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Cambios en la composición del mercado laboral:

Mayores de 60 retrasan jubilación por bajas pensiones y jóvenes se restan por más años de estudio

domingo, 24 de septiembre de 2017

Pablo Obregón Castro
Economía y Negocios Domingo
El Mercurio

En el segmento de trabajadores de entre 60 y 64 años de edad, la tasa de participación aumentó diez puntos porcentuales entre 2010 y 2017, y en el grupo de 65 a 69 años, subió 7,5 puntos. En el grupo de entre 15 y 19 años, en cambio, la participación cayó más de cinco puntos, y entre 20 y 24 años, cayó cuatro puntos.



El envejecimiento de la población chilena es uno de los más rápidos y agudos de América Latina.

Esto, al grado que hacia 2050, el país podría alcanzar niveles de envejecimiento similares a los que hoy padecen países como Alemania, donde el problema es tan severo que ni los 11 millones de inmigrantes (que representan el 13,3% de la población total) han logrado detener esa tendencia.

¿Qué hay con eso? Que el mercado laboral ha resentido ese proceso, situación que comienza a observarse con claridad en las cifras del INE, con un marcado aumento de la participación laboral de los mayores de 60 años y un retroceso ostensible de los más jóvenes. Esto, incluso considerando la presencia de, al menos, 315 mil trabajadores migrantes formales que cotizan en el sistema de pensiones.

Los fondos previsionales deben distribuirse en un número mayor de años

El proceso de envejecimiento de la fuerza de trabajo no solo responde a las transformaciones demográficas generales, sino también a situaciones económicas más acotadas: primero, a que las personas están postergando su edad de jubilación a causa de las bajas pensiones y, dos, a que los jóvenes están retrasando su ingreso al mercado laboral (o retirándose temporalmente), ya sea por escasez de plazas de trabajo atractivas o porque durante los últimos años han aumentado las oportunidades de seguir estudios superiores.

Si se compara el trimestre mayo-julio de 2010 con el mismo período de 2017, se observa que la tasa de participación laboral (personas que trabajan o que buscan empleo) se movió levemente, pasando de 58,3% a 59,5%.

Mientras, en el segmento de trabajadores de entre 60 y 64 años de edad, la tasa de participación aumentó diez puntos porcentuales en ese mismo período, pasando de 51,9% a 61,9%. Y en el grupo de entre 65 y 69 años, la participación subió 7,5 puntos, pasando de de 34,5% a 42%. Incluso en el segmento de los mayores de 70 años hubo un aumento de 2,8 puntos, pasando de 13,6% a 16,4% en siete años.

Para el analista de Clapes UC Juan Bravo, el aumento de la longevidad y la mayor expectativa de vida sana, sumados a que los fondos previsionales acumulados deben distribuirse en un número mayor de años, ha tendido a reducir las pensiones y a desalentar la decisión de jubilar.

"Hay una baja importante en los ingresos al retirarse, por lo que muchos optan por seguir trabajando", afirma.

Las cifras disponibles ratifican claramente esa tesis: según la encuesta Desuc, de la Dirección de Estudios Sociales de la UC, el 42% de los pensionados de 65 años y más que sigue trabajando lo hace por razones económicas (el dinero no le alcanza) y el 46% lo hace tanto por razones económicas como por gusto o para mantenerse activo.

Un tercio de los trabajadores con educación superior completa está subempleado por competencias

Junto con el aumento de trabajadores mayores de sesenta años, se observa una disminución de los jóvenes en el mercado laboral: en el segmento de entre 15 y 19 años de edad, la tasa de participación cayó más de cinco puntos porcentuales en siete años, pasando de 17,6% a 12,4%. Mientras, en el segmento de entre 20 y 24 años, la participación cayó cuatro puntos porcentuales, desde 56,5% a 52,4%.

"Esto no necesariamente es negativo", afirma Bravo, quien cree que la menor participación laboral de los jóvenes responde, en parte, a que esas personas han optado por estudiar. "Hay un cambio de composición hacia un mayor porcentaje de inactivos y menor porcentaje de la población joven participando del mercado laboral, pero que se están restando temporalmente para invertir en capital humano", agrega el académico.

Desde la perspectiva del derecho laboral, el socio principal de García Magliona, Esteban García Nadal, no cree que la legislación laboral esté detrás de este fenómeno (tesis generalmente esgrimida para explicar la baja presencia de jóvenes trabajando). A su juicio, la caída se debe principalmente a la preeminencia que los jóvenes están dando a los estudios. Esto, "sin perjuicio de otros factores que más bien pertenecen al campo de la sociología, como que los jóvenes se están independizando a una edad más tardía", dice.

La mayor formación académica, en tanto, también tiene un correlato negativo: el mercado laboral no está mostrando capacidad para ofrecer a esos jóvenes un trabajo acorde con el nivel de calificación que han alcanzado.

Casi un tercio de los trabajadores con educación superior completa está subempleado por competencias, es decir, trabajan en empleos que no requieren las calificaciones que ellos poseen, agrega Bravo.

Además, las mayores tasas de desocupación se presentan, precisamente, entre los menores de 29 años.

Esta situación se ha tornado crónica en países que, en el pasado, presentaron síntomas parecidos al que comienza mostrar Chile. Por ejemplo, España.

Un estudio del Foro Económico Mundial publicado en 2016 caracterizó al mercado laboral español como una mezcla entre alta alfabetización, amplia cobertura de la educación universitaria y baja participación de la población en la fuerza laboral, con una escasa oferta de puestos de trabajo calificados. Hoy, esa economía ocupa la segunda posición entre los países de la Unión Europea con mayor proporción de trabajadores subempleados, solo superada por Chipre, según la oficina de estadística comunitaria Eurostat.

Carreras técnicas deberían tener mayor preponderancia

¿Qué está detrás de este fenómeno en el caso de Chile? Según Cecilia Cifuentes, profesora del ESE Business School de la Universidad de los Andes, este fenómeno se explica por la desaceleración económica y, segundo, por la composición del sistema educacional. Por ejemplo, que el porcentaje de ocupados con estudios universitarios sea mayor que de estudios técnicos, siendo que por la estructura productiva del país debería ser a la inversa.

"Una forma de corregir el problema de subempleo es que las políticas de educación den mayor preponderancia a las carreras técnicas, y menos a las universitarias. Debería además haber mayor coordinación entre las políticas de educación y capacitación y las empresas, de tal forma de coordinar mejor las necesidades de los demandantes de trabajadores y la oferta a los estudiantes", afirma Cecilia Cifuentes.

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