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Vendrán tiempos mejores

martes, 26 de diciembre de 2017

Klaus Schmidt-Hebbel Profesor Titular, P. Universidad Católica de Chile
El_Mercurio


El fin de año coincidió con la contundente victoria que logró Sebastián Piñera en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Además del mandato electoral, el Presidente Piñera contará con una importante mayoría relativa (no absoluta) de su coalición política en el Congreso, a partir de marzo de 2018. ¿Afectan los resultados electorales sorpresivos a los mercados? Sin duda que sí. Después de los resultados de la primera vuelta presidencial (inesperadamente negativos para Piñera), el peso chileno se depreció y los precios de las acciones chilenas cayeron. En cambio, después de los resultados de la segunda vuelta (inesperadamente positivos para Piñera), sucedió lo contrario. Además, despejada la incertidumbre electoral, en la semana del 18 de diciembre se anunciaron o cerraron en Chile compras de empresas y paquetes accionarios por un valor cercano a US$ 10 mil millones.

El pesado legado de Bachelet II que deberá asumir Piñera II

El segundo gobierno de Bachelet deja un pesado legado político, económico y social. Con un diagnóstico distorsionado, por un foco ideológico centrado en la igualdad de ingresos, Bachelet II se empecina -y lo hará hasta el 10 de marzo de 2018- en pasar su retroexcavadora de reformas emblemáticas mal diseñadas y peor implementadas. Sus reformas tributaria, laboral-sindical, educacional y las que, eventualmente, aún vienen (previsional y constitucional) dañan la convivencia nacional y responden solo a los grupos de interés que constituyen la base de su apoyo político: los sindicatos más poderosos agrupados en la CUT, los funcionarios públicos organizados y los militantes de su moribunda coalición política.

En lo económico, la retroexcavadora destruye empleos de calidad, inhibe el ahorro y la inversión, impide avanzar hacia una educación de mayor calidad y reduce la productividad. De este modo, el sistemático debilitamiento de los factores de producción ha llevado a un enfriamiento polar de la economía chilena, reflejado en una tasa de crecimiento anémica de 1,8% promedio, en 2014-2017, y culminando con un paupérrimo 1,4% en el presente año.

Lo que sí ha crecido a tasas elevadas, en estos cuatro años, es el gasto fiscal, el empleo público, las empresas públicas, las agencias públicas y las universidades estatales. Así, Bachelet II -violando sus propias promesas electorales- deja un pesado legado fiscal, reflejado en altos déficits públicos, una senda insostenible de aumento de la deuda pública y una consiguiente reducción en la calificación crediticia de la deuda soberana de Chile.

En lo social, Bachelet II hereda al país crecientes niveles de delincuencia, inseguridad ciudadana y terrorismo en el sur; una salud pública de pobre cobertura y calidad; una educación pública de mala calidad, y servicios del Estado de pésima calidad (Sename, Senama, Servel, Registro Civil, Correos, etc.). No sorprende que la delincuencia, la salud y la educación estén entre las principales preocupaciones de los chilenos.

Piñera II deberá hacerse cargo del pesado legado que deja Bachelet II. Su programa está orientado a encaminar a Chile a un desarrollo integral, focalizándose en crecimiento económico, derrota de la pobreza e igualdad de oportunidades. Ello requiere implementar políticas potentes que compatibilicen el fortalecimiento de la economía de mercado con políticas sociales bien diseñadas, que emparejen la cancha y resuelvan los problemas más apremiantes de los sectores más vulnerables y de la clase media chilena.

Un ejemplo de lo anterior es la reforma previsional propuesta por Piñera, que combina mayores ahorros obligatorios, financiados por los empleadores, con un mayor gasto público (financiado por impuestos generales) en pensiones de los grupos vulnerables y de la clase media. Esta propuesta contrasta con la mala propuesta previsional del actual gobierno (actualmente debatida en el Congreso), que propone un sistema parcial de reparto hacia las clases medias, sin beneficiar a los más pobres, financiado por los trabajadores y administrado por una nueva caja pública de pensiones.

Tres escenarios para el futuro gobierno y la economía chilena

¿Cuál es el probable escenario externo que enfrentará el nuevo gobierno en 2018-2019, en comparación con el que enfrentó Bachelet II en 2014-2017? Será similarmente favorable: un precio del cobre más alto (pero similar al del 2014), un precio del petróleo similar, una economía mundial que crece algo más fuerte (como lo hizo en 2014), pero con tasas internacionales de interés más elevadas.

Considerando estas benignas condiciones internacionales, cabe anticipar tres escenarios para el futuro gobierno y el crecimiento de Chile. Bajo un escenario pesimista, Piñera no podrá corregir las distorsiones de las malas reformas de Bachelet ni será capaz de obtener el apoyo legislativo necesario para sus principales reformas. En este caso, el crecimiento del PIB aumentará solo modestamente, empujado por las favorables condiciones externas y el abandono de las malas reformas de Bachelet. El crecimiento del PIB aumentaría gradualmente desde 1,4% en 2017, hasta alcanzar un magro 2,5% en 2022.

Bajo el segundo escenario (que es el intermedio, y que corresponde a la proyección del FMI previa a las elecciones), una parte de las reformas que requiere Chile son implementadas por el futuro gobierno, lográndose un crecimiento de 3,3% en 2022.

En el tercer escenario, la nueva administración Piñera logra diseñar, aprobar por el Congreso e implementar un programa eficaz de reformas proeficiencia y equidad. Ello mejoraría los incentivos para ahorrar, invertir, trabajar e innovar en Chile, lo que elevaría el crecimiento, reduciría la pobreza y mejoraría la distribución del ingreso en Chile. Bajo este escenario, los aumentos en inversión, empleo productivo y productividad llevarían al país a una senda de crecimiento superior, alcanzando una tasa de expansión del PIB del 4,5% en 2022.

Vendrán tiempos mejores: ¡manos a la obra!

EL SEGUNDO GOBIERNO DE BACHELET DEJA UN PESADO LEGADO.


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