La Generación Z se alza contra las armas en Estados Unidos
viernes, 23 de febrero de 2018
Pablo Pardo El Mundo
Internacional
El Mercurio
Washington Los nacidos entre 1997 y 2007 se movilizan ante los tiroteos y sacuden la política.
"La peor noticia que han recibido desde que sus padres les dijeron que trabajarán en verano". El comentarista conservador Dinesh D'Souza ha saludado en esos términos la negativa de los miembros del Partido Republicano del Congreso de Florida a debatir en la Cámara la venta y posesión de armas semiautomáticas, como el AR-15 con el que Nikolas Cruz, de 19 años, asesinó a 17 personas en el colegio Marjorie Stoneman Douglas, que está, precisamente, en Florida. El blanco de las burlas de D'Souza son los supervivientes de la matanza: 3.000 adolescentes que vieron cómo Cruz -quien había sido expulsado del centro por comportamiento violento y tenía un historial de violencia- los asesinaba con su AR-15. Son gente como Anthony Borges, de 15 años, quien se recupera en un hospital en Florida con cinco balas: tres en las piernas, una en la espalda y otra en la cadera. Lo que no está tan claro es que ni las burlas de D'Souza ni el bloqueo del Congreso de Florida vayan a frenar esa estrategia, lo que se está convirtiendo en un movimiento espontáneo. Y, encima, en un año electoral en el que el Partido Republicano, que en principio tenía todo a su favor para renovar su mayoría en el Congreso, afronta un peligro cierto de hecatombe electoral. Porque, por primera vez en décadas, existe un segmento de la población que parece unificado para exigir un control a la venta indiscriminada de armas de fuego: la Generación Z, aquellos nacidos entre 1997 y 2007. No es un grupo activo políticamente: son los adolescentes, que parecen cansados de que sus mayores les expliquen que no tienen derecho a quejarse cuando alguien se lía a tiros a la entrada del colegio y una bala perdida los deja en silla de ruedas de por vida o, simplemente, entra directamente en el colegio a matarlos, como hizo Cruz. Esos adolescentes, estudiantes de secundaria de todo EE.UU. salieron el miércoles a la calle a expresar su rechazo a la venta libre de armas. Pero la fecha clave es el 24 de marzo, cuando está convocada una masiva manifestación en Washington, que cuenta con el apoyo de algunas celebridades de primera fila, como el director de cine Steven Spielberg, el actor George Clooney y la estrella de la televisión Oprah Winfrey, quienes han anunciado que van a donar 500.000 dólares cada uno. Es la Marcha por Nuestras Vidas, organizada por los supervivientes de Marjorie Stoneman Douglas. El movimiento es espontáneo. Y, como tal, ha sido acogido con escepticismo, cuando no con insultos, por muchos comentaristas, en particular republicanos de zonas rurales, donde se concentra el apoyo a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, según sus siglas en inglés), el grupo conservador y blanco que defiende la eliminación de todas las restricciones en las armas de fuego. La Marcha por Nuestras Vidas ya ha sido vinculada en redes sociales al financiero demócrata George Soros -la bestia negra de los seguidores de Donald Trump y también de Vladimir Putin-. Aun así, los adolescentes ya han logrado que, por primera vez en 24 años, el Gobierno de EE.UU. haya tomado una medida para controlar, siquiera mínimamente, las armas que circulan por las calles. El martes Trump prohibió por decreto "todos los dispositivos que convierten armas legales en ametralladoras". La irrupción de este movimiento espontáneo en el panorama político puede cambiar la relación de fuerzas en la primera potencia mundial. La vida pública estadounidense está controlada por los Baby Boomers , a la que pertenecen Donald Trump, Hilary Clinton, Bernie Sanders. Las dos siguientes -la Generación X y los Millennials - apenas tienen peso en la vida pública, pese a que suponen la mitad de la población. Lo mismo se suponía que iba a pasar con la Generación Z. Hasta que llegó Cruz y empezó a asesinar a gente. De que esta reacción se transforme en un movimiento o no pueden depender las elecciones de noviembre de 2018. Y tal vez hasta las presidenciales de 2020. Porque el movimiento ha arrancado en Florida, uno de los estados decisivos en la política de EE.UU., país con un Presidente adolescente de 72 años que tiene ahora su vida política pendiente de los adolescentes de verdad.
