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La decisión fue criticada por socios de EE.UU. en Medio Oriente y Europa:

Trump reconoce a Jerusalén como capital de Israel pese a la resistencia internacional

jueves, 07 de diciembre de 2017

Alicia Tagle Crichton
Internacional
El Mercurio

El Mandatario decidió además trasladar la embajada de Washington de Tel Aviv a Jerusalén.



En una arriesgada movida diplomática, que desafió las advertencias de países en Medio Oriente y de otros socios de Estados Unidos en todo el mundo, el Presidente Donald Trump reconoció ayer a Jerusalén como la capital de Israel, revirtiendo casi siete décadas de la política exterior de Washington. En un discurso en la Casa Blanca, el Mandatario dijo además que su gobierno pondrá en marcha el proceso para trasladar la embajada de su país desde Tel Aviv a Jerusalén, algo que se espera demore varios años.

"He decidido que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel", anunció Trump. "Aunque presidentes anteriores lo convirtieron en una gran promesa de campaña, no la cumplieron. Hoy, yo estoy cumpliendo". Con la decisión, dijo que concretará una ley aprobada por el Congreso estadounidense en 1995, cuya aplicación había sido postergada reiteradamente.

"Esto no es más que un reconocimiento de la realidad. También es lo correcto", destacó, aunque matizó asegurando que no debe interpretarse como una falta de compromiso con el proceso de paz entre israelíes y palestinos: "EE.UU. apoyará una solución de dos Estados si eso es lo que acuerdan las dos partes". Mantuvo así el discurso de sus predecesores, pese a que algunos observadores han dicho que son posiciones incompatibles.

Las palabras de Trump convierten a EE.UU. en el primer país del mundo en reconocer a Jerusalén como capital de Israel, aislándolo en un tema internacionalmente sensible. Solo el Ministerio de Exteriores de Rusia reconoció en abril a Jerusalén occidental como la capital de Israel y a Jerusalén oriental como la capital del futuro Estado palestino.

Ya en marzo de 2016, cuando era candidato presidencial, Trump había anunciado al lobby proisraelí AIPAC en Washington que movería la embajada. En menos de un año de gobierno cumplió la promesa y probablemente así lo valoran la Iglesia evangélica en EE.UU. -que respalda la posición israelí- y grandes donantes de la campaña del republicano, como Sheldon Adelson.

De todas formas, centros de estudio en Washington y expertos negociadores en el conflicto alertaron previamente al Mandatario que un país que pretende erigirse como mediador creíble del proceso de paz en Medio Oriente no puede apoyar a una de las partes de la disputa, mientras que diversas voces de la comunidad internacional intentaron evitar también la decisión de Trump, debido a su potencial desestabilizador en la región. El Papa Francisco había pedido respetar el delicado statu quo de la ciudad.

El Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, celebró un "día histórico" por la decisión, que valoró como "justa y valiente", ya que a su juicio "es un paso importante para la paz porque no hay paz que no incluya Jerusalén como capital del Estado de Israel".

En cambio, el Presidente palestino, Mahmoud Abbas, dijo que el anuncio viola "todas las resoluciones y acuerdos internacionales" y anima a Israel "a seguir con la política de ocupación, asentamiento y limpieza étnica". Agregó que Washington no podrá seguir patrocinando el proceso de paz. Egipto, aliado de EE.UU. en la región, y Jordania concordaron con el líder palestino, quien recibió el apoyo de Arabia Saudita, otro socio de Washington.

El secretario general de la ONU, António Guterres, rechazó las "medidas unilaterales" y dijo que cualquier decisión que no sea aceptada por todas las partes "podría poner en peligro la posibilidad de la paz". El Consejo de Seguridad convocó a una reunión de urgencia para mañana.

Momentos antes de que Trump anunciara oficialmente la decisión, la Liga Árabe ya había convocado una reunión de emergencia para el sábado de los ministros de Exteriores de Medio Oriente. Como era previsible, los países árabes manifestaron su temor ante las consecuencias que este paso pueda acarrear en la región.

Cientos de manifestantes se concentraron ayer en distintas ciudades de la región, desde Gaza a la capital jordana, Amán, en las que quemaron banderas de EE.UU. y fotos de Trump, mientras que se reforzó la seguridad en torno a las embajadas de Washington e Israel.

El Mandatario estadounidense confirmó que su Vicepresidente, Mike Pence, "viajará a la región en los próximos días" para "reafirmar el compromiso" de EE.UU. de "trabajar con socios en todo Medio Oriente para derrotar el radicalismo".

"Es probable que haya una ola de ira popular en toda la región y que incluso los aliados de EE.UU. en el mundo árabe condenen a Washington. Rusia, que está forjando su poder en Medio Oriente, podría verse beneficiada", explicó a "El Mercurio" el experto en resolución de conflictos y asuntos de la ONU, Richard Gowan.

El académico de Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia, sostuvo que entre los factores que pueden haber motivado la decisión del Presidente estadounidense, está la necesidad de distraer la atención con un movimiento en política exterior mientras en casa su círculo enfrenta la polémica investigación sobre la llamada trama rusa. "Trump también ha tenido problemas para proyectar poder en Medio Oriente. Básicamente le entregó Siria a Rusia y enfrenta una gran oposición interna e internacional a su promesa de poner fin al acuerdo nuclear con Irán (cuyos compromisos se negó a certificar). Hacer un gesto simbólico como este sobre Jerusalén es una manera de encubrir la debilitada posición de EE.UU. en la región, aunque sea contraproducente", concluyó.

La comunidad internacional -incluyendo la Cancillería chilena-reaccionó mayoritamente en contra de la decisión de Trump, planteando que el reconocimiento es contrario a los acuerdos y legislaciones internacionales y podrían incendiar la región.

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, defendió de todas formas a su jefe y dijo que trabajará de inmediato en los preparativos para trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén: "Lo habíamos debatido antes con muchos amigos, socios y aliados. Y creemos firmemente que abre una posibilidad a una paz viable".

"Mediante estas decisiones lamentables, EE.UU. boicotea deliberadamente todos los esfuerzos de paz y proclama que abandona el papel de patrocinador del proceso de paz que ejerció en las últimas décadas".
Mahmoud Abbas,
PRESIDENTE DE PALESTINA.

"La decisión del Presidente es un paso importante para la paz, porque no hay paz que no incluya a Jerusalén como capital del Estado de Israel".
Benjamín Netanyahu,
PRIMER MINISTRO DE ISRAEL.

"Hacemos un llamado al gobierno estadounidense para que reconsidere esta decisión errónea, que puede tener consecuencias muy negativas, y evite dar pasos irreflexivos que dañen la identidad multicultural y el estatus histórico de Jerusalén".
Mevlüt Çavusoglu,
MINISTRO DE RR.EE. DE TURQUÍA

"La decisión de EE.UU. obstaculiza y hace aún más difícil proceso de paz conducente a dos Estados".
Heraldo Muñoz,
CANCILLER DE CHILE.

"La decisión viola el derecho internacional y todas las resoluciones de la ONU".
Emmanuel Macron,
PRESIDENTE DE FRANCIA

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