Tejidos con historia

sábado, 13 de enero de 2018
Texto, Soledad Salgado S. Retrato, Viviana Morales R. Fotografías, gentileza Trinidad Flaño.
Entrevista
El Mercurio

Escondidas en las camas chilotas permanecen, ajenas a los ojos de quienes no pertenecen a la isla, las tradicionales frazadas bordadas que por años realizaban las mujeres de la zona. Una maravilla de tejidos que fueron quedando en el olvido y que en el último tiempo Trinidad Flaño se ha empecinado en rescatar y proyectar a futuro.

Es ingeniera agrónoma, pero a Trinidad Flaño las artesanías siempre le han llegado al alma, tanto que desde que llegó a Chiloé, hace 16 años, su mejor panorama era deleitarse mirando las creaciones locales. "Existía un lugar que se llamaba Almacén de la Biodiversidad, con cosas muy lindas; ellos me sugirieron postular a un fondo con el que finalmente, y con un equipo, publicamos un libro sobre los distintos artesanos". Luego vendrían otras publicaciones e investigaciones que la han hecho conocida entre la comunidad chilota.

Llevaba 10 años de trabajo y nunca había visto una frazada bordada. Hasta que una persona que sabía de su conocimiento en el tema de las artesanías le pidió ayuda para decorar su casa.

-Fui donde un artesano en Chonchi para mandar a hacer una alfombra y de repente me dice: "Mire esto". Desarmó la cama de su hija y apareció la frazada con flores. No lo podía creer, era una maravilla. Así fue como empecé a averiguar-, cuenta.

Fue una pena descubrir que la técnica estaba en el olvido, pocas mujeres sabían cómo hacerlas y las que tenían el conocimiento ya no las realizaban dado el gran trabajo y dedicación que implican su confección. "Piensa que ellas mismas hilan la lana y tejen en el suelo con un telar llamado kelwo. Es doloroso para la espalda y nunca fue tan bien pagado. La industria salmonera trajo nuevas opciones de trabajo, y los tejidos comenzaron a ser más simples", explica Trinidad.

Quería poner en valor este trabajo y hacer un registro que pudiese alentar a explorar en la técnica. Solo en su barrio, preguntando a los vecinos, encontró decenas, y fue fotografiándolas: "Encontraba terrible que no se viera este patrimonio. Saqué frazadas de gallineros, incluso; compré varias, me regalaron también y armé una colección", dice. Con los resultados de esa investigación, surgió la idea de realizar talleres, de los cuales salieron pieceras inspiradas en las técnicas y diseños utilizados en estos tejidos. La iniciativa, que fue financiada por Fondart, culminó en la exposición "Patrimonio dormido, frazadas con flores de Chiloé", realizada en enero de 2015 en Castro.

Como Trinidad ya había notado que se estaba abandonando la técnica, ella misma aprendió a trabajar con el kelwo como una manera conectarse más fácilmente con las tejedoras. Así, con la ayuda de otras artesanas, hizo, en conjunto, capacitaciones en Quemchi; y de la mano de Artesanías de Chile que estaba trabajando en ese momento en un proyecto de rescate de punto, comenzaron el desarrollo de frazadas de cuna. Más fáciles de confeccionar, por su acotado tamaño.

En este camino, Trinidad junto con un grupo de interesados, creó la Corporación Chiloé Textil, la cual obtuvo en 2017 un Fondart con el que volvió a exhibir la colección de frazadas antiguas y puso a disposición de la comunidad un kelwo para quienes quisieran aprender a tejer y bordar en él. Esto complementado con unos kelwos más pequeños, de mesa. Además se hizo trabajo de conservación de las frazadas, un punto muy importante para preservar de buena manera este patrimonio chilote. "Los talleres fueron muy exitosos, yo me siento feliz de haber sembrado el interés", dice. Por ahora está en pleno desarrollo de la web chiloemuseovivo.cl, para compartir la información que ha registrado en estos años de investigación; y su sueño es formar un Centro Textil donde se puedan dar a conocer estos tejidos y que se convierta en un lugar de encuentro para quienes quieran aprender, enseñar y mantener viva la tradición.