Dólar Obs: $ 982,38 | 0,07% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.072,05
IPC: 0,60%
Augusto Schuster ad portas de su presentación en Viña 2018:

"No siento presión, tampoco miedo"

viernes, 23 de febrero de 2018

Magdalena Andrade N. y Michelle Martínez C.
Crónica portada
El Mercurio

Con su primer disco bajo el brazo, "Bonsai", el joven cantante y actor se subirá a la Quinta como uno de los dos únicos exponentes de la música chilena en el Festival: "Mi media hora se va a ir así: ni siquiera van a pensar en que no les gustó y se va a terminar", dice sobre su actuación. También cuenta por qué editó su placa de forma independiente y creó su propio sello, responde a las críticas por su estilo musical y confiesa lo perdido que alguna vez se sintió en los comienzos de su carrera.



-Tengo media hora preparada. Ni más, ni menos -dice Augusto Schuster con la voz seria cuando habla de su show de este domingo en la clausura del Festival de Viña del Mar, luego de la boy band CNCO y del humorista Sergio Freire.

A sus 25 años, el cantante y actor se subirá al escenario más importante de Chile gracias a su rol como jurado. La suya será una presentación breve, pero él la ha preparado como si fuera una de largo aliento, con una rutina diaria de dos a tres horas de baile y cuatro de canto. Y su equipo, que va desde su manager a un estudio que asesora su imagen, preparó con tiempo cada detalle de su estadía en Viña, que el cantante ha mostrado en sus fotos en Instagram, donde tiene casi 1 millón de seguidores: la mayoría "schusterinas", como se denominan sus fans.

No hay, por cierto, "schusterina" que no conozca la carrera musical de su ídolo: probablemente se saben de memoria las canciones de "Amango", la serie de Canal 13 con la que se hizo conocido en 2007; corean las letras de singles como "Hello", "We can dance" o "Lloré", y conocen muy bien las canciones de su primer disco, "Bonsai", editado el año pasado: ocho temas que se mueven, como él dice, entre el pop, el house, el reggaetón y el EDM (Electric Dance Music). Entre ellos, algunos que este y el año pasado han sonado en las radios: "Me enamoré", "Cómo se llama" o "Darle".

Sin embargo, para el público más general, la cara de Schuster -así, a secas: ese es su nombre artístico- es sinónimo de teleseries, porque desde 2014 el actor ha sido parte de tres de las telenovelas más exitosas de Mega: "Pituca sin lucas", "Pobre gallo" y "Tranquilo papá".

Por eso, la actuación en Viña del Mar será tan importante en su carrera: porque podrá desplegar su trabajo musical en el escenario chileno más masivo.

-¿Sientes alguna presión por ser uno de los dos únicos representantes de la música chilena (además de Illapu) sobre el escenario?

-No, la verdad es que no. Sí siento que debería haber más artistas chilenos, porque el festival nace en Chile para el resto de Latinoamérica y podría aprovecharse más ese espacio. Ahora, cada año es distinto, cada versión tiene su propuesta, y este 2018 decidieron seguir esta. Pero no siento presión; tampoco miedo. No son emociones que quisiera manejar antes de un show como el que tengo que hacer -dice Schuster, vestido con polera, pantalón e infaltable jockey negros, en una de las salas del estudio de grabación de Maha Records, sello que creó el año pasado junto al productor de su disco, amigo, "guía" y "hermano": Christopher Manhey, quien estuvo detrás del álbum "Déjenme llorar", de Carla Morrison, que en 2012 ganó un Grammy Latino.

Schuster está consciente de que su repertorio aún es acotado -se subirá a la Quinta con solo un disco-, pero confía en su propuesta.

-Mi participación en el festival es ser jurado, no es ningún premio ni ninguna consolidación del disco (...) Armé un show de media hora para que la gente pueda escuchar la propuesta musical que estamos haciendo, y en base a eso, le puede gustar o no gustar. La media hora se va a ir así (hace un chasquido): ni siquiera van a pensar en que no les gustó y se va a terminar -dice el cantante, quien nunca deja de hablar de "nosotros": de la aceitada máquina que se mueve tras él, y en la que se apoya para cada -pensadísimo- paso que da en su carrera, que no por nada tiene ya once años.

HUMOS EN LA CABEZA. La de este domingo no será su primera vez en la Quinta Vergara. Además de haber participado el martes en la obertura del festival, Schuster estuvo aquí diez años antes, a los 15, cuando Amango -el grupo nacido de la serie juvenil de Canal 13- era un fenómeno entre los preadolescentes.

-El Festival de Viña es lo mejor que me ha pasado, lejos -recuerda ahora el cantante de esa presentación, donde el más aplaudido fue él, porque era el protagonista de la serie: Felipe García, un esforzado joven que viajaba de Valparaíso a Santiago a estudiar música.

-Yo lo saqué de la fila (del casting). Cuando lo miré, y todos en el equipo lo miraron, dijimos: este cabro es, no hay ninguna duda -recuerda Vasco Moulian, entonces productor ejecutivo y director del área infantil de Canal 13, sobre la elección de Schuster en un papel que barajaba, entre otros rostros, al cantante Benjamín Walker.

Moulian cree que Augusto Schuster tenía una madurez superior al resto de los niños de su edad, influida en parte por la temprana muerte de su padre, cuando tenía 11 años. Además, le jugaba a favor venir de una familia musical, con una hermana mayor que lo aconsejaba, la cantante Consuelo Schuster.

-Augusto no hablaba de fama, hablaba de ser artista -dice.

Claro que el Schuster adolescente pensó que la fama de la TV le serviría para hacer una carrera musical en solitario. En eso, cree, se equivocó: tuvo que pasar una década antes de que grabara su primer disco.

-Pensé que todo se iba a dar de una forma más fácil (...) Pero no, no hubo nadie que apostara monetariamente por el proyecto, quizás porque yo tampoco supe moverlo de alguna manera. Hay muchos factores, no estoy diciendo que todo se confabuló para que a mí no me fuese como quería. No era solo salir en la tele, hacer una canción, un video y lanzarlo -confiesa.

También, durante ese tiempo se sintió un poco "perdido":

-Cuando empezó "Amango" y la fama, no sabes cómo manejarla (...) Si en algún momento estuve perdido cuando chico fue porque (recibí) mucha información y necesitaba tal vez un tirón de orejas.

-¿Se te subieron los humos a la cabeza?

-Sí y no; a veces, simplemente era sí (...) Cuando tienes 15 años a veces dices: "No, no", pero eres un adolescente más. Y yo tenía conciencia de que si quería aprovechar las oportunidades, tenía que hacerlo lo mejor posible. Pero pasé esa adolescencia de decir: "No quiero más", "Quiero", "No quiero".

SIN JEFES. La historia de Schuster después de "Amango" siguió en Argentina, donde fue a probar suerte en 2010, luego de que terminara su contrato en Canal 13, donde además hizo una teleserie y una serie.

Allá participó en varias telenovelas y en un programa de TV, "Tu cara me suena", donde tuvo una exitosa participación. Le fue tan bien que decidió radicarse allá e incluso, se comprometió en matrimonio con una actriz argentina, Barbie Vélez. Al poco tiempo terminó su relación, trabajó en Uruguay, y con toda esa experiencia bajo el brazo volvió a Chile en 2014, para ser parte de "Pituca sin lucas", que se convirtió en un fenómeno de audiencia. Fue en la teleserie donde una canción grabada por él, "Lloré", usada en el soundtrack, se volvió muy popular y le abrió las puertas a la masividad musical.

-Paralelamente (a la carrera de actor), la música la fui llevando siempre yo. Si en algún momento no saqué mi disco antes fue porque fui aprendiendo cómo gestionar todo -dice ahora Schuster, quien cuenta que gran parte de lo ganado en las teleseries lo ha invertido en su carrera musical-. Un músico puede perfeccionarse, tocar todos los instrumentos y ser el más talentoso del planeta, pero, ¿cómo haces que se transforme en artista? Estoy hablando de industria, no de talento. No hay un sello que firme a artistas nuevos para desarrollarlos, ni que los transforme en éxitos.

Esa es la razón de por qué decidió editar su primera placa, "Bonsai", con su propia firma musical, Maha, creada en conjunto con el productor Christopher Manhey.

La apuesta de ambos con Maha Records es que la casona que ocupan en Avenida Italia sea el lugar donde en un futuro se incuben proyectos de otros nuevos artistas.

Manhey conoció a Schuster a través de Koko Stambuk, con quien grabó su primer single, "Hello". Luego, los tres grabaron juntos un nuevo tema, "We can dance".

"Estábamos en esto cuando Schuster nos dice: me quiero dedicar más en serio a la música" -recuerda hoy Chris Manhey-. Tuvimos acercamientos con discográficas como Warner o Sony, pero aún así preferimos hacer nuestro camino independiente, era un proyecto nuestro y queríamos hacerlo a nuestra manera, sin tener que entrar a jugar el juego de las majors.

-Nació como algo natural, las ganas de hacer música" -agrega Schuster sobre la decisión de editar su disco de forma independiente, cuyo primer single, "Me enamoré", tuvo restricción de contenidos -para mayores de 18- que le impuso la plataforma Vevo, por su historia sobre dos mujeres que viven su amor en las playas de Bali.

Esta no es la única polémica que ha enfrentado su música. También ha recibido críticas sobre su estilo musical, una decisión que para Schuster no tiene que ver con modas, dice, sino con preferencias musicales.

-Tú puedes escuchar de todo en mis singles: desde "Hello", que es un pop súper bailable, hasta "Cómo se llama", que es un reggaetón urbano; vas pasando por diferentes estilos de música. (...) En el disco logramos un equilibrio entre el ritmo latino y el pop, que es el género con el que me defino ahora. Siempre me ha gustado, más allá de que el reggaetón está sonando ahora. No tengo ningún jefe detrás diciéndome lo que está bien o mal, o alguien de la industria que me diga lo que va a sonar.

"No tengo ningún jefe detrás diciéndome lo que está bien o mal", dice sobre su música. 

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia