domingo, 10 de diciembre de 2017
Erika Lüters Gamboa
El Mercurio
Luego de una sorprendente recuperación económica, el país ganó gran parte de sus apuestas de este año en el terreno diplomático, deportivo, turístico y musical.
La seguidilla de triunfos diplomáticos, deportivos y musicales que obtuvo Portugal este año mantuvieron a ese país en las portadas de la prensa mundial y reforzaron su credibilidad y peso en Europa. "Hemos pasado de ser el patito feo al cisne resplandeciente", resumió su Presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, la situación que vive el país que gobierna desde hace dos años. El año comenzó a vislumbrarse positivo con la elección del ex Primer Ministro António Guterres (199-2002) como secretario general de Naciones Unidas. Y culminó con la selección del ministro de Finanzas Mário Centeno como presidente del Eurogrupo, que reúne a todos los secretarios de esa cartera de la Unión Europea. Dos nombramientos que son fruto de una diplomacia discreta y eficiente. Los triunfos se sucedieron en otros sectores: en mayo, el representante de Portugal ganó el festival de la canción de Eurovisión, arrebatándoles el predominio a los países del Este. En octubre, fue elegido el mejor destino turístico de Europa, y este jueves el futbolista Cristiano Ronaldo ganó el Balón de Oro, que lo acredita como el mejor jugador del mundo por quinta vez. Pero el mayor triunfo del país ha sido su recuperación económica. Portugal pasó en los últimos años de ser un país que en 2011 tuvo que pedir ayuda financiera extranjera, a convertirse este 2017 en la nueva estrella de la economía de Europa. El fortalecimiento del país ocurre en momentos de incertidumbre para el vecindario: la crisis catalana en España, el Brexit en Reino Unido, el nuevo gobierno de Emmanuel Macron en Francia, Alemania sin poder formar gobierno e Italia con elecciones a la vista. El país es gobernado desde hace dos años por un gobierno socialista de minoría que es apoyado en el Parlamento por la izquierda radical. Para superar la crisis, el Primer Ministro António Costa revirtió los recortes que le fueron impuestos al país cuando recibió un préstamo de 78.000 millones de euros de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI), aumentó los salarios a los empleados públicos, bajó el impuesto a la renta y subió las pensiones. Al mismo tiempo, congeló el gasto público y cumplió con los compromisos europeos de estabilidad fiscal, exigidos por los socios de la moneda común y por el FMI. Sus medidas tuvieron el efecto esperado, pues logró reducir el déficit de Portugal hasta el 2% del PIB en 2016, el más bajo desde 1974. El gobierno de Portugal estima un crecimiento del 2,2% para el próximo año y una reducción del déficit al 1%. Uno de los artífices de esa recuperación fue precisamente Centeno, el flamante nuevo jefe del Eurogrupo. Su éxito es reconocido hasta por el exigente y conservador ex ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble, quien lo apodó el "Cristiano Ronaldo del Ecofin", el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros en Europa. Auge del turismo En octubre, Portugal ganó otro premio al ser destacado como el mejor destino turístico de Europa en los World Travel Awards, un galardón creado en 1993 para reconocer el trabajo desarrollado en el sector turístico a nivel global, para estimular la competitividad y la calidad del turismo. Y es que junto a sus atractivos naturales y una rica gastronomía con influencias españolas, árabes y brasileñas, quienes han visitado Portugal destacan la calidez de su gente, a la que describen como muy respetuosa y amable. El país también es apreciado por su tranquilidad y, aparentemente, por no estar en la mira de los terroristas del Estado Islámico. Todo esto hizo que en 2016 el país superara la barrera de los 10 millones de turistas anuales. Una muy buena noticia para una actividad que representa el 10% del PIB, según datos oficiales. "Parecerá extraño, pero en el mundo en que vivimos, ser recibido con los brazos abiertos se ha convertido en un importante valor. Nada más pisar Portugal, la gente se siente relajada", declaró recientemente Fernando Medina, alcalde de Lisboa.
