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El reconfigurado mapa del Poder Legislativo:

La irrupción del Frente Amplio deja un Congreso segmentado en tres polos

lunes, 20 de noviembre de 2017

John Müller
Nacional
El Mercurio

El nuevo sistema electoral rompe con la bipolaridad estricta de los últimos 27 años y abre paso a una mayor fragmentación, en la que surge un nuevo foco de poder, a la izquierda de la Nueva Mayoría.



Al final, el Parlamento ha quedado atrapado entre una bipolaridad atenuada y un incipiente modelo de tres polos. La gran sorpresa de las elecciones parlamentarias ha sido, como ocurrió en la presidencial, el Frente Amplio (FA). Sin embargo, Beatriz Sánchez, pese a su excelente resultado, no pasa a la segunda vuelta, pero el Frente sí controlará el tercer grupo parlamentario más importante del Congreso chileno.

El resultado configura tres grandes grupos, según los resultados provisionales. Chile Vamos con 72 escaños (a seis diputados de la mayoría absoluta), la suma de la Fuerza de la Mayoría y la DC, con 57 diputados, y el Frente Amplio, con 20 diputados. Quedan flotando libres un diputado del PRO, el partido de Marco Enríquez-Ominami, y cuatro diputados regionalistas y un independiente.

Sin embargo, esta división no permite apreciar un microcosmos político que puede brindar oportunidades o ser el germen de nuevos problemas.

La fuerza del Frente Amplio

En primer lugar, la fuerza con que ha irrumpido el Frente Amplio, que ha conseguido inesperadamente hasta un senador, condicionará las cosas en varios sentidos. Uno tiene que ver con su propia evolución. La superación de sus propias expectativas le obligará a institucionalizarse y buscar la unidad de acción de las seis fuerzas políticas con representación parlamentaria que hay en su interior, donde Revolución Democrática, con 10 diputados, es la aparentemente hegemónica.

El Frente también ejercerá un influjo sobre los partidos que formaban la Nueva Mayoría. Por una parte, ha desplazado completamente a la Democracia Cristiana, cuyo resultado electoral es deplorable, puesto que apenas retiene 14 de sus 21 diputados electos. Y obligará a una redefinición a los integrantes de la Fuerza de la Mayoría, donde el PPD sufre la pérdida de seis diputados, aunque el PS, el PC y el PRSD mejoran su representación.

Castigo a los clásicos

El castigo recibido por la DC y el PPD, partidos centrales en la transición, reducidos ahora a la condición de meras comparsas, marca realmente el fin de una etapa en la política chilena. El Partido Socialista, al que se le auguraba una debacle parecida, al final ha salvado los muebles de la quema y en el Senado ha mantenido su representación.

Lo ocurrido ya le fue advertido a la DC y al PPD durante los debates en el Senado cuando se decidió abandonar el sistema binominal. Entonces, el país estaba obsesionado con mejorar la representatividad de las cámaras adoptando el sistema proporcional, pero sin ocuparse de la necesaria estabilidad.

En la sesión del 13 de enero de 2015, el senador Andrés Allamand advirtió directamente a la Nueva Mayoría: "(Con esta reforma electoral) no van a contribuir a la gobernabilidad. No van a mejorar la representatividad. Y están sembrando las semillas de la destrucción de su propia coalición". Dos años después así ha ocurrido. Dicho y hecho.

RN, primera fuerza

En las entrañas de Chile Vamos también ha habido cambios. Renovación Nacional ha dado la vuelta a la subordinación numérica respecto de la UDI que existía en la última Cámara de Diputados debido a sus escisiones. Con 36 diputados, RN es la principal fuerza política del país. La UDI, en cambio, mejora tres escaños al pasar de 27 a 30. Y Evópoli pasa de un diputado a cinco.

El bloque de centroderecha se ha mantenido cohesionado ante la condición de favorito de Sebastián Piñera. Sin embargo, ahora tiene que buscar acomodo a la nueva fuerza política con la que José Antonio Kast querrá concretar el casi 8% de los votos que obtuvo en la presidencial. Cómo y en qué forma endosa Kast ese poder político, está por verse. Anoche, le ofreció su apoyo a Sebastián Piñera sin condiciones, pero eso no significa que no vaya a generar un movimiento o partido propio.

Si Kast decide mantenerse como una fuerza independiente, el Congreso podría parecerse al modelo de "cuatro esquinas" que algunos perciben que sustituirá al actual bipolarismo atenuado: un Parlamento dividido entre izquierda y derecha con dos bloques que a su vez subdividen cada sector.

En el Senado, Chile Vamos cuenta con 19 de los 43 senadores, mientras que la Fuerza de la Mayoría (14) y la DC (6) sumarán otros 20. Hay dos senadores independientes, uno del Frente Amplio y otro de Por Todo Chile.

Alineamiento de los resultados

Los resultados en la elección de diputados (38,6%) y en la senatorial (37,7%) de Chile Vamos estuvieron un poco por encima de la votación presidencial (36,6%) de Sebastián Piñera. Esto pone en cuestión la tesis de que la fortaleza de Piñera en las encuestas iba a tirar de los candidatos a diputados y senadores. También podría ser un indicio de que Piñera ha sido favorito durante demasiado tiempo y los diputados y senadores no.

En el caso de Fuerza de la Mayoría, aunque los diputados de este grupo tuvieron, con un 24%, mejor votación que el candidato presidencial Alejandro Guillier (22,6%), los senadores tuvieron exactamente el mismo apoyo: 22,6%.

Beatriz Sánchez sí tuvo una performance notablemente mejor que los candidatos del Frente Amplio. En senadores, el Frente solo reunió el 11,08% frente al 20,2% de Sánchez. Y en diputados, sumó el 16,5%. Esto confirma que para la Cámara de Diputados la estrategia frenteamplista estaba muy bien planteada. Y la votación individual de sus principales dirigentes, como Boric y Jackson, donde ambos superaron el 30% de los votos en sus distritos, los confirma en su liderazgo.

Sin embargo, la dependencia de las individualidades podría provocar desajustes a la hora de consolidar el gobierno interno de esta coalición de fuerzas.

El fiasco de Convergencia

El pacto Convergencia Democrática se demostró un auténtico fiasco para la DC. Ni Más Región ni Izquierda Ciudadana demostraron tener entidad electoral que sumaran para sus aspiraciones. La DC, en cambio, mejoró la votación de su candidata Carolina Goic (5,88%) tanto en diputados como en senadores, con un 10,29% y un 14,39%, respectivamente. Este resultado hay que compararlo con el 12,8% que obtuvo este partido en la elección de concejales de 2016.

La caída de la DC, sin embargo, se ve empeorada en términos cualitativos porque perdió a figuras emblemáticas en el Senado como Andrés Zaldívar, Ignacio Walker y Aldo Cornejo. Las victorias de Yasna Provoste y Ximena Rincón configuran una DC más izquierdizada y mediatizarán la discusión interna, donde la actual dirección difícilmente podrá justificar que hayan abandonado el barco de la Nueva Mayoría.

Acuerdos parlamentarios

Precisamente este resultado puede complicar las expectativas de un futuro gobierno para alcanzar acuerdos en el Parlamento. Una DC muy volcada en sus problemas internos y en sus redefiniciones sería poco permeable a la idea de alcanzar pactos en las cámaras para facilitar la gobernabilidad del país. Un fenómeno similar podría darse en el PPD.

La irrupción del Frente Amplio también acelerará la discusión en el pacto de la Fuerza de la Mayoría sobre si su futuro se encuentra más a la izquierda o más al centro del espectro político.

Y el Frente Amplio, que ya ha anunciado que no participará en ningún futuro gobierno, también tendrá que definir su estrategia para la segunda vuelta contemplando qué quiere ser cuando grande y sus diputados desembarquen en el nuevo Congreso el 11 de marzo.

Como en 2009

Anoche, Sebastián Piñera intentaba consolar a los suyos diciéndoles que el resultado de la primera vuelta ha sido casi exactamente el mismo que tuvo en 2009. Si el candidato de Chile Vamos juega bien sus cartas, quizá pueda repetir su triunfo de aquel año en segunda vuelta. Sin embargo, lo que sí habrá cambiado para siempre es la configuración del Congreso con el que tendrá que gobernar si gana.

Se trata de una Cámara Baja mucho más fragmentada, donde la derecha tiene una mayoría insuficiente, y que obligará a trabajar mucho a los miembros de cualquier futuro gobierno para negociar la aprobación de cada ley. Esto desplazará parte del centro de interés de la política chilena al Congreso. Pero no se puede olvidar que nuestro sistema es presidencial y no parlamentario. Y los presidencialismos no suelen funcionar bien con sistemas proporcionales, como recordó el senador Allamand en aquel debate de 2015. La única excepción ha sido Estados Unidos, cuyo Congreso se elige bajo un sistema mayoritario.

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