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El desafío de la inclusión para personas con discapacidad

sábado, 06 de enero de 2018

Guillermo Tupper
Vidactual
El Mercurio

En Chile, de 10 personas en situación de discapacidad, menos de cuatro tienen empleo. La nueva ley que incentiva su participación laboral es el puntapié inicial para disminuir la brecha, aunque urgen mecanismos de apoyo en el proceso de adaptación de los trabajadores y derribar los mitos que persisten sobre sus aptitudes. Guillermo Tupper.



Josué Maldonado (19) tiene una discapacidad intelectual leve, una alteración que él mismo define como estar "un paso atrás de lo normal". Cuando era niño, cursó hasta quinto básico en un colegio regular, hasta que su mamá lo ingresó a uno especial por sus problemas al poner atención y aprender las materias. "Por ejemplo, a una persona le puede tomar una semana aprender a manejar. Yo me tardo dos. Y me cuesta memorizar cosas", señala.

A los 18 años, Josué abandonó el colegio para buscar empleo: había sido padre y necesitaba comprar leche y pañales para su hija. Primero trabajó como auxiliar de aseo; luego, como ejecutivo en un call center de calle Portugal, y hace un año y medio recaló como ayudante de maestro en un edificio de la constructora AGSN ubicado en avenida Santa Rosa. En ese lugar hace pruebas de presión en las tuberías de baños y cocinas. "Cada día aprendo algo nuevo", dice. "Trato de escuchar y aprender lo máximo que puedo para poder ser maestro y ganar un poquito más".

Según Richard Celis, el capataz de la obra, Josué recibe el mismo trato que el resto de sus trabajadores, pero cuando le da instrucciones lo hace de forma más pausada, para que las entienda bien. En un comienzo, sus labores se centraban en tareas repetitivas, pero ahora asumió otras que requieren el uso de herramientas más complejas. "Cuando llegó, no sabía nada, y ahora trabaja independiente, se le pueden delegar responsabilidades y faenas", señala Celis. "No sale de su puesto de trabajo hasta que lo termina. Con su discapacidad, les demuestra a los otros jóvenes que él puede hacer las cosas, y mejor que los demás".

Empleo con apoyo

Catalina Garrido (24) todavía se quiebra cuando recuerda el bullying que sufrió en el colegio. Ella nació con una parálisis cerebral y acumula diez operaciones en sus piernas y espalda, además de un trasplante renal. Para caminar, necesita el apoyo de un bastón. "Fui a un colegio normal", cuenta. "Al principio me cuesta, pero entiendo lo que me dicen y lo hago. Mi discapacidad se manifiesta en la movilidad".

Tras hacer un diplomado en habilidades laborales y una práctica en el Banco de Chile, hace un año y cuatro meses Catalina se integró como analista de procesos internos en ENAP. Su trabajo consiste en actualizar planillas en Excel y sistematizar procesos. "Yo tengo un equipo de doce personas y siento que ella es la más responsable, en términos del horario de llegada y la entrega de los trabajos", dice Lorena Rubio, directora de comunicaciones. "La Cata nos cambió la vida: en un principio, llegó más tímida y, en un par de semanas, nos sacamos la foto mutuamente y ha sido un tremendo descubrimiento y aporte".

En su inclusión, tanto Josué como Catalina fueron asesorados por Fundación Descúbreme, una entidad que, desde hace siete años, promueve estos procesos a través del modelo de Empleo con Apoyo. Además, cada año invitan a instituciones cuyos beneficiarios son personas con discapacidad cognitiva a presentar un proyecto, el que es apoyado por el Fondo Descúbreme. "Calculamos que debe haber cerca de 290 instituciones que trabajan con personas con discapacidad cognitiva a lo largo del país y nosotros hemos trabajado con 145", dice Carola Rubia, su directora ejecutiva.

Como una forma de reducir las desventajas que enfrentan las personas con este tipo de discapacidad en el ámbito laboral, la fundación creó OTEC Descúbreme, un organismo técnico que incluye cursos de capacitación, con práctica incluida, de 11 de los oficios más solicitados por el sector empresarial, como servicios de alimentación, venta asistida, apoyo administrativo y auxiliar de bodega. "A la fecha, ya son 1.290 los jóvenes capacitados", dice Rubia. "Para el 2018 vamos a aumentar un par (de talleres) más, porque el mismo mercado nos está solicitando nuevos puestos de trabajo, donde se necesitan otro tipo de habilidades".

Un desafío país

Según el II Estudio de la Discapacidad (2015), en Chile el 20% de las personas de 18 años o más (2.606.914) se encuentra en situación de discapacidad. Este número aumenta de manera significativa con la edad, llegando hasta un 38,3% en las personas mayores de 60 años. Del total de personas con discapacidad, el 57,2% está inactivo; el 3,6%, desocupado; y solo el 39,3% tiene empleo. "Donde más se contratan es donde hay puestos de trabajo elementales y simples: en aseo y limpieza y también en el retail ", dice Víctor Dagnino, presidente de la Comisión de Discapacidad de la Sofofa y de la Red de Empresas Inclusivas.

Creada hace 25 años, esta comisión ha posicionado a cerca de 3 mil personas con discapacidad en el mundo laboral y su red abarca 35 empresas inclusivas. Según Dagnino, el principal obstáculo es el acceso a la educación. "Las personas con discapacidad tienen problemas para entrar al jardín infantil, salas cuna y colegio. Entonces, hay muy poca población con discapacidad que tiene educación suficiente", señala. "Después, hay otras barreras, como la movilización y la accesibilidad, tanto para personas con dificultades físicas como para personas ciegas y sordas. Además, no tenemos una cultura inclusiva en la sociedad que los considere como personas normales con todos sus derechos".

Tras una larga discusión en el Congreso, en junio pasado fue publicada la Ley 21.015, que incentiva la inclusión de personas con discapacidad al mundo del trabajo. Entre sus principales aspectos, establece que las empresas privadas e instituciones públicas de 100 o más trabajadores garanticen una reserva de empleos del 1% para personas con discapacidad. Según datos del gobierno, esta ley puede habilitar hasta 27.500 cupos laborales. "Es un tremendo avance para Chile", dice Daniel Concha, director nacional del Senadis. "Lo que están pidiendo las personas con discapacidad hoy en día no es caridad, sino oportunidades".

Además de generar debate (ver recuadro), la ley desnudará las fisuras que existen en segmentos como el de las personas con discapacidad cognitiva. La mayoría de ellos asiste a las más de 5 mil escuelas especiales repartidas a lo largo del país y su fase de aprendizaje se extiende hasta los 26 años. Sin embargo, estas escuelas no tienen homologación al cuarto medio de una escuela regular. "Todas las empresas que piden cuarto medio rendido como requisito laboral pueden dejar fuera, sin saberlo, a personas con discapacidad cognitiva y psiquiátrica", dice María José López, directora ejecutiva de Fundación ConTrabajo, una entidad que apoya a más de 20 empresas en procesos de inclusión. "Es un grave problema que tenemos en el sistema de educación y es impresentable".

Tere y Pancho

En un estudio realizado por la Sofofa, la OIT y la Mutual de Seguridad (2013), las empresas chilenas que tenían personas con discapacidad en sus plantillas resaltaron aspectos como su alta productividad (16%), disciplina laboral (13%) y trabajo en equipo (11%). "Te aportan mucho porque son más visibles y producen un efecto mayor que cualquier otro grupo vulnerable", dice Dagnino. "Cuando tú ves que una persona con discapacidad física llega a su trabajo y no falta, eso provoca en los demás un desafío. ¿Por qué van a llegar tarde si el otro puede llegar a la hora con todas las dificultades que posee?".

Una empresa que apostó por la inclusión es Dimerc S.A., que distribuye artículos de escritorio a gran escala. Hace casi diez años incorporó a Pancho Jiménez, un adulto con síndrome de Down que pasó de estar todo el día en casa de sus padres a ser el principal soporte económico de su familia. En la compañía, cada empleado con discapacidad es asesorado por un facilitador de Fundación ConTrabajo, que lo ayuda en sus tareas hasta que logra un mejor desempeño y su entorno laboral se adapta a él. "Las personas con discapacidad son un acelerador de innovaciones positivas dentro de la empresa, más que una visión cliché de que van a mejorar el clima del lugar", dice López. "Uno hace inclusión porque es un derecho humano y las empresas tienen un rol social".

En Dimerc, Teresa Camus (31) se sabe los nombres y apellidos de cada uno de sus compañeros. Todas las mañanas, cuando llega a sus oficinas en Renca, los saluda uno por uno y, luego, se traslada a su escritorio para laborar como asistente de documentación tributaria en el área de cobranzas. Aquí hace planillas de facturas, atiende vía e-mails a los vendedores y, además, colabora en tareas de reciclaje. "También soy la encargada de los cumpleaños: pinto y entrego las tarjetas a cada trabajador de la empresa", cuenta.

Teresa tiene síndrome de Down, pero se graduó de cuarto medio y egresó del Programa de Formación e Integración Socio-Laboral de la Universidad Central. Es uno de los casos más exitosos de inclusión y un motivo de orgullo para sus compañeros. "Fuimos aprendiendo e innovando en el camino, porque, al principio, no sabíamos cómo tratar a los chiquillos", señala Johana Cancino, trabajadora del lugar. "Pero no hay diferencias (con el resto): son súper responsables, cariñosos y conocen sus funciones, aunque hay que saberlos guiar. La idea es que todas las empresas hagan lo mismo, porque nos enseña a ser mejores personas".

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