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Revolución tecnológica y nosotros sin patines

sábado, 18 de noviembre de 2017

Economía y Negocios Online


Joanna Davidovich Economista

Posible ingreso de Amazon al negocio de medicamentos hace temblar a las farmacias, titulaba el Financial Times. Es un ejemplo más de cómo un modelo de negocio innovador, con una red logística muy eficiente y el uso de la tecnología, están introduciendo mayor competencia en distintos mercados, logrando precios más competitivos y mejor servicio. Otros casos son Uber, Airbnb, y suma y sigue.

¿Estamos preparándonos en Chile para los nuevos desafíos por el vertiginoso cambio tecnológico y de modelos de negocios? cómo educar a nuestros niños y entregarles distintas competencias a las personas para los nuevos roles dada la automatización, robots e inteligencia artificial que avanzan sin dar tregua? o en cómo adaptar la regulación para que los nuevos emprendimientos puedan desarrollarse en vez de tratar de detenerlos?

Según el Índice de Preparación para el Cambio 2017 (Change Readiness Index 2017), un estudio realizado por KPMG International que analiza 136 países en base a su capacidad para responder y adaptarse a cambios significativos como resultado de eventos a corto plazo, como desastres naturales, así como tendencias demográficas, económicas, sociales y tecnológicas a largo plazo: empresas, gobierno, y ciudadanía y sociedad civil.

Los países mejor rankeados son Suiza, Singapur, Dinamarca, Nueva Zelanda, Países Bajos, Finlandia y Alemania, EEUU, entre otros. Chile se encuentra en el puesto 24, relativamente bien posicionado, pero no entre los líderes para competir en esta nueva revolución tecnológica.

Un estudio reciente de McKinsey, por su parte, explica cómo la automatización puede mejorar el rendimiento, reducir errores y mejorar la calidad. Según el estudio a nivel global, la automatización puede contribuir en aumentar en 0,8% anualmente el cambio en la productividad, lo que redundaría en mayor crecimiento y oportunidades de progreso para las personas.

Proyecta McKinsey que la mitad de los empleos de hoy podrían automatizarse para 2055 y los tipos de empleo que se demandará serán distintos, para lo cual las personas deben adquirir nuevas habilidades para poder convivir con las máquinas y la tecnología.

Este nuevo escenario, demanda también modernizar el Estado. Actualmente el Estado tiene una estructura rígida que le dificulta la posibilidad de cumplir eficazmente sus funciones. La burocracia, tramitología y exceso de carga regulatoria, asfixia el espíritu emprendedor. Oportunamente el CEP acaba de publicar un buen informe con propuestas de modernización para adecuarlo y flexibilizarlo acorde a las nuevas realidades. El cambio constante implica también un esfuerzo de simplificación y modernización de las regulaciones para permitir la innovación.

Chile está en buena posición para tomar este desafío en serio y prepararse para competir en las grandes ligas mundiales. Para eso, necesitamos entender que el mundo avanza y nosotros no lo podemos detener. Que el debate nacional debe ser sobre cómo adaptarnos y estar a la vanguardia aprovechando nuestras ventajas comparativas. Requerimos una buena dosis de flexibilidad, mayor apertura e intercambio con el mundo científico, las universidades y los distintos países para tener claridad de hacia adonde está avanzando la tecnología y cómo podemos aprovecharla mejor.

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