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"Flores de papel" y "Noche Mapuche" La dialéctica del invasor

viernes, 20 de octubre de 2017

Andrea Jeftanovic
Teatro
El Mercurio




El teatro no es solo político por su contenido, sino, especialmente, por su forma. Marcelo Leonart ha cultivado en su proyecto escritural, en dramaturgia o en narrativa, una sátira provocadora contra la élite, contra la clase política dirigente y los sectores conservadores (por ejemplo en sus novelas "Lacra" y "La patria"). Las dos obras que se presentan en cartelera subrayan su apuesta artística pues ambos proyectos tienen como denominador común el significado polisémico del invasor en la dramaturgia de Egon Wolff. Porque quizás pocos han reparado en el diálogo intelectual entre el autor de "Flores de papel" y el autor de "Grita", en relación a la crítica a las clases altas y el recurso del "invasor" como detonante político.

La versión que Leonart hace de "Flores de papel", de Egon Wolff, en el Teatro UC, pone en el centro la tensión erótica en la entrañable pareja compuesta por Merluza (Alexis Moreno), miembro del lumpen, y Eva (Mariana Loyola), mujer de clase media. A propósito de un encuentro azaroso, Merluza llega hasta el apartamento de Eva para no salir más. Merluza llega con sus ropas andrajosas y sucias, en contraste con Eva que viste coquetos trajes de dos piezas. Lo que viene a continuación es una relación dialéctica de poder y discurso, con tono irónico y cruel, entre la clase media y la clase baja, en torno a los privilegios, la vida estructurada, el acceso al conocimiento, las expectativas de roles de género. En esa dialéctica está la ansiedad, el miedo, la culpa, la soledad, la intimidación; conversación que interpretan con ímpetu estos dos actores, creando un campo magnético de atracción y repulsión acompañado por una banda sonora de lujo. Merluza se inicia con parlamentos mínimos frente a una desenvuelta Eva para, luego, invertirse y terminar con un Merluza verborreico, culto, y una Eva empequeñecida en su rol de novia ansiosa. Para llegar hasta ese momento el talento de hacer flores de papel, de él, ha sido una fuerza de destrucción y creación de un nuevo orden que toma forma en el trabajo eficaz de Andrés Poirot, en iluminación, y Catalina Devia, en el diseño escenográfico.

Leonart ha sabido leer el entrelíneas, el desafío de poder establecer una comunicación auténtica, la fragilidad de la clase media y la necesidad de Eva de despojarse de sus prejuicios y dependencias materiales, para empezar de nuevo, casi desnuda. Al mismo tiempo, la tensión erótica que va acumulándose estalla fuera del departamento burgués, en ese río que se imagina como nuevo territorio.

Más allá, en la sala N2 del GAM, se puede continuar el diálogo que nos propone este autor con su obra "Noche Mapuche", cuya trama se inicia con un pareja de clase alta que ríe a carcajadas a propósito de la aventura de iniciación sexual de la dueña de casa (Nona Fernández), con un trabajador mapuche en el fundo de su padre. La azuzan a contar los detalles, su marido, Pablo Schwarz, y un pareja de amigos, Daniel Alcaíno y Roxana Naranjo, en un rol hilarante donde se escapan expresiones xenófobas de alto calibre. Pero todo se va enrareciendo, se suma una dupla de jóvenes misteriosos (Caro Quito y Felipe Zepeda), y en conjunto se convierten en un grupo de intrusos que usando el lenguaje delirante, a veces onírico, cuestionan los supuestos de los grupos de poder y sus mecanismos de represión. Un cierre de cortinas basta para trasladarnos a un bosque en La Araucanía o a una pradera habitada por indios sioux, o a plantaciones con esclavos afroamericanos.

El elenco se luce en su capacidad de bailar, transformarse y seguir esta propuesta radical con tintes de fiesta dionisiaca, de pesadilla histórica. En la última escena, el ruido crepitante de las llamas y varios bidones de parafina muestran, de modo provocador, que en el espiral crónico de violencia todos nos deformamos. Leonart pone el dedo en la llaga en temas complejos como los límites de la lucha desde la resistencia, el peso relativo de las víctimas en un conflicto, la asimetría en los medios de lucha. El invasor y el invadido adscritos a la perniciosa dialéctica del amo y el esclavo. El escándalo no por el escándalo sino como provocación, como proyecto político.

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