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Agentes de salud tradicional y funcionarios fallecieron en un accidente carretero hace 12 días:

Cómo se gestó la alianza entre sanadores mapuches y el equipo del Cesfam de Tirúa

jueves, 07 de diciembre de 2017

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Componedores de huesos, parteras y expertos en sanar con hierbas medicinales trabajan junto con funcionarios de salud en un programa intercultural que se inició hace dos décadas.



"Ha sido todo muy difícil, de a poquito estamos retomando el ritmo", dice al teléfono Sandra Ibarra, encargada del Programa de Salud Intercultural del Centro de Salud Familiar (Cesfam) de Tirúa. Hace 12 días, un accidente carretero estremeció a esta comunidad costera del extremo sur de la Región del Biobío.

El bus en que viajaba una delegación integrada principalmente por funcionarios del Cesfam y agentes de salud mapuches de Tirúa volcó dejando once fallecidos.

Ha sido una pérdida particularmente dolorosa. "Éramos una familia, éramos amigos. Había personas con mucha sabiduría. Con ellos se perdió conocimiento ancestral", señala Sandra, aludiendo a los llamados "agentes de salud".

Confianza

En la cosmovisión mapuche, estos asesores de salud son las püñeñelcheves o parteras, ngütamcheves o componedores de huesos y lawentucheves o conocedores de las plantas medicinales y su aplicación para aliviar enfermedades.

"Nuestra historia está vinculada a todos ellos", dice Ibarra. Desde 1996, el equipo del Cesfam empezó un trabajo para integrar su conocimiento y prácticas de sanación a la atención de salud. Guiados por kimches o sabios mapuches, aprendieron primero sobre su historia y cosmovisión.

Luego salieron a buscarlos. Pero no fue fácil. Entre las décadas de los años 50 y 70, la instalación del sistema de salud oficial había perseguido y sumido en la clandestinidad la tradición de los sanadores de pueblos originarios. "Nuestro trabajo estaba prohibido, dormido, estancado. La gente llegaba a escondidas", recuerda Emeterio Millanao, quien heredó de su abuelo el oficio de ngütamcheve y hoy lo enseña a su hija de 12 años.

Ganar su confianza tardó años. A partir de 2010 comenzaron a reunirse, hacer encuentros y luego talleres con los ngütamcheves , que hoy trabajan en contacto con los kinesiólogos.

"Si llega alguien con un tendón cortado o una fractura, hacemos una friega, bajamos la inflamación y lo derivamos al Cesfam. Y desde allá nos mandan a personas con tendones amontonados o problemas musculares", dice Millanao.

Luego se integraron al programa intercultural las püñeñelcheves , trabajando en contacto con las matronas, y en 2015 se sumaron los lawentucheves .

El legado

El proceso ha sido lento y ha habido que sortear dificultades, pero hay frutos. "Su actividad se ha visibilizado", destaca Sandra.

"Ellos han aprendido de nosotros y nosotros del Cesfam. Y al reunirnos ahí una vez al mes con otros ngütamcheves se ha enriquecido nuestro conocimiento: lo que uno sabe lo comparte y aprende lo que no conocía", reflexiona Emeterio Millanao.

Ahora la comunidad entera de Tirúa busca sanar la devastadora pérdida que dejó el accidente. Quienes perdieron la vida eran fundamentales en el programa de salud intercultural.

Los funcionarios fallecidos fueron Ana Colipí (45), una de las fundadoras del programa. También el kinesiólogo Carlos Martínez, pilar fundamental en el trabajo con los ngütamcheves . "Éramos muy colegas con Carlitos. Él creyó en nosotros. Cuando estábamos juntos, él era un ngütamcheve más", evoca Millanao.

También murieron las técnicos en enfermería de nivel superior Amalia Carinao y María Vergara y el ingeniero informático Luis Viluñir, todos del equipo de salud intercultural

Los lawentucheves del programa fueron los más golpeados. Fallecieron Carmen Pilquimán (madre de Ana Colipí), Esterlina Marihuén, Albertina Liguempi y su hija Aylén Huilita (10 años), que estaba aprendiendo de su mamá la sanación con hierbas medicinales. También fallecieron Prosperino Huenupil, kimche y educador tradicional, y Rosa Manquecura, dirigenta de la Mesa Territorial de Quidico.

La tarea ahora es rearmarse. Sandra repite lo que le dijeron los sanadores que siguen hospitalizados: "Ellos nos dicen que esto no tiene que acabarse, que ahora tenemos que abrazarnos y seguir adelante, y que probablemente los que se fueron nos van a estar ayudando desde el wenumapu (cielo)".

"Nosotros tenemos el deber de mantener la memoria de los que partieron y que su conocimiento no se pierda".
SANDRA IBARRA
Encargada Salud Intercultural Cesfam Tirúa

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