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El dulce momento de la industria de los confites

viernes, 15 de febrero de 2008

SEBASTIÁN AGUIRRE LEÓN
Economía y Negocios Online, El Mercurio

Las perspectivas de crecimiento son positivas en este competitivo rubro. Carozzi y Calaf, de los Bofill y del grupo Luksic, respectivamente, están apostando fuerte por el sector.









Caramelos, galletas y chocolates. Dulces productos que tienen sacando cuentas alegres a la industria de los confites en Chile. Según estimaciones, las ventas de las empresas del rubro podrían alcanzar los US$1.000 millones en 2007.

Pese al alza de algunas materias primas y de los costos de la energía y el combustible, las empresas lograron buenos resultados operacionales, reflejados en cifras de crecimiento positivas.

Empresas Carozzi, matriz de Costa y Ambrosoli, es parte importante del desarrollo de esta industria. Según estimaciones de la empresa, en 2007 la facturación de estas marcas superó los US$200 millones, con un crecimiento cercano al 10%. "A pesar de los altos costos de las materias primas y de la inflación, el año fue bastante positivo para las dos marcas", comenta José Miguel Pinochet, gerente división confites de Carozzi, que maneja un buen trozo del mercado: 57% de participación en caramelos y 44% en chocolates, compitiendo de cerca con Nestlé y Arcor-Dos en Uno, sus principales rivales.

"La canasta de confites que medimos en 2007 creció en 7,3% en valor. Eso es un poco menos que el 8,5% en que creció la canasta total y es una cifra positiva, pese a ser menor que en años anteriores", explica Jorge Carniglia, gerente comercial de la consultora AC Nielsen.

Impresión similar tiene Andrés Merello, gerente general de Confites Merello, uno de los "clásicos" del rubro, con sus tradicionales dulces de anís, que opera desde 1930. "En términos de resultados, 2007 fue un año aceptable. Nosotros crecimos cerca de 15% en ventas, pese al alza importante en el precio de los insumos y del combustible", comenta el máximo ejecutivo de la empresa, quien no se atreve a especular sobre la participación de mercado, pero afirma que en las fábricas de Limache producen poco más de "800 toneladas de confites anualmente", que se distribuyen mayormente en supermercados.

Mejor aún fue el año para Calaf. La industria perteneciente a CCU alcanzó 22% de crecimiento respecto a 2006, llegando a US$22 millones para la empresa que hace cuatro años se sumó al alero del grupo Luksic.

"El análisis de la industria en general es positivo. Crece sobre el PIB nacional y con algunas categorías liderando este crecimiento", comenta Carolina Schmidt, gerenta general de la empresa -a la que arribó hace siete meses-, que tiene 3,3% de participación de mercado nacional.

Otro actor importante en este escenario es Fruna, que tiene fuerte presencia en los canales de distribución callejeros, junto a la empresa Pelayo. La compañía orientada a los estratos socioeconómicos más bajos ha logrado sobrevivir a la dura competencia que imponen las industrias mayores. "Acá es más familiar la cosa. Nosotros no funcionamos como las grandes empresas. Tenemos un método distinto, más sencillo, a menor escala. Pasamos desapercibidos entre los grandes", comenta José Antonio Santiesteban, gerente general de la empresa.

Pero el método de trabajo no les quita protagonismo. Poseen 52 locales a lo largo del país y más de 3.000 colaboradores. "Nos fue bien en 2007. Afortunadamente, siempre nos ha ido bien. Es que somos trabajólicos", confiesa entre risas Santiesteban, aunque celoso de las cifras de su empresa, que prefiere no revelar.

Las claves

El buen funcionamiento de la industria de confites no ha sido gratuito. Para Carniglia, una de las claves ha sido la innovación. "Este crecimiento se da principalmente por la generación de productos nuevos para este mercado, algunos creados acá y otros que se traen de afuera". Andrés Merello concuerda: "en materia de productos, hay una diversidad tremenda, porque es un mercado con pocas barreras de entrada".

Además, Carniglia recalca el papel del merchandising, "porque la exhibición es fundamental para estos productos que son de venta impulsiva".

Gabriela Clivio, analista del banco BBVA, coincide en el análisis: "Ha habido harto movimiento, pero debería tender a haber una consolidación porque es una industria que está bastante fragmentada".

Saltando obstáculos

Sin embargo, la buena salud de la industria no ha estado exenta de vallas que superar. El contexto macroeconómico repercutió en puntos sensibles de estas empresas, por ejemplo en las materias primas.

"Ha habido un importante aumento de los costos de algunos de los principales insumos, como leche, cacao y trigo, y en el costo de la energía", analiza Pinochet.

"Para 2008, quisiéramos crecer cerca del 10%", comenta Merello. ¿Por qué menos que el año anterior? "Porque este año se presenta con ciertas incertidumbres en general. El crecimiento económico y el tipo de cambio quizás aumenten la competencia extranjera", explica.

Pero avizora ámbitos de crecimiento para la industria. "Hay algunas áreas en que el mercado está suficientemente maduro, pero en otros, como el chocolate, estamos atrás. En los países desarrollados el consumo per cápita es de 12 kilos anuales. Y en Chile recién estamos cerca de 1,5 kilo", analiza el ejecutivo.

"Ha aumentado respecto a años anteriores", comenta Jorge Carniglia, coincidiendo con la visión de Merello. "Aún hay mucho por hacer. Hay una tendencia notoria a desarrollar productos de mayor calidad. En la innovación es donde se marca la diferencia", conluye el ejecutivo.

El alza en el precio de algunas materias primas ha sido el principal obstáculo para un mayor crecimiento.

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