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Valdivia:

El bar que busca rescatar la vida de barrio Providencia

viernes, 12 de enero de 2018

Josefina Tenorio.
Reportaje
El Mercurio

Esta semana abrió sus puertas este nuevo lugar en la plaza Pedro de Valdivia, creado por dos de los socios de La Diana más Cristóbal Vial, del Centro Mori. Su propuesta: cervezas artesanales y coctelería clásica. "Nada de mixología o tragos moleculares. Esto es un bar de barrio", dice uno de ellos.



El nuevo Bar Valdivia nació por una cadena de casualidades. Una de ellas fue cuando el actor y artista visual Cristóbal Muhr, socio del restaurante La Diana -y de ese fenómeno gastronómico y citadino que fue La jardín-, pasó hace un año cerca de la plaza Pedro de Valdivia y vio una casa con el cartel de "se arrienda".

-Le saqué una foto y se la mandé a Rodrigo (Arellano, otro de los socios La Diana y La jardín). Era un lugar que se estaba intentando arrendar desde hacía tiempo, y que tenía la muralla de construcción del metro encima. Pero sentí que tenía potencial -recuerda Cristóbal, mientras Rodrigo saca su celular y muestra la foto de una casa de dos pisos de estilo alemán, de paredes blancas y rojas con entramados de vigas de madera, suelo de baldosas y la pintura descuidada.

-En realidad no sé qué me gustó de la casa -dice Cristóbal Muhr, y ambos ríen junto Cristóbal Vial, uno de los creadores del Centro Mori, quien se les unió como socio en la aventura de instalar un bar, que esta semana abrió sus puertas en Pedro de Valdivia 1764.

-Pensamos mucho en un local de barrio, de plaza. Como de Plaza de Armas, como si estuviéramos en Chillán, o Curicó. O en Madrid. Siempre hay un bar -reflexiona Rodrigo Arellano sobre la ubicación, un tema que ha sido asunto importante en todos los proyectos en los que ha participado. La jardín, desde un comienzo, se destacó por la intervención que hizo en plena avenida Bilbao, y La Diana escogió como locación el mismo edificio donde están los míticos juegos Diana, con la idea de aportar a que el barrio San Diego reforzara su carácter bohemio y gastronómico.

-Ahora queríamos un lugar rico para estar. Una continuación de la plaza, con áreas verdes -complementa Cristóbal Muhr.

Con la cercanía de la nueva estación del metro Inés de Suárez, Bar Valdivia busca devolver al lugar esa esencia de bar relajado para compartir después de la oficina, con una carta que tendrá su fuerte en las cervezas artesanales -traídas principalmente de Valdivia- y la coctelería más clásica.

-Nada de mixología o tragos moleculares. Este es un bar tradicional -asegura Rodrigo Arellano-. Sentíamos que había muchos bares de moda, o temáticos, o de promos 2 por 1. Nosotros queríamos dar vuelta ese concepto y convertir al Valdivia en un bar clásico donde se comiera rico.

En los fuegos está el chef Ignacio Escobar, quien trabajó antes en Amorío y Maldito Chef, entre otros lugares. Él desarrolló una carta gastronómica con nueve tapas españolas para compartir, pizzas a la piedra y sándwiches, como el de pulled pork.

-Siempre pensamos en un bar, pero no solo como un lugar de noche, sino que en un espacio para compartir -explica Rodrigo Arellano. Y Cristóbal Vial agrega:

-Lo ideal sería que de día y el fin de semana la plaza se integre al restaurante, pueda venir la familia y los niños puedan ir a a los juegos mientras los papás comen una pizza.

UNA CONTINUACIÓN DE LA PLAZA. Los tres socios de Bar Valdivia hablan de una serie de casualidades en la apertura de este lugar, porque ninguno pensó de antemano en instalar un lugar así, ni menos en este barrio.

-Yo tenía ganas de meterle cabeza a un espacio -cuenta Cristóbal Muhr, quien tan pronto encontró la casa contagió la idea a sus socios.

-Es como el sueño de todo hombre tener un bar -agrega Rodrigo Arellano entre risas.

Con Cristóbal Muhr fueron compañeros de curso en el colegio, y años después se encontraron un día en la calle en Berlín. Cristóbal Muhr, actor de profesión, se había ido a vivir a Londres, donde había conocido a un artista que tenía un restaurante itinerante, con el que terminó viajando por todo el mundo.

Así fue como, junto a dos socios, abrieron primero La jardín, y luego, La Diana. Ahora, para Bar Valdivia, incorporaron a Cristóbal Vial, amigo de Rodrigo desde la adolescencia y con quien formó una productora de televisión.

Hoy, los tres forman un equipo donde comparten ideas y dividen sus trabajos de acuerdo a la experticia de cada uno.

Como ha sido en los restaurantes anteriores, Cristóbal Muhr ha sido el encargado del diseño y la decoración. Y su sello está muy presente.

-Es lo que más me gusta de este espacio. Plantas que cuelgan, que suben y bajan. Eso hace que el restaurante se integre a la plaza y le dé vida al local -dice Cristóbal Vial.

Para decorar, Cristóbal usó elementos rústicos, como placas de zinc y madera, y también elementos escogidos a pulso en la construcción: las barandas, por ejemplo, son todas de diferentes formas.

-Todo es construido por nosotros. Hay un trabajo de recuperación de elementos de la ciudad -agrega Rodrigo Arellano.

Al conocerlo, es inevitable no pensar en ese estilo chascón y desordenadamente atractivo que tuvo La jardín, o en lo mágico de La Diana. Pero Rodrigo Arellano aclara que todos han sido proyectos completamente distintos.

-La comida de La Diana es más producida. Es más una intervención artística -dice-. Esto es un bar de barrio. La expectativa es que dure años en la plaza. Y que en diez años más la gente hable de "ir al Valdivia": que sea parte del inventario.

"Sentíamos que había muchos bares de moda, temáticos. Quisimos dar vuelta ese concepto", dice Rodrigo Arellano.  

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