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ENTREVISTA El trasfondo de su obra andina:

Francisco Gazitúa El escultor y la poeta

domingo, 12 de noviembre de 2017

CECILA VALDÉS URRUTIA
Arte
El Mercurio

El reconocido escultor -una de las voces de nuestro arte actual- acaba de ser incorporado como miembro de número a la Academia de Bellas Artes. Su discurso fue sobre su relación creativa con Gabriela Mistral. Conversamos de ello y también de su visión crítica en la "carrera" de los artistas de estas últimas décadas. Gazitúa fue invitado a exponer a Guadalajara en 2018.



Francisco Gazitúa no detiene el ritmo y la intensidad en su particular labor creativa. Y desde la cordillera del Cajón del Maipo, donde trabaja la piedra y forja el fierro -donde vive y también organiza expediciones a tres mil metros de altura-, continúa una labor que defiende la escultura directa, profunda y genuina. Da lugar a piezas abstractas y semiabstractas que pueblan la naturaleza y el espacio urbano, como las celebradas estructuras de barcos en metal, las cabezas pétreas de su admirada Mistral, o las piedras rotundas, poéticas, casi ancestrales pero a la vez muy contemporáneas.

Un reciente proyecto suyo se emplaza (más bien se funde) en un puente en Toronto, Canadá. Y será el artista chileno invitado de honor a la Feria del Libro de Guadalajara 2018: "Exhibiré 30 piezas andinas en el palacio expositivo", adelanta. Pero hay más: acaba de participar en el simposium de escultura en mármol realizado en Providencia. Y la semana pasada fue incorporado a la Academia de Bellas Artes. Una incorporación -como la de Francisco Brugnoli- muy esperada y merecida para uno de los escultores sobresalientes de la escena nacional. El discurso de ingreso de Gazitúa versó sobre el trasfondo de su arte: su relación con la poeta, Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral.

"El taller invisible"

-Usted habló que el artista tiene dos talleres. Uno de ellos es el que llama "taller invisible", el de los poetas.

"Sí. Después de casi 40 años de formar escultores, me he dado cuenta de que quienes no crean su propio taller invisible no serán nunca escultores de verdad. El transfondo espiritual que surge de ahí es lo que a uno le permite permanecer por 50 o 60 años en este arte, que trabajamos en circunstancias de enorme esfuerzo. Si uno no posee una fuerza mística, que viene de la poesía, lo más probable es que esos artistas duren 19 o 20 años, pero no más, en este duro y solitario oficio".

-Usted dice que Gabriela Mistral es la gran guía en su taller espiritual.

"Si uno va más al interior de ese taller invisible, este se relaciona con la poética, con el misterio de lo que estamos haciendo en este mundo. El taller invisible es cómo uno transforma su oficio. Porque todo sucede en el interior, abajo. Cuando me empecé a internar en las culturas andinas, se me abrió Chile en la cordillera. Seguí la huella de otros pioneros... Como la poesía de la Mistral. Ella lo lleva todo por dentro. Me abrió un Chile poderoso. La Mistral obtuvo su premio Nobel porque su voz es absolutamente nueva, viene y está inmersa en la cordillera. Refleja para un artista lo que debe ser su desarrollo".

-La Mistral lo ayudó a encontrar la belleza. ¿A qué belleza se refiere?

"La premio Nobel dice que la belleza es la sombra de Dios sobre el universo. Y en eso estoy inmerso. Si uno se somete a ello, ingresa al mundo de este arte de la mano de un poeta... Es una guía en la montaña, como lo hace el gran guía Virgilio".

-Ese vivir en la montaña marca mucho su arte.

"Vivo hace muchos años metido en la cordillera. Y la Mistral y su poesía son pura cordillera. La cosmovisión andina surge de ese imperio maravilloso, de esa cultura ancestral. La poesía de la Mistral es eso. Ella es la voz de los imperios de la cordillera. Y yo como escultor parto las piedras como lo hacían los quechuas. Así trabajo el volumen. Mis obras en cantería, mis canteros trabajan profundamente imbuidos en la cultura de la piedra.

-En los valles cordilleranos...

"Lo mismo que Mistral, quien escribe desde los valles de Montegrande. Mi obra bebe de ahí. Y además soy guía de cordillera, junto a mi mujer, la artista Angela Leible. Entre el Choapa y el Maule, son 1.000 kilómetros de extensión a tres mil metros de altura. Porque yo no separo la vida y el trabajo. Todas mis esculturas se hacen y surgen allí. Recién hice, por ejemplo, un puente para Toronto (Canadá), pero la idea, las formas, surgen de esta cordillera donde vivo. Como lo hacía la Mistral. Toda su poesía nace de su tierra andina".

"Fiebre arribista de la escena"

-En su discurso de ingreso a la academia también hizo una crítica a una "fiebre arribista" de la escena del arte. ¿En quiénes estaba pensando?

"Lo veo mucho en los jóvenes de ahora. Porque antes eran los maestros quienes formaban a los artistas en el aula, los nombraban ayudantes y así se iban desarrollando en sus carreras. Pero desde hace unos 20 años, en general, son las galerías las que parecieran consagrar a un autor. Esos artistas se han transformado en un personaje en busca de un autor. Ese arribismo es miserable. Veo a esos pobres muchachos haciendo méritos delante de gente que no sabe.

"En mi época empezabas en la universidad, llegabas a Londres. Los artistas consagrados lo eran por razones académicas. Hoy muchos abandonan el arte a los 10 o 20 años después de empezar a trabajar en ello".

-¿Les falta más relación con esa "poesía" a la que se refiere, a una profundidad del espíritu?

"Absolutamente. Falta crecimiento interior. ¡Falta cultura! Los jóvenes deben tener más ansias por ella. Y para mí los grandes guías son los músicos y poetas. El problema es que si no se produce una relación mística con la materialidad, no hay instrumento de búsqueda y no hay obra".

"Nada puede hacer lo que la escultura hace"

-Usted acaba de participar en el simposium de esculturas en mármol en el Parque Providencia. ¿Cómo observa la vigencia de la escultura más genuina en momentos de un fuerte tránsito hacia la instalación?

"Fue muy interesante ese simposium : nos volvimos a instalar en ese importante espacio. Se hicieron obras diversas. Mi sueño es ahora organizar uno internacional y traer a los más importantes del mundo. Obras de Anthony Caro, Richard Deacon, del mismo Richard Long, protagonista del land art , con quien estudié. Y a propósito de ello, le tengo un gran respeto a la instalación. Hay algunas conmovedoras. Lo que sí me preocupa es que hay un arte chatarra, muy comercial, mientras se da un arte verdadero, profundo, que sí abre caminos maravillosos.

"No obstante, pienso que estamos al borde de una explosión de espiritualidad, en medio de la droga o la guerra. Y no me refiero a religiones, sino hacia una revalorización del mundo, de la espiritualidad y la cultura. Una conversión espiritual hacia la cultura. Los artistas somos la gran reserva espiritual de la humanidad, y no podemos dejar de serlo en un mundo que lo tiene todo y nada".

-¿Qué labor debiera tener la academia en esto?

"La veo como un lugar de excelencia. Capaz de permear con cultura popularmente al país, como lo hizo la Mistral. Sus poemas acompañan a lavanderas, a las profesoras rurales".

-¿Qué importancia le da al emplazamiento de la escultura en la ciudad?

"Es fundamental. Porque aunque la escultura puede hacer pocas cosas, nadie ni nada puede hacer lo que esta hace. El espacio urbano yo lo defino en la plaza, y en el centro de la plaza se ubica la escultura".

-Y su escultura llegará también de nuevo a otro país, a la Feria del Libro de Guadalajara, la más importante en su género en Latinoamérica.

"Estamos preparando una enorme exposición para el Palacio de Guadalajara. Voy con 30 obras en acero y piedra, y Ángela participa con cuadros de gran formato. Es un gran desafío. Aunque esto es como la gesta de Amereida que surgió en silencio. Llevó a México obras que son utensilios de confección, instrumentos musicales. La idea es hacer hablar a esos dos grandes imperios -la escultura y poesía- a través de sus objetos, cartas sagradas. Mistral basa sus palabras en objetos duros. Yo hago lo mismo. El día que los objetos pierdan su fuerza, pierde también la palabra. Porque no hay más objeto que la escultura: seres a mitad de camino entre la especie humana y la naturaleza...".

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