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Una máquina de propaganda tan fuerte como la de Mao

lunes, 12 de marzo de 2018

Boer Deng The Times
Internacional
El Mercurio




Ahora son profesionales de mediana edad, pero la señora Yuan y el señor Liu, ex compañeros de curso de mi padre, todavía pueden recordar el primer capítulo de su libro de inglés que tuvieron en la escuela primaria.

Durante la cena en Yangzhou, una antigua ciudad que alguna vez hospedó a Marco Polo, se turnan para recitar con voces falsas el texto aprendido hace mucho tiempo. "Lección uno: el Presidente Hua es nuestro gran y sabio líder. La gente ama al Presidente Hua, y el Presidente Hua ama a la gente". Hua Guofeng sucedió a Mao Zedong y estuvo en el poder entre 1976 y 1981.

En esa época, el adoctrinamiento se hizo a través de los libros de texto, pero para un visitante de Occidente, la propaganda de hoy no parece menos torpe. Mi familia dejó China en los 90, cuando yo tenía siete años, y se instaló en Texas.

Ahora hay carteles a favor del Partido Comunista (PCCh) en las veredas de las ciudades de la provincia oriental de Jiangsu, donde está Shanghai y la región más densamente poblada de China, con caricaturas de niños ensalzando el "sueño chino", el eslogan favorito del Presidente Xi Jinping. Los carteles recuerdan que el "camarada Xi" está luchando por "la gran victoria del socialismo con características chinas en la nueva era". Otros dicen "Mi China" y palabras como libertad, civilidad y armonía; elementos de los llamados valores sociales centrales que el PCCh promueve desde 2012 y que Xi respalda.

Tan omnipresente es la propaganda y tan similar entre los paisajes urbanos, que las ciudades se vuelven casi indistinguibles entre sí. La gente coincide en que los carteles -algunos dicen "Papá Xi" o "Tío Xi"- se han multiplicado desde 2015, la última vez que estuve aquí para visitar a mi familia.

Una oleada llegó el otoño pasado, me cuenta un amigo, después del XIX Congreso Nacional, cuando el nombre de Xi fue incorporado a la carta del PCCh, igualándolo a Mao. Ahora que los límites al mandato de Xi han sido eliminados, el Presidente va a toda marcha.

Las palabras de Xi aparecen en los letreros led de los nuevos trenes bala del país. Sus pensamientos no están solo en la Constitución, sino en las canciones de rap encargadas por el partido, como parte de la campaña anticorrupción. Estudios muestran que su nombre ha aparecido en más titulares de diarios que cualquier otro líder desde Hua.

Sin embargo, nadie parece estar abiertamente preocupado por la intrusión constante de "Papá Xi". Para las generaciones mayores, que recuerdan las purgas y los excesos de la China revolucionaria, su presencia es relativamente benigna. "Antes no podías decir nada", dice la señora Yuan, quien es profesora.

Para los jóvenes, su omnipresencia se ha convertido en un elemento permanente. Están atrapados con él, les guste o no, así es que tratan de ignorarlo. "Nunca veo las noticias", me dice un primo. "No hay nada que pueda hacer al respecto de todos modos".

Solo un conocido, un médico, se sinceró respecto de la autoridad de Xi después de que se revelara la noticia, y dijo que la Constitución está siendo cambiada por los límites del mandato de Xi para gobernar.

Mientras la noticia se divulgaba por WeChat, una aplicación de mensajería, los usuarios se dan cuenta de que se han impuesto restricciones sobre cualquier debate o disenso. Por 24 horas, la letra N, usada como abreviatura para "eliminación del límite" al mandato, está prohibida. Nuestro amigo médico, tras tomar varios tragos de su maotai después de la cena, suspira: "Es bajar un escalón para China".

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