Sitios turísticos toman medidas para evitar que visitantes causen daños con sus fotos
viernes, 23 de febrero de 2018
C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio
Por inmortalizarse en una selfie, hay quienes ponen en riesgo el patrimonio cultural o natural -como sucedió en Rapa Nui-, así como la seguridad de animales y de los mismos visitantes.
La imagen de una joven encaramada encima de un moái en la Isla de Pascua no pasó inadvertida: la aventura implicó un daño "irreparable" en la estatua, según arqueólogos del lugar. Y hace unos días, el caso de dos mujeres que se tomaron fotos sobre una ballena azul varada en Magallanes volvió a poner de manifiesto que la moda de muchos turistas de retratarse, como sea y donde sea, no respeta normativas ni el sentido común. Por tomarse una foto atractiva ponen en riesgo no solo su integridad, sino también la de sitios patrimoniales, históricos y culturales. Por esta razón, muchos museos, parques, santuarios naturales y otros lugares de interés turístico han comenzado a tomar medidas para que tomar una imagen no deje huella. Por ejemplo, para desalentar esta práctica, desde hace algunos años en Europa, Estados Unidos y algunos países asiáticos se ha prohibido el uso de los palos extensibles para tomarse selfies. Museos como el MoMA, Louvre y Thyssen le han cerrado la puerta a estos dispositivos no solo por un asunto estético y de seguridad para los demás visitantes, sino también porque implican un peligro para las obras de arte. A nivel local no se ha llegado a ese tipo de restricciones, pero sí hay mayor énfasis en medidas que buscan minimizar los problemas. Con más de 3.000 visitantes diarios -gracias a exposiciones como Warhol o el Antiguo Egipto-, el Centro Cultural Palacio de la Moneda (CCPLM) ha tenido que reforzar la seguridad y los mensajes informativos. "Hay gente que no tiene costumbre de visitar museos o exposiciones, y se acerca demasiado a las piezas o tiende a tocarlas para fotografiarse con ellas, pero eso ha ido mejorando", cuenta Alejandro Barrientos, encargado de prensa y comunicaciones del CCPLM. Una mirada similar tiene Elías Freire, director de la Corporación Baldomero Lillo, a cargo de los parques de Lota (que incluye la mina y el museo) y Pedro del Río Zañartu, en Hualpén. Ambos suman más de 500 mil visitas al año. "Siempre existe algún tipo de imprudencia en algunos turistas, pero esencialmente en aquellos que no visibilizan o no están impregnados del valor cultural y patrimonial que tienen estos entornos". Tal como en otros lugares, hay señalética y guías que entregan información e indicaciones sobre qué está y no permitido, como la prohibición de tomar fotos en ciertos lugares. Claro que a veces eso no basta y hay quienes se aventuran por senderos o lugares inhabilitados para conseguir una mejor foto. Mejor comportamiento Con varios miradores y terrazas en su entorno, el Parque Metropolitano de Santiago es un punto fijo de visita para locales y extranjeros. "Como existen muchos senderos, no hay control total de todos ellos. Entonces los que atraviesan por donde no corresponde, están en riesgo de sufrir accidentes, además de dañar la flora que hay en el parque, o incluso provocar incendios", comenta Juan Guillermo Escobar, encargado de Seguridad y Operaciones del lugar. Al interior del parque se encuentra el Zoológico Nacional, que también recibe numerosas visitas al año. "Si alguien quiere tomar fotos, hay barreras de seguridad que protegen tanto a la persona como a los animales. Hay vigilancia, cámaras y anuncios por altoparlantes que recuerdan a los visitantes cómo comportarse", explica la directora del recinto, Alejandra Montalba. "Ha habido una mejora en la conducta de la gente y ellos mismos ayudan a ejercer cierto control entre todos", precisa. Una situación similar se vive en el Buin Zoo. "Se nota una evolución positiva en el comportamiento del público. Hace ocho años, por ejemplo, había un problema serio con respecto a alimentar a los animales; hoy eso no se ve. Y con las fotos creo que está pasando lo mismo", opina Gustavo Marwitz, subgerente de Medios y RR.PP. Sin embargo, cree que se debe seguir reforzando el mensaje de protección y respeto hacia estos lugares. Un tema que pasa por mejor educación al respecto, a juicio de Barrientos. "Hoy el tema del cuidado del patrimonio y el arte está más presente y la gente está más sensibilizada. Los que conocen son los que cuidan". Pero junto con ello, los entrevistados concuerdan en que un aspecto pendiente es aumentar el castigo a quienes traspasan los límites. "Las sanciones no tienen relación con las pérdidas o el daño patrimonial -dice Freire-; las multas son bajísimas y no corrigen el error. Falta educación patrimonial".
