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Congreso del presente

viernes, 19 de enero de 2018


Opinión
El Mercurio




Señor Director:

La irrupción en el país -específicamente, en Santiago y en algunas capitales regionales- de interesantes ponencias realizadas por científicos de nivel mundial está enriqueciendo los debates sobre el desarrollo científico y tecnológico del ser humano. Loable iniciativa que viene a refrescar los debates nacionales, más aún considerando la coyuntura de la creación de un ministerio de ciencia y tecnología.

Pero el Congreso del Futuro no puede dejar en la sombra lo que podríamos denominar el Congreso del Presente, instancia que necesitamos con urgencia para realizar una reflexión muy profunda sobre la situación de nuestro patrimonio nacional. El "Informe País: Estado del Medio Ambiente en Chile, comparación 1999-2015", elaborado por la Universidad de Chile, demostró cómo el país se achica, cómo en este período (o en períodos aproximados) se ha incrementado en 170% el número de especies de flora y fauna clasificadas bajo algún grado de amenazas; el 8,7% del territorio del país, que equivale a 6,6 millones de hectáreas, se ha perdido al estar con erosión grave y muy grave; el bosque nativo ha disminuido en 14 años en 237.000 hectáreas, que equivalen a una tasa cercana a las 17.000 hectáreas al año; nueve recursos de pesquerías (sobre 29) llegaron al estado de colapso y 10 al estado de sobreexplotación; las aguas continúan escaseando y la mayoría de los glaciares están con marcados procesos de retroceso. Los asentamientos humanos agudizan sus marcados problemas de segregación y marginalidad. La contaminación atmosférica sigue perjudicando la salud humana no solo en Santiago, sino también en ciudades como Rancagua, Chillán, Los Ángeles, Talca, Valdivia y Coyhaique. La matriz de producción energética se carbonizó en forma muy relevante en el período analizado.

Ese es nuestro presente, y si las tendencias no se modifican, estas pérdidas y deterioros irán reduciendo cada vez más al país. Miramos con sorpresa las increíbles perspectivas que se nos abren con el desarrollo de la ciencia; discutimos y analizamos sobre el destino del hombre, sobre nuestra posibilidad de proyectarnos al espacio, pero lo que debemos tener muy claro es que el futuro se construye desde el presente. Por ello, Chile necesita con urgencia un Congreso del Presente.

Nicolo Gligo
Académico Universidad de Chile

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