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Con brillo musical y gran despliegue escénico:

"Carmen" triunfó en la Medialuna de Rancagua

martes, 14 de noviembre de 2017

Juan Antonio Muñoz H.
Cultura
El Mercurio




Fue una gran fiesta que colmó las graderías de la Gran Medialuna de Rancagua, aforada a la mitad de su capacidad para recibir cada día a 7 mil espectadores. Esta vez, el objeto de atención no era el rodeo, sino la puesta en escena de la ópera "Carmen" (Bizet), de la que se ofrecieron dos representaciones (11 y 12 de noviembre).

Todo funcionó como se esperaba en esta atractiva y entretenida producción, que reunió sobre el enorme escenario a 167 artistas, 156 de los cuales eran rancagüinos. Nada faltó, desde el coro de niños hasta las escenas de flamenco, incluido un desfile militar con caballos en el primer acto. Los elegantes equinos volvieron a actuar al término, durante la brillante recepción sevillana al torero Escamillo.

Familias completas, muchas de las cuales nunca antes habían visto una representación de ópera, gozaron de esta puesta al aire libre, que contempló dos grandes pantallas digitales a los costados del escenario, donde se proyectaban primeros planos de los intérpretes principales y los subtítulos.

La Orquesta del Teatro Regional de Rancagua fue dirigida por el maestro cubano Eduardo Díaz, atento a los distintos planos de la ardua partitura y cuidadoso con los cantantes y con las tantas frases solistas que Bizet escribió para los instrumentos. Si bien durante los dos primeros actos los tiempos parecieron algo lentos y pesados, en los dos últimos se consiguió un gran vigor dramático y la tensión sonora esperada. "Carmen" se representó casi completa, con pequeños cortes que no afectaron el resultado.

El Coro Polifónico de Rancagua, dirigido por el barítono Elomar Cuello y prácticamente recién constituido, realizó un trabajo musical admirable al asumir en poco tiempo esta ópera de tan alto compromiso.

La dirección escénica estuvo en manos de Rodrigo Navarrete, artífice de una puesta monumental, con gran despliegue, tradicional en términos de concepto, pero rica en vibración popular y color. Usó muy bien el espacio e intercaló con acierto los números de tablao en pasionales coreografías de Jaime Pinto y Lorena Peñailillo.

La escenografía (Valentina Maldonado) plasmó, a través de grandes retablos, la idea de lo que es Sevilla, a lo que ayudó, por cierto, la iluminación de Ricardo Castro y el vistoso vestuario (Lorena Peñailillo y Lorena Jiménez), mientras que a la construcción del ambiente sirvió también la participación de un buen número de soldados conscriptos, que por cierto fueron vitoreados al término de la función.

Hay que mejorar en lo sucesivo el sistema de amplificación, para que no haya desbalances entre la orquesta y los solistas, y entre el coro y el foso, pero sin duda que la Medialuna se presta para hacer estos espectáculos de gran convocatoria.

La mezzosoprano Evelyn Ramírez, orgullo de Rancagua, fue Carmen. Su voz, cada vez más dramática y densa, estuvo perfecta en los dos últimos actos, lo cual da cuenta del interesante proceso que vive la cantante y que la llevará a debutar a fines de este mes el difícil rol de Azucena en "El Trovador" (Verdi), en el Teatro del Maule. El tenor Pedro Espinoza puede afinar todavía su concepción vocal y teatral del complejo Don José. Extraordinaria la Micaela de la soprano Andrea Aguilar, una voz que Chile debe tener más en cuenta: ella podría llevar este rol a cualquier escenario del mundo. El barítono Eleomar Cuello lució su sentido del canto y del fraseo en un Escamillo sobrio y sin los habituales efectos de mal gusto. El elenco se completó con los efectivos y musicales Francisco Huerta (excelente como Dancairo), Brayan Ávila (Remendado), Tabita Martínez (Frasquita), Francisca Cristópulos (Mercedes), Nicolás Suazo (Morales) y Sergio Gallardo (Zúñiga).

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