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Tema fue parte del debate presidencial de este lunes:

El precio de los fármacos será una tarea para el próximo Presidente

miércoles, 13 de diciembre de 2017

C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Diversos factores explican la gran variación de costos para un mismo medicamento, por lo que los expertos llaman a potenciar el mercado de los genéricos.



En un debate que estuvo marcado por la confrontación de ideas, los dos candidatos a Presidente de la República -Sebastián Piñera y Alejandro Guillier- concordaron la noche del lunes en marcar como prioridad de sus eventuales gobiernos la disminución del precio de los medicamentos.

La realidad del mercado local, tal como lo evidenció un estudio de Sernac divulgado en septiembre pasado, muestra que un mismo fármaco puede tener variaciones de precios que van más allá del 3.000%. Es decir, un remedio puede ser hasta 30 veces más caro que otro similar.

Mientras otros países de la región aplican subsidios a los medicamentos (como en Argentina) o fijan topes máximos de precio (como en Colombia), las razones de las diferencias de costo en Chile radican, en parte, a que las materias primas para su fabricación se deben importar y a que hay libertad para fijar precios, lo que ha llevado a casos de colusión.

Además, las variaciones dependen de si se trata de drogas innovadoras, bioequivalentes o solo copias del original.

Como explica el doctor Luis Quiñones, investigador en bioequivalencia de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, los fármacos originales o innovadores suelen tener un mayor valor considerando que, para su desarrollo, se requirió de al menos 10 años de investigaciones y una inversión promedio que bordea los 10 millones de dólares.

"Normalmente se trata de grandes empresas o laboratorios internacionales que, tras conseguir la patente del producto, obtienen el privilegio para comercializarlo por 20 años y, por tanto, poner el precio que estime conveniente (que ayude a recuperar la inversión y genere utilidades)", precisa Quiñones, también miembro de la Sociedad de Farmacología de Chile.

Más competencia

Tras ese período, la patente es liberada y cualquier laboratorio puede fabricar ese medicamento. Estos son los llamados fármacos "similares" o copias del compuesto original. "La empresa que fabrica esta copia pide un registro al Instituto de Salud Pública (ISP) para su comercialización, sobre la base de que tiene el mismo principio activo y los componentes del original". Como no hubo una inversión mayor, el precio es ostensiblemente más barato.

Sin embargo, hace algunos años, países como EE.UU. exigieron que estos medicamentos similares pasaran por pruebas de bioequivalencia, para asegurar que el principio activo respondiera de manera similar en el organismo que un fármaco original. Así surgieron los genéricos o bioequivalentes que, por tener que pasar por estas pruebas, tienen un costo mayor a un similar, pero más barato que el original.

Mientras más competencia de bioequivalentes hay en el mercado, más bajo los precios, precisa Quiñones.

No obstante, en el país menos de la mitad de los 500 fármacos más usados por la población chilena cuenta con pruebas de bioequivalencia, advierte Juan Manuel Cousiño, químico farmacéutico y académico de la U. San Sebastián.

"No se ha actualizado la política nacional de medicamentos en más de diez años. Por eso reimpulsar la bioequivalencia es una política pública muy importante".

Actualmente, no existe obligatoriedad para hacerlo y los laboratorios que deciden acceder a ella pueden realizarlo en el exterior, en países como India, Argentina o Colombia. "Alrededor del 80% de los estudios se hace afuera, porque es más barato. El problema es que se hace con individuos de otras etnias, como en India, y hay estudios que muestran que eso influye en la respuesta a los medicamentos", comenta el doctor Quiñones.

Por eso sugiere a los candidatos presidenciales que los estudios de bioequivalencia sean hechos en población chilena (en el país existen al menos cuatro centros capaces de hacerlo), tal como sugieren las agencias de medicamentos europea y estadounidense -Emea y FDA, respectivamente-, y tal como lo hacen México y Brasil, por ejemplo.

Ambos entrevistados concuerdan, al igual que los candidatos, en la utilidad de las farmacias populares o comunitarias, pero idealmente abastecidas de bioequivalentes, para asegurar la calidad y eficacia de los productos.

Biológicos
A diferencia de lo que ocurre con fármacos de síntesis química (la mayoría de los que se consumen), en los medicamentos biológicos (como vacunas y anticuerpos monoclonales) es más complejo establecer bioequivalencias. Por ello, los precios no varían mucho si se trata del original o de una copia.

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