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Cosechas planeadas para fines de mes adelantan la temporada del fruto:

Fuerte alza muestra cultivo de sandías en Antofagasta, en el desierto más árido del mundo

sábado, 18 de noviembre de 2017

Claudio Cerda Santander
Nacional
El Mercurio

Luego de una fase experimental, que comenzó con 900 kilos en 2015, este año se alista la mayor producción de esta fruta, que llegará a 10 toneladas.



"Es como lograr lo imposible. Cultivar sandías en el desierto", comenta, con orgullo, Fernando Salinas (29), agricultor del sector Alto La Portada en Antofagasta.

A sus espaldas, en una parcela de media hectárea, se alista para diciembre una cosecha de 10 mil kilos de sandías. Una cifra que supera por lejos los 900 kilos de 2015, cuando se alzó como pionero en este tipo de cultivos en una de las zonas más secas del planeta. Los frutos también han crecido en tamaño: si en las primeras siembras, hace dos años, estos pesaban 6 kilos, el año pasado ya llegaban a 14,5 kilos la unidad.

El responsable es un sistema de riego hidropónico por goteo, en mangas con sustrato de fibra de coco que sustituye a la tierra, que ha permitido mejorar las siembras bajo el abrasador sol del desierto. También el empleo reciente de mantas térmicas, en los días más fríos, y unos 150 abejorros a cargo de la polinización, que utiliza a partir de septiembre con una colmena tipo "urbana".

Salinas cuenta que inicia la temporada de siembra en julio para anticiparse a la competencia proveniente del sur del país: "Tengo la competencia que llega de Tacna, que ya está en el mercado, y la de Paine, que llega en enero. Entonces, empiezo a plantar en julio para anticipar mi cosecha para finales de noviembre, evitando los precios bajos".

Su mercado se encuentra en las ferias y "vegas" de la región, donde el valor por kilo de una sandía ronda los $700. Una forma habitual de venta para un fruto escaso en la zona norte.

A esta etapa la antecede una ardua labor, que incluye capitalizar al máximo la siempre escasa agua en el lugar, acopiada en tres estanques con una capacidad de 45 mil litros, que cargan camiones aljibe.

El proceso seguido a pulso en los cultivos permite entregar sandías en su punto de madurez al consumidor final, a diferencia de las producciones a mayor escala, según Salinas. "El agricultor que está fuera de una zona no puede cosechar la sandía en su punto, por lo que ocurre un lapso muy grande desde que se cosecha, en verde, más toda la cadena de transporte, hasta llegar al consumidor final, por lo que va perdiendo sabor", describe mientras revisa las mangas de cultivos hidropónicos.

"Yo las cosecho maduras, en su punto; las tanteo, las toco. Veo que las hojas estén quemaditas. Tiene que sonar como tamborcito", agrega, en medio una faena que cumple con solo un ayudante. En el lugar, distante a 20 kilómetros de la ciudad, 150 agricultores hidropónicos integran la Asociación Gremial de Agricultores de Alto La Portada, una de las más grandes de su tipo en el país, dedicada principalmente al cultivo de hortalizas.

Salinas afirma que el aporte del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (Indap), consistente en unos $4 millones, le ha permitido avanzar con el proyecto.

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