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Mis raíces alemanas y un relato sobre historia musical

lunes, 11 de diciembre de 2017

Economía y Negocios


Mark Mobius
Presidente ejecutivo Templeton Emerging Markets Group

Si bien los mercados emergentes han constituido mi principal área de trabajo durante varias décadas, también viajo mucho a países desarrollados. Es muy revelador ver cómo los que una vez fueron países «emergentes» todavía conservan su patrimonio. También me resulta interesante comparar entre los distintos mercados los distintos ámbitos en los que ha habido progresos y analizar qué sectores o industrias están recibiendo más atención. En algunos casos, me sorprende observar en qué aspectos toman la iniciativa las economías emergentes.

En mi último viaje a Europa, decidí tomarme tiempo libre para visitar el pueblo donde nació mi padre, Erlbach (Alemania), cerca de Dresde. Cuando conducía hacia allí, empecé a pensar cuánto debía haber cambiado el paisaje desde los días de mi padre.

Los alemanes parecen tener afición por las altas velocidades. Conducir por la autopista a 150 kilómetros por hora me dio un poco de miedo, pero pude ver cómo destacaban los numerosos molinos de viento que generan electricidad sobre de las tierras agrícolas a lo largo de la carretera.

Alemania produce en la actualidad la mayor parte de su energía a partir de las energías eólica y solar. En 2016, la potencia total instalada de energía eólica en Alemania produjo alrededor del 13 % de las necesidades energéticas totales del país y la energía solar procedente de las células fotoeléctricas, alrededor del 6 %. Las cifras han aumentado y, en algunos períodos durante los últimos años, estas fuentes de energía renovable han satisfecho más del 50 % de las necesidades energéticas de Alemania. Al visitar pequeños pueblos de Alemania, es común ver instalaciones fotovoltaicas en los tejados. Alemania tiene el objetivo de depender exclusivamente de las energías renovables en 2050.

Si bien Alemania se sigue considerando líder mundial en uso de energías renovables, resulta interesante observar que China es en realidad el principal productor y consumidor mundial de paneles solares. El Gobierno chino anunció un plan de inversión de 360 000 dólares estadounidenses en energías renovables para 2020 , con el objetivo de situar a China a la cabeza de la corriente de las energías renovables. Con un enorme interés por la energía y, al mismo tiempo, un grave problema de contaminación en algunas ciudades, parece lógico que el Gobierno de China esté ofreciendo incentivos para abandonar el carbón en beneficio de la energía solar. En realidad, China alardea de tener la granja solar flotante más grande del mundo situada sobre una antigua mina de carbón rellenada con agua de lluvia.

Explorando mis raíces familiares en Alemania


En Alemania, mi misión no fue solo la de maravillarme ante los paneles solares y los molinos de viento. Al entrar en Erlbach, el pueblo en que nació mi padre, hay una iglesia, pequeña pero elegante, situada en una colina desde la que puede observarse toda la aldea. Ese era mi destino, pues la iglesia ocultaba algo muy especial. Había lápidas a un lado de la iglesia y una de ellas llevaba el nombre Mobius.

No era la primera vez que iba a Erlbach. Hace muchos años, crucé el Muro de Berlín cuando todavía existía la Alemania del Este comunista. Por aquel entonces, Vladimir Putin, el actual presidente de Rusia, servía como oficial del KGB cerca de Dresde. Para acceder a Alemania del Este, tuve que solicitar todo tipo de documentos a la Embajada en Londres. Cuando me reuní con mi primo Wolfgang, su hermosa mujer y sus dos hijas en el «Checkpoint Charlie» de Berlín, me susurraron que no dijese nada relacionado con la política delante de las niñas, porque su profesora probablemente les preguntaste sobre su invitado del Oeste y sobre qué había dicho.

Condujimos hasta su casa cerca del famoso Castillo de Colditz, donde Wolfgang tenía su clínica dental. Colditz es más conocido por ser la cárcel de los oficiales aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Fue escenario del juego del gato y el ratón entre los captores y los prisioneros, con los oficiales aliados tramando formas ingeniosas de engañar a sus captores alemanes y escaparse. La historia se ha contado en diversos libros y unas cuantas películas. En la actualidad es un museo en el que pueden verse las increíbles tretas que los oficiales aliados urdieron para escaparse, en algunas ocasiones con éxito.

Tras tomar unos tentempiés en casa de Wolfgang, condujimos hasta Erlbach y nos reunimos con mi tío Otto. Nos llevó hasta la elegante y pequeña iglesia de Erlbach. Una vez dentro, mi tío tocó una preciosa fuga de Bach en el órgano. La belleza del sonido en la iglesia de madera me impresionó. La acústica era perfecta.

A lo largo de los años, el órgano de la iglesia se había deteriorado y necesitaba algunas reparaciones. En 2016, aporté dinero para la rehabilitación del órgano, que traía buenos recuerdos para mi familia. Durante su reparación, se descubrió que el órgano ocultaba una maravillosa sorpresa.

Hoy en día, un motor eléctrico suministra aire al órgano, pero hace muchos años alguien tenía que bombear los pedales detrás del órgano para producir el aire necesario. Solía contratarse a chicos jóvenes para este trabajo. Detrás del órgano, se descubrieron los antiguos pedales y, en frente de ellos, un muro de madera con muchos arañazos. Esas marcas eran los garabatos de los niños que pasaban el tiempo mientras se ocupaban de la aburrida tarea de manejar los pedales mirando hacia ese muro. Para mi sorpresa, encontré el nombre de mi padre grabado en ese muro. Me pareció increíble y me permitió hacerme una idea del tipo de vida que tuvo mi padre en aquel pueblo antes de emigrar a los Estados Unidos en los años veinte.


Todavía me agradó más descubrir que podía ayudar a restaurar aquel hermoso instrumento. Cuando se reparó el órgano, los viejos tubos de acero se vendieron a miembros de la congregación, y me dieron uno. Emite un sonido muy agradable al soplar por el extremo afilado. Cuando se inauguró el órgano rehabilitado, un famoso organista de Berlín dio un concierto junto con otros miembros de mi familia lejana, muy dotados para la música. Durante esa ceremonia, también se recreó la historia de la iglesia y del pueblo con imágenes y diálogos. Otra gran experiencia para mí.

En mi última visita a Erlbach este año, invité a mi colega Eddie Chow, que trabaja en Hong Kong, y a su hijo Ashley, que toca muy bien el órgano. Resultó estimulante oír a Ashley tocar varias piezas de Bach, de gran complejidad, ante un grupo de unas 50 personas en Alemania. Ver a un niño chino tocar el órgano en esta aldea agrícola aislada fue algo especial para los vecinos. Ashley impresionó a todo el mundo y recibió una larga ronda de aplausos.

La música es algo que une sinceramente a las personas, de todo el mundo.

Un crucero hasta Hamburgo


Antes de este viaje, había ido en un crucero por el río Elba desde Hamburgo hasta Dresde. Fue un viaje que mi padre había hecho hacía mucho tiempo, pero en el sentido contrario. Viajó por el río Elba hasta Hamburgo, donde se unió a la tripulación de un barco que iba rumbo a Nueva York. Mi familia recuerda sus llegadas a Nueva York, donde conoció a mi madre, una inmigrante de Puerto Rico. Se conocieron y se enamoraron a pesar de su enorme barrera lingüística. El inglés de mi padre no era bueno y mi madre no hablaba alemán.

Mis padres se casaron en Nueva York y volvieron a Erlbach para conocer a la familia de mi padre por su luna de miel. Los rumores sobre el ascenso del régimen nazi y la posibilidad de que estallara una guerra los llevaron de vuelta a Nueva York, lo cual los separó del resto de familiares de mi padre, asentados en Alemania.

En Dresde predominan los hermosos palacios e iglesias construidos por los príncipes electores y reyes de Sajonia, donde se reunían los mejores músicos, arquitectos y pintores de toda Europa. A menudo se denomina «Jewel Box» debido al esplendor de sus edificios de estilo barroco y rococó. Durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos americanos y británicos destruyeron todo el centro de la ciudad, también todos los edificios históricos. Muchos de ellos han sido reconstruidos y rehabilitados para devolverles su esplendor original, lo cual constituye un testimonio de la determinación del pueblo alemán para restaurar y devolverle la vida a la ciudad.

Hay muchas colecciones de arte maravillosas para ver. Los edificios del Palacio Zwinger y las colecciones de arte real, entre las que se incluyen pinturas y elaboradas piezas de porcelana, relojes, joyería y otros objetos.

El crucero por el Elba me ofreció una buena imagen de la rica historia de la zona, con su importancia mundial, especialmente la historia del cristianismo. Creo que es importante para nosotros recordar nuestros orígenes ancestrales y aprender las lecciones que nos ha enseñado la historia.
Muchas economías emergentes actuales están aprendiendo de los éxitos, y los errores, del mundo desarrollado a medida que se transforman y se convierten en potencias mundiales.








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