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Experimento de fitorremediación:

Los tamarugos ayudan a restituir el suelo de los relaves mineros

martes, 28 de noviembre de 2017

Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Estas y otras especies nativas del desierto podrían ser la alternativa para recuperar ambientalmente terrenos contaminados en la zona norte.



El enorme volumen de los residuos generados por la minería en la forma de relaves, constituye un foco de contaminación química por la presencia de metales pesados y también un riesgo de deslizamiento, por la inestabilidad física estructural de estos acopios.

De ahí que la ley que regula el cierre de estas instalaciones obliga a las empresas, desde 2012, a hacerles un seguimiento y tomar medidas para estabilizarlas en el tiempo. No obstante, la tarea de recuperar los suelos no es sencilla.

Afortunadamente, las plantas nativas de Chile pueden ser una eficaz alternativa de fitorremediación: conseguirían rehabilitar los suelos y retener o degradar elementos químicos presentes, como el cobre, cadmio, zinc, manganeso, hierro y plomo.

La vegetación que crece en un terreno contaminado es capaz de regenerarlo porque genera una capa de suelo que minimiza el impacto de la contaminación, asegura la ingeniera civil ambiental e investigadora del departamento de Ingeniería Química de la Universidad Católica del Norte, Elizabeth Lam. Hace 15 años que la profesional lidera un proyecto Corfo Innova sobre el tema con especies nativas.

Para esto ha utilizado ocho residentes habituales del desierto de Atacama, entre los cuales destacan los resultados obtenidos con el tamarugo ( Prosopis tamarugo ), el cachiyuyo ( Atriplex nummularia ) y el molle ( Schinus molle ), según un estudio que publicó recientemente la revista especializada Journal of Geochemical Exploration, del grupo Elsevier.

Con cáscaras de huevo

Su selección de especies no fue casual, ya que las había visto creciendo en el entorno de los relaves, es decir presentan el potencial de adaptación para el ambiente de extrema aridez del desierto y altura, al crecer en un tipo de sustrato donde difícilmente sobreviven otras plantas.

"Logramos que se desarrollaran y crecieran", cuenta la especialista, quien realizó su trabajo experimental en dependencias de la compañía minera Barrick-Zaldívar, en la Región de Antofagasta.

Descubrieron que la adaptación se incrementa cuando se mejora el sustrato, lo que se consigue aplicando "enmiendas", es decir, una sustancia que puede ser orgánica, inorgánica o una mezcla de ambas, que permite mejorar las características del suelo.

Así, por ejemplo, para neutralizar un suelo muy ácido, emplearon una enmienda basada en carbonato de calcio, que obtuvieron a partir de cáscaras de huevo.

Otro tema importante es manejar el contenido de materia orgánica que requieren, explica. Es así como para enriquecer el suelo emplean compost vegetal y el vermi-compost, que es producido por las lombrices.

Al generarse una capa nueva de suelo, los contaminantes quedan retenidos o neutralizados, por lo que no se movilizan a otras zonas. Esto evita que afecten poblaciones, cursos de agua o suelos próximos. Así se minimizaría el impacto sobre la salud de las personas y medio ambiente.

Aunque la fase de plantaciones terminó en 2012, la investigadora y su equipo todavía trabajan en los resultados, lo que les ha permitido la publicación de tres estudios hasta ahora.

Como resultado de la investigación se han generado memorias de pregrado y tesis de doctorado. Una de ellas, desarrollada por el ingeniero Italo Montofré, quien es parte del equipo de Lam, fue evaluada con nota máxima en la Universidad Politécnica de Cartagena (España), obteniendo mención Cum Laude.

La investigadora ya está pensando en una nueva experiencia de fitorremediación, la que desarrollará en los relaves de Andacollo, para lo cual primero trabajará en su caracterización.

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