es algo que esperan ver concretado.

Iniciar Semana Santa

La procesión comenzó a las 9:00 horas de ayer en el frontis de la parroquia Santa Rosa. Desde temprano, el párroco Cristóbal Lira y el padre Rodrigo Cordero esperaban a los feligreses, que comenzaron a llegar a cuentagotas hasta formar un grupo de varios cientos de personas. Jóvenes, niños, adultos mayores, inmigrantes y religiosos se aglutinaron allí para un peregrinaje que fue resguardado, durante el trayecto completo, por Seguridad Ciudadana. Previendo que algunos pudieran tener dificultades para realizar el ascenso, un minibús ayudó, desde la partida, a los adultos mayores que lo requirieran y a quienes tuvieran alguna dificultad de desplazamiento.

Una de las primeras en llegar fue la madre Angelina, de las Hospitalarias del Sagrado Corazón, quien "desobedeció" al párroco, que había pedido que todos fueran con zapatillas. "Es que no tengo zapatillas, padre, así que vine con mis zapatos nomás", decía la religiosa de 77 años. Con ella, Juan Carlos Arias (54), empresario de Vitacura, que se levantó temprano para participar: "No teníamos un Santuario de la Virgen en la zona oriente, así que teníamos que venir. La Virgen del San Cristóbal está cerca de Plaza Baquedano, pero hacia arriba faltaba un lugar de peregrinación".

Carmen Hernández es venezolana, de la carabobeña ciudad de Valencia, tiene 61 años y está en Chile desde hace nueve meses, cuidando a dos de sus nietas. "Estoy aquí con mi hija y sus bebitas. Vivo feliz, pero no me olvido de Venezuela. Vengo a la procesión para rogar por mi patria y también para pedirle a la Virgen que me dé fuerzas. Para mí es como un milagro, porque desde la ventana de mi pieza puedo ver la imagen y me siento acompañada".

La romería enfiló por avenida Lo Barnechea y luego tomó calle Lastra hasta Los Quincheros, para seguir cerro arriba. Durante el camino, el padre Lira guio las meditaciones sobre los Siete Dolores de la Virgen, devoción que se remonta al siglo XIV. "Es una forma de iniciar en recogimiento la Semana Santa; la idea es que cada año, el sábado antes de Domingo de Ramos, podamos subir hasta el santuario. Será una nueva tradición de la comuna".

"Aquí vivimos fuera del tiempo"

El sol resplandecía, quemando la piel, pero todos siguieron adelante, cantando y orando en medio de un entorno campestre que parecía de otro mundo.

Cacareaban gallos y gallinas, tal vez en recuerdo del famoso y desaparecido Pollo al Cognac de Lo Barnechea; relinchaban los caballos; un huaso montado y con chupalla recorría las calles; otro ponía herraduras a su corralero. "Es que aquí vivimos fuera del tiempo, en medio de pesebreras", comenta Rosa Soler, una residente antigua, que recuerda que "nosotros tenemos tradiciones que perduran, como los cuasimodistas; eso no queremos perderlo porque nos caracteriza y distingue".

Había que hacerles el quite a piedras sueltas y a las heces de los animales, pero la gente avanzaba sin detenerse. Los buses del Transantiago esperaban con santa paciencia que pasara el cortejo.

A un lado, un negocio de abarrotes; poco más allá, el templo El Shaddai de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal y un gran crucifijo a la vera del camino: en el Cerro 18 conviven varios credos, pero a la Virgen la gran mayoría la ha recibido con cariño. "En Facebook algunos alegaron", cuenta el sacerdote Lira. "Pero son los menos. Además, muchos evangélicos fueron antes católicos y tienen respeto".

"El Calvario no iba para abajo, iba para arriba", dice el párroco, impulsando a los feligreses. Perros y gatos salen al encuentro; entre ellos, Luki, un can que fue atropellado y que, como no puede mover sus patas traseras, usa una suerte de silla de ruedas con la que vuela por el cerro. Es un as. La parte final obliga a atravesar el Parque de la Chilenidad, con su impresionante vista sobre Santiago empañada por el velo de esmog que ya cubre la capital; la oración del Huerto de los Olivos se realiza allí. A esas alturas, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia, inspirada por Jesús a Santa María Faustina Kowalska. "¿Lindo el camino?", pregunta el párroco. "¡Sí!", responde la multitud. "Pero muy corto", bromea el padre. "El otro año lo haremos por Farellones".

Tras llegar a los pies de la Virgen, se ofició una eucaristía. Había sillas para los mayores y mucho sol para todos. Al término, se rogó por Chile, por la gente del Cerro 18 y por los niños del Sename, "para que puedan tener una casa digna donde crecer".

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