María de la Cruz
martes, 20 de marzo de 2018
Por sergio caro
Las primeras mujeres que abrieron camino en Chile
El Mercurio
Fundó el Partido Femenino y aunque su paso por la Cámara Alta fue breve, ha sido una de las políticas más influyentes de la historia de Chile, por su rol clave en el triunfo de Carlos Ibáñez en las elecciones presidenciales de 1952.
Su vida no fue fácil. Su madre enviudó cuando ella tenía dos años y emigró de Chimbarongo a Santiago, luchando por mantener sola a sus hijos. María de la Cruz (1910-1995) también se casó y quedó viuda muy joven. No conforme con su trabajo de visitadora social, quiso hacer algo por reivindicar los derechos de las mujeres, y fundó el Partido Femenino de Chile, que no se definía ni de izquierda ni derecha. Ella consideraba que esos eran cánones masculinos. Recorrió el país creando conciencia sobre la necesidad del voto femenino, que llegó con la ley promulgada en enero de 1949. Al año siguiente, la muerte del senador y ex Presidente Arturo Alessandri desató una intensa contienda electoral entre el gobierno de González Videla y la oposición para cubrir la vacante. María de la Cruz se presentó a la elección complementaria, convirtiéndose en la gran sorpresa. Aunque quedó última, sin recursos ni experiencia, obtuvo ocho mil votos, y el candidato que le seguía, nueve mil. Cuando el general Carlos Ibáñez del Campo empezó a perfilarse como candidato presidencial, la presidenta del Partido Femenino decidió apoyarlo. El ex militar tenía como emblema la escoba, con la que prometía barrer lo malo del país, incluyendo la desigualdad de géneros. Ibáñez era de pocas palabras, pero la oratoria descollante de su aliada fue fundamental en la campaña. Ibáñez del Campo fue elegido democráticamente en septiembre de 1952 y estuvo cerca de obtener mayoría absoluta, derrotando al senador Arturo Matte. En 1953, en la elección complementaria para reemplazar al nuevo mandatario en el Senado, ella tuvo su revancha y llegó a la Cámara Alta con el 51 por ciento de los votos La primera senadora tuvo un debut complicado en el Congreso. Aparte de las rencillas internas del Partido Femenino, sus nuevos colegas no aprobaban su simpatía por el peronismo. La acusaron de recibir una donación irregular para su colectividad del propio Presidente argentino. También de interferir en un negocio que involucraba a Ferrocarriles. En agosto de 1953 fue destituida por sus pares, aunque posteriormente la justicia la absolvería de todos los cargos. Al no tener representación parlamentaria, el Partido Femenino se disolvió. María de la Cruz quiso recuperar su puesto en la elección de octubre de 1953, que ganó el candidato opositor Luis Quinteros.
