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Infinti Q60 [ Prueba de manejo ]

Un coupé de corazón tranquilo

miércoles, 21 de febrero de 2018

Leo Mellado
Clasificados Especial
El Mercurio

Se trata de unos de los más bellos autos de perfil deportivo del mercado y, sin embargo, muestra un carácter mucho más manso de lo que anticipa su aspecto.



¡Cuidado! Este es uno de esos autos que se te pueden pasar porque no lo conoces. Y te estás perdiendo de algo bueno.

Se trata del Infiniti Q60, un escultural coupé de 4,69 metros de longitud que se ubica en un segmento donde pululan modelos de marcas alemanas de sobra conocidas, cuya abundancia tiende a nublar la presencia de modelos de fabricantes como Infiniti, la marca premium de Nissan.

Solo mira las fotos. Se trata en verdad de un coupé estilo "Gran Turismo" poseedor de un diseño que debe estar entre lo más refinado que ha producido esta marca. Incluso cuando se lo analiza en detalle es muy difícil (ok, imposible) encontrar elementos inconclusos, incoherentes o indefinidos en su puesta en escena. Hasta esa suerte de guiño de audacia que tiene en las ventanillas laterales traseras y que es marca registrada de Infiniti, luce aquí en su mayor esplendor.

Exteriormente es puro músculo y personalidad. Las enormes llantas de 19 pulgadas o las puertas sin marco en las ventanillas acentúan un carácter que, como veremos luego, no es radical en esta versión alimentada por un motor 2,0 turbo de 208 caballos. Los que quieran mayores sensaciones deberán elegir el V6 de 405 cv.

El acceso al interior es sencillo para ser un coupé bajito. No se necesitan muchas contorsiones y, si acaso, la mayor dificultad es el tamaño de las puertas, que son incómodas en los estacionamientos de edificios.

Para llegar a los asientos traseros ya es otra cosa. El acceso se complica (pese al mecanismo de las butacas delanteras) y las dos plazas no son demasiado confortables para adultos. Hay más espacio para las piernas que en otros rivales del segmento, pero su escasa altura al techo restringe su uso a personas por debajo de 1,70 metros. Y un problema añadido es que el sol castigará a los pasajeros porque la cabeza roza directamente en la generosa luneta trasera. Al menos cuentan con anclajes Isofix para las sillitas de los más pequeños.

En la zaga el maletero tiene un volumen de 342 litros. Dicho compartimento no es demasiado amplio, pero el respaldo trasero se puede abatir para introducir objetos largo.

Nuestra prueba fue en un ejemplar dotado con la opción de motor más modesta, que con inyección directa y turbocompresor ofrece 208 hp y un par máximo de 350 Nm.

El cambios son automáticos con convertidor de par y siete relaciones y todo el potencial se dirige a las ruedas traseras exclusivamente. Iniciamos la marcha y enseguida nos damos cuenta de que vamos en un vehículo de corte deportivo, pero de carácter sosegado. El propulsor empuja desde apenas 1.200 vueltas y no parece turbo por lo suave de su progresión. Tiene un comportamiento alegre, pero no eufórico.

En la consola central podemos elegir entre varios programas de conducción: snow, standard, sport y personal. Este selector cambia la respuesta del motor, de la transmisión, de la dirección, del acelerador y del control de tracción, modificando la personalidad del vehículo. En Sport todo sucede más rápido, pese a lo cual el salto entre marchas no es excesivamente rápido.

La calidad de rodadura es semejante a la de un sedán medio, así que la suspensión no maltrata en ningún momento a los ocupantes.

En suma se trata de un auto bastante ágil en conducción deportiva, pero no marca, ni mucho menos, la referencia.

En cuestiones de equipamiento echamos de menos un equipo de audio más parafernálico y notamos la ausencia de sistemas de seguridad semiautónoma (un sistema de velocidad de crucero adaptativo, por ejemplo) que estos días están apareciendo en modelos que tienen precios bastante menores que el de este Infiniti Q60.

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