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Sugerencias para preescolares y niños de educación básica:

Una conversación diaria y hasta una adivinanza en clases de matemáticas fomentan mejores lectores

lunes, 25 de diciembre de 2017

Margherita Cordano F.
Educación
El Mercurio

Animar la lectura no solo es importante para desarrollar un mejor vocabulario, sino también para entender más sobre el mundo que nos rodea. Tras los resultados de una prueba internacional que dice que casi el 40% de los escolares tiene un nivel bajo de comprensión, especialistas entregan sus estrategias para revertir esta situación.



Acostumbrarse a leer tiene una serie de beneficios: además de un mayor desarrollo de vocabulario, la investigación muestra que quienes adquieren el hábito de tener un libro entre sus manos aumentan su capacidad de reflexionar en forma crítica, tienden a interesarse por conocer sobre otras culturas y sienten aburrirse menos que el resto de las personas. Un estudio realizado con guaguas de nueve meses publicado en la última edición de la revista Child Development plantea que los niños que tienen papás que les leen cuentos desarrollan mucho más su capacidad de atención en comparación con aquellos que no tienen esa experiencia.

Por eso es importante que tanto en la casa como en el colegio se ponga énfasis en los beneficios y el placer que puede traer la lectura. El tema es especialmente importante si se consideran los más recientes resultados del Estudio Internacional de Progreso en Competencia Lectora Pirls, que evaluó la comprensión de lectura de estudiantes de 4° básico de 50 países y nueve ciudades. En Chile, cuatro de cada 10 estudiantes evaluados presentan importantes desafíos en el área, quedando en los niveles bajo (26%) y fuera del nivel bajo (13%, ver infografía).

"Leer es una habilidad transversal tanto para el sistema escolar como para la vida de las personas fuera del aula. Un escolar que desde los primeros años de vida va desarrollando y adquiriendo el hábito lector podrá relacionarse con el mundo desde la libertad que otorga la capacidad de comprenderlo", indica Marcela Hernández, profesora de Lenguaje del Liceo Polivalente Carlos Montané Castro de Quirihue, en la Región del Biobío.

Tras ser distinguida por Elige Educar como una de las mejores docentes del país, Marcela acaba de ser nombrada por la Fundación Varkey como finalista del Global Teacher Prize, una distinción que la califica como uno de los mejores 50 profesores del mundo. Al dar a conocer la noticia, la fundación de origen británico destacó lo efectivas que han sido sus estrategias para acercar los libros a sus alumnos de entre 14 y 18 años. "Me di cuenta de algo muy simple y que en gran medida explicaba su falta de interés: en sus primeros años de vida, en aquellos años en los que es fundamental desarrollar el interés por la lecto-escritura, habían leído muy pocos cuentos o no los cuentos correctos".

La solución de Marcela fue hacerlos leer cuentos infantiles y desde ahí hacerlos saltar a otros más acordes a su nivel de enseñanza. A esta estrategia se le conoce como mediación y es posible hacerla con cuentos cortos o historietas: un cómic de zombis puede dar paso a los textos de Edgar Allan Poe, por ejemplo.

Motivación

Para Carmen Paz Hernández, a cargo del programa Leyendo en Red que desarrolla la Fundación Había una Vez con apoyo de la Fundación Luksic, la importancia de la lectura está en el discurso de muchas instituciones educativas, pero no necesariamente en su cultura. "A través de la lectura se puede contribuir a formar personas comprometidas, ciudadanos responsables, creativos y conectados. Entonces es obvio que esto deja de ser algo exclusivo del profesor de Lenguaje", plantea. Su propuesta es que en clases de Matemáticas, el profesor pida leer una adivinanza para introducir conceptos, o que al hablar de ciudadanía y migración, en clases de Historia se pida leer una noticia sobre una cultura distinta a la propia.

"Hay que desmitificar la idea de que la lectura es solo literaria; también está la informativa. Muchos papás creen que no es bueno que sus hijos lean información sobre dinosaurios o datos sobre el universo, pero esos niños pueden ser igual de buenos lectores", dice Hernández.

Catherine Flores insta a motivarlos. Como jefa de la carrera de Pedagogía en Educación Básica de la Universidad de Santiago, la especialista plantea la necesidad de armar temas y discusiones en torno a los libros.

"Como en toda cosa, la motivación puede ser intrínseca o extrínseca. Cuando el profesor dice 'vamos a leer este texto porque es súper interesante, nos plantea ideas sobre algo que no conocemos, a mí me gustó mucho y se lo recomendé a un amigo' está motivando intrínsecamente. Ahora, si dice 'vamos a leer esto porque hay que ponerles nota y evaluar', no hay motivación alguna. Y quizás hemos ido exacerbando esa motivación extrínseca; parece estar todo depositado en una meta que pone otro y con un fin evaluativo".

En el caso de los niños más pequeños, conversar con ellos de forma consciente una vez al día, pidiéndoles que hagan un recuento de lo que han hecho, permite que se acostumbren a crear secuencias de relato lógicas, lo que también les ayuda a entender mejor los textos.

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