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Investigadores hallaron que el ligustro, el pitosporo y el laurel en flor pueden retener nanopartículas nocivas para la salud. Aumentar su plantación, aseguran, podría mitigar hasta en un 20% la polución atmosférica.

Tres tipos de árboles comunes en Chile son capaces de absorber la contaminación

jueves, 19 de octubre de 2017

JANINA MARCANO FERMÍN
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio




Sergio Castro, científico del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y Nanotecnología (Cedenna), se hizo una pregunta hace tres años: ¿En qué contribuyen las plantas que hay en Santiago a reducir la contaminación de la atmósfera?

Junto a su equipo, Castro inició un estudio con el que ahora logró comprobar que el ligustro, el pitosporo y el laurel en flor, tres especies ornamentales, pueden retener en sus hojas las partículas que se acumulan en la atmósfera producto de la contaminación.

"Las tres están distribuidas en Santiago y mantienen sus hojas durante los meses fríos, que son los más críticos del año", explica Castro.

El estudio arrojó que estos tres tipos de plantas pueden retener, incluso, un tipo de nanopartículas llamadas MP 0,1 que, debido a su tamaño, logran entrar al organismo a través de los alvéolos pulmonares y se quedan allí.

"A diferencia de las partículas más conocidas, como las MP 10 y MP 2,5, que se ubican en las fosas nasales o caen al suelo por la gravedad, estas quedan en suspensión", explica.

Según los resultados de la investigación, cada especie es capaz de retener diferentes cantidades de material, que van de entre 3,9 y 8,2 g/m {+2} , para el ligustro y el pitosporo, respectivamente. El Laurel en flor mostró valores intermedios de retención. Bajo el supuesto de que Santiago estuviera cubierto por estas tres especies, dice Castro, la capacidad de retención diaria de partículas sería de entre seis y 13 toneladas. En términos de reducir la contaminación, su efecto podría estar entre el 10% y el 20%.

Cambiar la vegetación

"Es un hallazgo importante", afirma el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena. "Hasta ahora se consideraba que la vegetación era capaz de reducir el polvo, por tanto, es una buena noticia saber que también absorbe la contaminación ultrafina y fina", agrega.

Antes de iniciar la investigación, Castro realizó un muestreo de la flora local, el cual arrojó que solo el 35% de las plantas que hay en Santiago es perenne, o sea, que retienen sus hojas durante el invierno.

El profesor de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Manuel Rodríguez, opina que plantar más especies que sí puedan hacerlo es especialmente necesario, si se piensa que las MP 0,1 no están reguladas por la norma chilena. "Esto permitiría controlar partículas cuyos efectos no estamos midiendo", advierte. Se refiere al Sistema de Información Nacional de Calidad del Aire (Sinca), el cual solo evalúa concentraciones de partículas MP 10 y MP 2,5.

"Es porque no hay censores en Chile que logren detectarlas", aclara Sergio Castro, quien agrega que "es necesario recambiar la vegetación en Santiago, seleccionando especies más eficientes".

Sobre este punto, el ministro Mena cree que el hallazgo "nos permite pensar en diseñar mejores políticas públicas y justifica una mayor vegetación circundante en zonas que tengan alta densidad vehicular, lo que también suma otras razones por las cuales tener más vegetación en las ciudades de Chile".

Uso de nanotecnología

Para responder su pregunta inicial, los científicos visitaron distintos lugares de la capital, recolectaron hojas de las tres especies y las llevaron al laboratorio. Allí, las lavaron para obtener las partículas que quedaron en la superficie de las hojas y se apoyaron en el uso de la nanotecnología para observar las más pequeñas.

"En el caso de las nanopartículas, utilizamos un microscopio llamado SEM, el cual permite ver material no perceptible al ojo humano, cuenta Castro.

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