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Drama migratorio y xenofobia marcan la campaña italiana

viernes, 02 de marzo de 2018

Elisabetta Piqué La Nación/Argentina/GDA
Internacional
El Mercurio

ROMA Mientras la alianza de centroderecha sigue al frente de las encuestas, aumentan los ataques contra los inmigrantes. Berlusconi dijo que el 95% vive de la delincuencia.



El video, subido a Facebook, es estremecedor. Se ve a un adolescente italiano que agrede, primero verbalmente y luego físicamente, a un joven negro. Se oye que el agresor, de musculosa negra y bermudas, es alentado por un amigo-cómplice, que lo filma con el celular: "¡Dale! ¡Pégale un combo!". "¡Vuelve a tu casa!", grita el victimario, quien empieza a empujar a su presa. La víctima, un refugiado somalí de 22 años, intenta no caer en la provocación: "Don't touch me!" (no me toques), dice en inglés, intentando alejarse. Pero el agresor sigue molestando, hasta que la situación degenera. Sahid, la víctima, es tirado al suelo con violencia y se golpea la cabeza.

El hecho ocurrió el 8 de agosto pasado en una plaza de Acqui Terme, pequeña ciudad de la provincia de Piamonte, en el norte de Italia. Pero es tan solo uno de los cientos que se registraron en los últimos meses en este país, que desde hace años enfrenta una emergencia inmigratoria que no se detiene y que marcó a fuego la campaña electoral de las elecciones del próximo domingo. Los partidos de derecha, que podrían triunfar según los sondeos, leyeron entre líneas el humor social y convirtieron la inmigración en un arma electoral letal. La opinión pública, de hecho, la relaciona con el aumento de la inseguridad.

Fiel reflejo de esto, el 3 de febrero último Italia quedó conmocionada por un ataque xenófobo nunca antes visto ocurrido en la ciudad de Macerata, en el centro del país. Allí, Luca Traini, un italiano de 28 años, salió a dispararles a inmigrantes desde su auto, dejando heridos a seis africanos. Antes de rendirse a las fuerzas del orden, Traini, envuelto en una bandera tricolor, hizo el saludo fascista -con el brazo extendido, en alto- y gritó: "¡Viva Italia!".

Ligado a grupos de extrema derecha y al ex candidato municipal de la Liga Norte, Traini actuó así para vengarse de un nigeriano, presunto autor del terrible asesinato de una joven italiana de 18 años, que apareció descuartizada en la campiña de la zona.

Traini, que quedó bajo arresto, se convirtió en una suerte de "justiciero" para esa parte de italianos que, en los últimos años, fueron incubando rabia y racismo. Italianos que sienten que los desesperados venidos de afuera no solo les sacan trabajo y recursos al Estado, sino que también son culpables de un aumento de la degradación de sus ciudades y de la criminalidad.

En medio del estupor y de la indignación de muchos, en Roma apareció una pancarta en solidaridad con el atacante -"Honor a Luca Traini"-, cuyo gesto también fue aplaudido por muchos en las redes sociales y conversaciones de café.

Según datos del Ministerio del Interior, en 2016 desembarcaron en el sur de la península 181.436 inmigrantes, todo un récord. En 2017, 119.310, un 34,24% menos, gracias a los acuerdos sellados por el gobierno con Libia. Pero desde principios de año hasta fines de enero se contabilizaron más de 3.400 llegadas, confirmando ese flujo imparable que, unido a la crisis económica, generó un cóctel explosivo.

Consciente de esta realidad, el sábado pasado en un acto en la famosa plaza del Duomo de Milán, Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga Norte, principal aliado del ex premier Silvio Berlusconi en una alianza de centroderecha que resulta favorita, volvió a prometer que frenará "la invasión", así como un "pasaje de regreso" para los ilegales.

Berlusconi no se quedó atrás. "En Italia hay por lo menos 630.000 inmigrantes, de los que solo el 5% tiene derecho a permanecer como refugiado. Los otros 600.000 son una bomba social preparada para explotar porque viven de la delincuencia", clamó Il Cavaliere .

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